Estación Atacama UC: Un referente en el estudio de la niebla
Un mapa de niebla y estudios respecto de la composición de este recurso, que podría convertirse en una relevante fuente de agua dulce, son algunos de los avances que se están desarrollando en esta estación ubicada a 70 km al sur de Iquique. Asimismo, es una importante plataforma de formación de estudiantes, sumándose a la pasantía de investigación en terreno para pregrado, impulsada por la Dirección de Investigación.
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Estábamos llegando a la Estación Atacama UC en Alto Patache, a unos 70 km al sur de Iquique, cuando vimos aparecer entre medio de los cerros unas nubes asomándose desde la costa. Al principio, tímidamente, para luego cubrir por completo todo el lugar. Ni siquiera los domos, que acogen a investigadores y estudiantes, podían distinguirse a unos metros de distancia. La neblina era tan densa que mojaba todo.
Entonces el “atrapanieblas” comenzó a hacer su trabajo: dotado de una malla raschel, empezó lentamente a “atrapar” las gotas de la neblina, las que se fueron acumulando en una canaleta, para luego pasar a unos estanques a través de una cañería. Al día se pueden llegar a acumular 224 litros en promedio (en Chile, el consumo promedio per cápita es de 200 litros diarios).
De esta forma la estación, situada en un “oasis de niebla”, se ha transformado en un lugar privilegiado para el estudio de este recurso hídrico, como una fuente sustentable de agua dulce, en una región donde las precipitaciones en todo el año alcanzan apenas los 0,2 mm en promedio -muy por debajo de los 300 mm que caen en Santiago y qué decir de los 1.000 en Temuco-. Lo que cobra mayor relevancia aún frente a la sequía que viene experimentando desde hace años el país.
La estación, además, cuenta con una serie de instrumentos, tales como una red de neblinómetros, que ha permitido contar con una medición continua de agua desde 1997, entregando información muy relevante sobre su distribución espacial, frecuencia anual y comportamiento diario. También hay un conjunto de estaciones metereológicas, muchas de ellas asociadas a radiómetros, registrando datos respecto de los niveles de radiación solar y su posible aprovechamiento como recurso energético; y un sismógrafo, conectado a la red sísmica nacional.
Todo ello hace que la estación sea una base ideal para la investigación, tanto por su equipamiento como por su ubicación. “El encontrarnos en un lugar alejado del centro del país, en pleno desierto de Atacama, hiper árido, nos posiciona frente a preguntas de investigación nuevas, donde en general hay mucho por hacer”, afirma su director, el profesor del Instituto de Geografía, Pablo Osses.
Por otra parte, como agrega Constanza Vargas, coordinadora de la estación y estudiante de segundo año del Doctorado en Geografía, "la biodiversidad que podemos encontrar acá no está en todo el borde costero, sino que son ciertas zonas con determinados relieves y alturas en la cordillera de la costa, que permiten formaciones vegetacionales asociados a pequeños organismos. Si vemos a nuestro alrededor, es solo desierto, no hay vida, pero en estas pequeñas zonas costeras, producto del agua de la niebla, podemos ver una gran cantidad de organismos endémicos. Lo que vemos acá no está en ninguna otra parte, por eso es tan importante la conservación".
Estudiantes en terreno
La Estación Atacama UC también es una importante plataforma para la formación de estudiantes. Así es como en enero recién pasado -y gracias a que las condiciones sanitarias lo permitieron- un grupo de estudiantes de Geografía y College, participaron en una pasantía de investigación de pregrado en verano.
La actividad fue impulsada por la Dirección de Investigación. Como cuenta su directora, María Elena Boisier: “Más allá del concurso de investigación en pregrado de invierno y verano que promovemos todos los años, queremos que las alumnas y alumnos puedan tener una experiencia de investigación en el territorio. Por eso incorporamos a la Red de Centros y Estaciones Regionales UC, con la posibilidad de recibir estudiantes en el verano para hacer una breve pasantía. Además de la Estación Atacama, la iniciativa se realizó en Senda Darwin, en Chiloé, y Cebima, en Punta Arenas, destacando especialmente la participación de estudiantes de College”.
