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Entrevista

Loreto Valenzuela: «Privilegiaremos el impacto y la calidad sobre la cantidad»


La primera decana de la Facultad de Ingeniería se propone para el período 2022-2026 impulsar la interdisciplina, el trabajo colaborativo e incentivar que más mujeres sigan la carrera académica en la UC. El siguiente es un artículo de la última edición del periódico Visión UC.

Cuando era pequeña, Loreto Valenzuela Roediger cuenta que jugaba a ser profesora, ingeniera, doctora y científica. “Y, en rigor, hoy soy las cuatro”, dice y ríe. Habría que agregar que recientemente se convirtió en la primera mujer en asumir como decana de la Facultad de Ingeniería de la UC en sus 130 años de historia.

En su currículum se suma, además, el hecho de ser profesora de Ingeniería Química y Bioprocesos, haber sido directora de College UC y también incluida en el listado de 100 Mujeres Líderes de Chile en 2019. En el ámbito de la innovación, lidera el equipo que desarrolló FishExtend, una tecnología reconocida internacionalmente que permite alargar la vida útil de pescados a través de ingredientes naturales. 

Criada en una familia de ingenieros -tanto su padre como su madre estudiaron la carrera- la elección parecía bien lógica tras dar la prueba de aptitud académica. Pero ella también tenía otras inquietudes. Entre los seis y los 18 años tomó clases de piano, destacando su gusto por compositores como Beethoven, Chopin y Mozart. Hasta el día de hoy se sienta en su casa a tocar, momento que requiere de silencio y concentración. “Tocar música implica una conexión física, uno vibra con la música, te mueve el cuerpo. Tiene harto de meditación, como que fuera un mantra que se repite”, cuenta. El teatro fue otra opción que evaluó antes de inclinarse definitivamente por la ingeniería. Junto a otros estudiantes formó parte de la compañía Cuarto Creciente, que ensayaba en las Aulas Lassen en el Campus San Joaquín. Mónica Carrasco y Jorge Gajardo -reconocidos por la serie Los Venegas- fueron sus maestros.

Proveniente de Rancagua, Loreto Valenzuela ingresó a la UC en 1995, tras haber obtenido 806 puntos en la prueba de Matemáticas (solo omitió una pregunta). El cambio no fue menor, de un curso de 16 alumnos en su colegio pasó a tener 450 compañeros de generación. La experiencia de vivir lejos de sus padres le implicó madurar y también forjar carácter, para así ocuparse de los aspectos domésticos y logísticos de Santiago.

“Los grandes problemas de la sociedad no se van a resolver con personas todas iguales, requieren de miradas diferentes, y esto no solo implica solucionar los desafíos más rápido, sino que mejor, porque el impacto de la ingeniería es social” - Loreto Valenzuela, decana Facultad de Ingeniería

Becada por la división El Teniente, donde trabajaba su padre, logró ahorrar lo suficiente en esa época para comprarse un automóvil Kia Pop y viajar a Estados Unidos. 

Recuerda que en esa época sólo un 13% de quienes estudiaban ingeniería en la UC eran mujeres (un 87% eran hombres). Asimismo, las profesoras de las asignaturas eran contadas con los dedos de una mano, generalmente provenían de otras carreras. Si bien actualmente el número de alumnas de la facultad se han incrementado -constituyen cerca de un tercio del estamento estudiantil- la nueva decana destaca como un reto importante promover que más mujeres se interesen por seguir la carrera académica. Actualmente se produce lo que denomina el efecto tijera. “En la medida que vas avanzando en la carrera, la brecha entre hombres y mujeres se va aumentando. Si bien hay cerca de un 30% de estudiantes mujeres, las profesoras son sólo un 13% y necesitamos incrementar el número que se interese por realizar estudios de postgrado”, comenta. Para revertir esta tendencia, la decana afirma que es clave promover modelos y programas como “Mujeres Ingeniería UC”. “Resulta importante poder constatar que otras mujeres lo han hecho, que les va bien como académicas o profesionales, y que no tuvieron que sacrificar su vida por ejercer un cargo”, dice y agrega que también se debe fortalecer el trabajo en red y las mentorías, en las que personas con mayor trayectoria pueden ayudar a mujeres que están iniciándose en un ámbito determinado.

