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Una reflexión semanal

Con sus vacunas, la ciencia permite reencontrarnos


Foto de Alexis Kalergis
Profesor Facultad Ciencias Biológicas y director IMII
"La ciencia ha realizado un logro inédito en la historia de la humanidad: en menos de un año de su aparición se desarrollaron vacunas para combatir una pandemia. Sin el sentido de la solidaridad, este gran logro científico no podría cumplir su objetivo."

Una amplia encuesta de Wellcome Trust —aplicada a cientos de miles de personas en más de 100 países, incluyendo a Chile— reveló que, durante la pandemia, la confianza ciudadana en la ciencia y las/os científicas/os había aumentado. Esta observación es reflejo de la esencia de la ciencia, es decir, su esfuerzo para comprender la naturaleza, incluido al ser humano, al servicio de las personas y la comunidad, contribuyendo a su bienestar. Este concepto ha sido elaborado y analizado transversalmente por la filosofía, en el que convergen variadas ideologías, así como líneas de pensamiento religiosas y laicas.

En búsqueda de respuestas a preguntas inspiradas por la curiosidad o una determinada misión, la ciencia convoca, tiende puentes, derriba barreras y cruza fronteras. Es una labor social que requiere conversar, vincularse, confiar y validarse entre pares, con una comunicación clara y transparente hacia toda la comunidad. Una ciencia que no se comunica existe solo en ámbitos muy limitados y con un impacto más bien invisible. Por el contrario, la excelencia científica es naturalmente compatible con el aporte al bienestar y su visibilidad social.

Una mejor comprensión de la naturaleza y el desarrollo de nuevas tecnologías son impactos concretos y relevantes de la ciencia a la humanidad, pasando por el fundamental aporte a la formación de jóvenes y su inherente labor educativa. La ciencia nos entrega certezas, certidumbres y confianzas, resuelve inquietudes y despeja las dudas. Nos propone caminos y rutas con senderos claros e iluminados para el transitar de la humanidad.

Esta realidad se ha hecho patente durante la dura pandemia que nos ha tocado vivir, en que contrasta la invisibilidad de ese ser microscópico que es el coronavirus con la inmensidad del daño que ha causado a la humanidad, golpeándola no solo a nivel de la salud, sino también en la educación, la convivencia social, la recreación, el deporte, la economía, etc. Desde temprano, gracias a un trabajo solidario y colaborativo a nivel mundial, la ciencia logró caracterizar al agente causante de la enfermedad —un virus denominado SARS-CoV-2— y dio a conocer el material genético de este microbio. Esta información permitió diseñar estrategias para el diagnóstico y la formulación de los primeros fármacos y antivirales.(...)


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