Como cuenta el profesor Pablo Osses, la experiencia “fue bien notable. Estudiantes de distintas disciplinas estuvieron por un periodo de casi dos semanas, aprendiendo distintas labores de investigación de campo, tales como preparar e instalar un instrumento, ver y analizar los datos, resolver problemas prácticos y logísticos, así como también la discusión de la investigación en un grupo interdisciplinario, lo que es de gran riqueza”.
Uno de los participantes fue el alumno de quinto año de Geografía, Klaus Keim, quien durante 2021 desarrolló su trabajo de seminario sobre un cactus que solo crece en esta zona, de manera online debido a la pandemia. “He aprendido bastante sobre cómo funciona este ecosistema de niebla y acercarme a mi tema de estudio. A través de imágenes veía todo desde una escala muy distinta, pero al estar acá, uno toma la dimensión real del territorio en que uno se encuentra”, dice. “He podido aprender también sobre el trabajo en terreno, cómo hay que prepararse y todo lo que conlleva”, agrega.
Para su compañero Nicolás Valdivia, la experiencia en terreno es vital, especialmente para una carrera como Geografía. Lo suyo es la tecnología y durante la estadía en la estación estuvo apoyando en el levantamiento de imágenes con dron y explorando su potencial a través del uso de softwares. “Soy parte de un equipo de ayudantes de investigación y estamos apoyando en el proceso de descarga de imágenes satelitales para elaborar un mapa de niebla”, añade.
Como cuenta Antonia Briones, también alumna de quinto año de Geografía: “Me motivé a venir porque pensé que podía ser una buena experiencia trabajar con los ‘profes’, estar en terreno, venir al desierto y trabajar en temas de niebla. Me parece que es una experiencia de crecimiento personal y profesional”.
Para Jorge Herrera, estudiante de College, esta fue una oportunidad única para complementar su formación de major en Geografía. “Hemos podido ver todo el entorno geográfico que rodea la estación de campo, para observar también el entorno humano y la ecología, que son aspectos que me interesan ahondar en mi desarrollo profesional. Hemos tenido bastante espacio para recorrer la estación, conocer lo que aquí se hace, y aventurarnos hacia otras partes un poquito más lejanas para aprender de la cultura y los habitantes de la región”, cuenta.
Mapa de niebla
Construir y ampliar una red meteorológica de primer nivel ha sido una de las iniciativas a largo plazo que se han desarrollado desde la Estación Atacama UC. Como cuenta el profesor de Geografía UC, Camilo del Río: “Son ocho estaciones las que tenemos instaladas en distintos puntos a lo largo del territorio, que nos permiten mejorar nuestro entendimiento tanto de la climatología y la meteorología de niebla, como la interacción de la niebla con el ecosistema. Esto nos da muy buenos datos, de mucha confianza, que requieren de mucho esfuerzo y en donde la Estación Atacama UC juega un rol fundamental. Es una plataforma para poder operar y mantener toda esta red”.
La red cubre desde prácticamente el nivel del mar hasta una altura de 1350 m, que es el rango en donde mayoritariamente hay presencia de niebla. Esto permite el monitoreo de variables atmosféricas y ecológicas, además de mediciones de agua de niebla. “Todo esto nos ha permitido mejorar nuestro entendimiento de los eventos de niebla e ir mejorando nuestro conocimiento en cuanto a las interacciones atmósfera-biósfera, es decir, aportes hídricos de aportes de agua y nutrientes desde la niebla hacia los ecosistemas: cómo es la variabilidad en el espacio, en el tiempo, tanto a una escala regional como a una más local”, explica el también investigador del Centro UC Desierto de Atacama.
Esta red es fruto del trabajo conjunto con la Universidad de Heidelberg, Alemania, pero también ha ido generando el interés de distintos grupos de investigación, en diversas áreas del conocimiento. Varios de sus avances han sido publicados en revistas internacionales, como la Revista Plant Systematics and Evolution, en la colección “Living at its dry limits - Tillandsiales in the Atacama Desert” (2021).