Ella menciona que en Europa y en Estados Unidos se han adoptado medidas adicionales para ayudar a la inserción de la mujer, como por ejemplo, favorecer la participación de académicas que son madres de niños pequeños en seminarios a través de la contratación de personas que puedan cuidar a los menores. Loreto Valenzuela recuerda una visita que hizo a Boston en 2010 junto a otros cuatro académicos hombres de la UC. Para abaratar costos en hotelería, ellos decidieron compartir habitaciones, algo que ella no pudo hacer. Al regreso ella levantó el tema y se acordó cambiar las reglas para que se considerara el costo de alojamiento en los viajes y el viático quedara sólo para la alimentación.   

La decana conoce bien el país norteamericano. Tras titularse como ingeniera civil industrial de profesión, cursó un doctorado en Ingeniería biomédica de la Universidad de Rutgers. En un ambiente muy cosmopolita y con compañeros de diversos lugares del mundo, la experiencia le permitió no sólo desarrollarse académicamente, sino que también generar amistades y redes con personas de otras culturas. Al regresar a Santiago, volvió a la facultad para desempeñarse como académica, rol que valora profundamente, como la cercanía que logra con los estudiantes, la libertad académica, la posibilidad de investigar y autogestionar su tiempo y proyectos. “Uno sabe que debe postular a fondos, pero uno decide en qué ámbitos, está la sensación de que uno es su propio jefe”, dice.

Los retos de una facultad

En la Facultad de Ingeniería hay actualmente cerca de 180 académicos. “Son 180 universos diferentes, cada uno está involucrado en distintos proyectos, investigaciones, redes e iniciativas”, comenta Loreto Valenzuela, quien añade que le resulta primordial poder conocer en esta primera etapa el trabajo de quienes forman parte de la unidad académica. Durante la campaña de elección de la nueva jefatura de la facultad y el proceso del comité de búsqueda apareció como uno de los temas relevantes el agobio por la cantidad de asuntos que deben atender quienes forman parte del cuerpo académico. “Hay una sensación de que nunca es suficiente, que siempre hay más cosas por hacer y de que todos tenemos que hacer todo”, dice. Por eso, uno de los objetivos que se ha fijado Loreto Valenzuela es precisamente atender este desafío. El decano Juan Carlos de la Llera implementó el programa Care, centrado en el bienestar y en el desarrollo de las personas.  

“La institución es tan diversa que podemos organizarnos para que no sea necesario que todos hagamos todo, es importante fomentar la colaboración y romper paradigmas más individualistas”, sostiene Loreto Valenzuela. Añade que actualmente los indicadores e incentivos son más bien individuales, por lo que será importante identificar vías más formales para promover el trabajo conjunto y en equipo en los los sistemas de evaluación y de estímulo económico. “Necesitamos privilegiar el impacto y la calidad, sobre la cantidad”, afirma.

Durante el período más álgido de la pandemia, la Facultad de Ingeniería desplegó a través de distintas iniciativas y soluciones, entre los que destacaron ventiladores mécanicos, cámaras de aislación para pacientes graves, dispositivos con luz UV para degradar el Covid-19, mascarillas de protección reciclables, kit olfativos para la detección rápida del virus, entre otros. Según resalta Loreto Valenzuela, la crisis sanitaria puso en valor la relevancia del trabajo interdisciplinario, en la que se consideraron variables como la salud, la economía, entre muchos otros. Se trata de un enfoque que ella pretende profundizar durante los próximos cuatro años (2022-2026).

Explica que actualmente no se le saca partido al trabajo de aquellos académicos que mediante la modalidad de las vacantes compartidas trabajan en dos unidades.  

“Tenemos actualmente muchos profesores con vacantes compartidas y no se aprovecha el hecho de que podría haber interacciones mucho más fuerte entre las unidades académicas”, señala. La decana cuenta que es probable que próximamente se fomente esta modalidad en las futuras contrataciones, por lo cual se requiere idear fórmulas para que dichas personas se sientan conformes de estar en una posición intermedia y no conflictuadas por reportar a dos jefaturas.    

“La interdisciplina conviene mucho promoverla, al igual que la diversidad. Hoy sabemos que los grandes problemas de la sociedad no se van a resolver con personas todas iguales, requieren de miradas diferentes, y esto no sólo implica solucionar los desafíos más rápido, sino que mejor, porque el impacto de la ingeniería es social”, concluye. En su propio emprendimiento -FishExtend- Loreto Valenzuela ha trabajado con biólogos, químicos, agrónomos y también profesionales del marketing y la comunicación.
 


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