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Un espía en el amanecer cósmico


Foto de Patricia Tissera
Profesora Instituto Física
Casi 30 años de arduo trabajo de un equipo multidisciplinario y multinacional -y unos 10 mil millones de dólares-, permitieron colocar exitosamente al Telescopio Espacial James Webb (JWST) en órbita, a 1.5 millones de kilómetros de la Tierra, con sofisticados instrumentos que necesitan operar a una temperatura inferior a - 217 grados Celsius, una obra de astro-ingeniería colosal, diseñada para estudiar el amanecer cósmico y que está cumpliendo con creces las expectativas.

La puesta en marcha del más grande y costoso telescopio construido hasta la fecha, abre una nueva ventana por la cual podemos espiar el nacimiento de las primeras estrellas y galaxias. Y efectivamente, una plétora de galaxias candidatas tempranas han sido ya anunciadas.

En las dos últimas semanas, diferentes grupos de astrónomos han informado la detección de las primeras candidatas a galaxias tempranas en el universo muy joven, con no más del 1-3% de su edad actual.

Estas galaxias pueden considerarse bebés ya que se encuentran formando activamente estrellas y contienen poco más que decenas de millones, mientras que las galaxias actuales, como la Vía Láctea, albergan cientos de miles de millones de estrellas. Esta información, que será chequeada y validada por nuevos resultados del JWST y de otros telescopios, se convertirá en un insumo fundamental para probar los modelos teóricos de formación del universo. Por ello, este ciclo de preguntas, respuestas, consecuencias y resultados, basados en lo que observamos con diferentes instrumentos y telescopios, es un ciclo virtuoso que nos encamina paso a paso a entender cómo se formaron las galaxias.

Aprendemos de nuestro universo analizando la radiación, la luz, originada en las estrellas, que viaja hasta nosotros atravesando el espacio. Pero ¿qué es la radiación? es energía en diferentes frecuencias que forma lo que llamamos el espectro electromagnético. Las más familiares son aquellas que el ojo humano es capaz de percibir, y que asociamos a colores, rojo, azul, verde. Junto a las que no podemos ver a simple vista y observamos con instrumentos en espectros como rayos X, ondas de radio milimétrica y submilimétrica, infrarrojo, y otras, aportan información complementaria para estudiar el universo. (...)


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