El monitoreo permite entender y comparar distintos ambientes. “Esto implica un esfuerzo grande de instalar nuevos neblinómetros y estaciones meteorológicas en distintos ecosistemas y lugares icónicos de presencia de niebla a lo largo de nuestro territorio: el Parque Nacional Pan de Azúcar, Parque Nacional Fray Jorge, el cerro Santa Inés en Pichidangui y el Parque El Boldo en Zapallar, entre otros”, cuenta el profesor del Río. Lo anterior permite “ver cómo a lo largo de nuestro territorio varían los ciclos estacionales y diarios de la niebla, las variaciones en la cantidad de agua, y cómo interactúa con distintos ecosistemas y sus implicancias”.
El gran objetivo es elaborar el primer mapa de niebla del país. “Esperamos prontamente poder ponerlo a disposición de las comunidades y público en general”, afirma el investigador. “Por una parte, tendrá gran utilidad para definir dónde hay mayores potenciales de recolección de agua de niebla para el consumo humano, lo que es de gran valor; pero también es de interés para ecólogos, para conocer los aportes de agua en los ecosistemas o en temas de reforestación, entre otros. Hay distintas aplicaciones y potencialidades de uso de esta agua, pero también insisto en el interés de entender la meteorología y la climatología de este fenómeno”, agrega.
Los secretos de la neblina
Al caminar por el sendero que recorre la estación, de pronto llaman la atención dos “mini” atrapanieblas, uno al lado del otro y ambos con un espacio delimitado tras ellos. Uno de los espacios es completamente árido, mientras que en el otro aparecen algunos líquenes. Al preguntar qué es, la coordinadora de la estación, Constanza Vargas, me explica que “ese es el experimento del profesor Alfaro”.
Doctor en Ciencias Biológicas UC con mención en Ecología y actual académico de la Universidad Mayor, Fernando Alfaro lleva bastante tiempo investigando y colaborando en la Estación Atacama UC. “Este experimento es una iniciativa que forma parte de nuestro proyecto Fondecyt, y que intenta explicar el rol de la neblina sobre la generación de biodiversidad y de múltiples procesos ecosistémicos en el desierto de Atacama”, explica el investigador. “Este es un ecosistema muy frágil, donde la neblina es un factor crítico”, añade. Gracias a los experimentos que también se están realizando en los parques nacionales Pan de Azúcar y Fray Jorge, se está buscando cuantificar la importancia de la neblina y la lluvia en los ecosistemas.
Otra línea de investigación -en conjunto con los profesores Pablo Osses y Juan Luis García, director del Centro del Desierto de Atacama UC- es estudiar la química de la niebla, “que se conoce muy poco. Uno tiene la percepción que la neblina trae solo agua, pero en realidad viene cargada de muchos elementos, es como un fertilizante natural de los suelos del desierto gracias a que contiene elementos como nitrógeno y fósforo, que permite que ciertas comunidades de organismos se puedan desarrollar”, explica Fernando Alfaro.
“La neblina es el vínculo entre el océano y el continente, por lo que quizá todo lo que vayas echando al mar en términos de contaminación, el océano te lo puede devolver a través de la neblina. De ese modo empezamos a monitorear la presencia de algunos metales, como cromo o mercurio, o por ejemplo algunos elementos naturales que están en la neblina y que son de gran importancia para el desierto de Atacama, como el yodo. Y la sorpresa es que, ¡la neblina está llena de estos elementos!”, añade.
Y como concluye el profesor Alfaro: “La Estación Atacama UC es un sitio crítico para la investigación en Chile, porque tiene un registro de más de 20 años de la neblina y tenemos todas las condiciones para hacer estudios a largo plazo”.
Mapa elaborado por Nicole Saffie con Google Maps.
En 2007, el Ministerio de Bienes Nacionales le entregó en concesión a la UC un terreno de 1.114 hectáreas por un periodo de 25 años en Alto Patache, en la región de Tarapacá, para labores de investigación, docencia y conservación. Así nació la Estación Atacama UC, parte del Centro UC del Desierto de Atacama, gracias a un esfuerzo conjunto de las facultades de Historia, Geografía y Ciencia Política; Ciencias Biológicas, Ingeniería; Arquitectura, Diseño y Estudios Urbanos; y Agronomía e Ingeniería Forestal. Asimismo, es parte de la Red de Centros y Estaciones Regionales – RCER UC.