Amoníaco verde: la nueva frontera científica que impulsa la UC para un Chile sostenible

El amoníaco verde es una de las soluciones más prometedoras para avanzar hacia una economía baja en carbono. Como derivado del hidrógeno verde, permite almacenar y transportar grandes cantidades de energía sin emitir CO₂, lo que lo convierte en un vector energético: una sustancia capaz de llevar o transferir energía desde su fuente de producción hasta los lugares donde se utiliza, como fábricas, barcos o plantas eléctricas.

Es además un vector de desarrollo para la Facultad de Química y de Farmacia de la Universidad Católica, que acaba de poner en marcha dos nuevos laboratorios de investigación orientados a impulsar el conocimiento científico y tecnológico en torno al amoníaco verde, en línea con la estrategia nacional de transición energética.

El Instituto Milenio en Amoníaco Verde como Vector Energético (MIGA), alojado en la Facultad, lidera esta iniciativa con el objetivo de posicionar a Chile como referente regional en el desarrollo de energías limpias y combustibles del futuro. Los nuevos espacios, ubicados en el edificio de investigación del campus San Joaquín, abarcan 252 m² destinados a oficinas y dos laboratorios de vanguardia, que permitirán avanzar en la síntesis, almacenamiento y aplicación del amoníaco verde en distintas tecnologías, como las celdas de combustible.

“Estos laboratorios son mucho más que un espacio físico: son un hito que nos motiva a seguir desarrollando investigación de excelencia y a fortalecer el capital humano que llevará a las nuevas generaciones a trabajar por un mundo más limpio y justo en términos energéticos”, señaló el Dr. Mauricio Isaacs, director e investigador principal de MIGA.

El Instituto forma parte del Programa Iniciativa Científica Milenio de ANID y reúne a científicos de la Universidad Católica, la Universidad de Santiago, la Universidad Austral y la Universidad de Talca. Desde su fundación en 2022, MIGA busca generar conocimiento científico y tecnológico que consolide al amoníaco verde como una solución viable para la transición energética global, aportando a la diversificación de la matriz energética chilena y a la formación de capital humano avanzado en estas áreas.

“Estos laboratorios son mucho más que un espacio físico: son un hito que nos motiva a seguir desarrollando investigación de excelencia y a fortalecer el capital humano que llevará a las nuevas generaciones a trabajar por un mundo más limpio y justo en términos energéticos”.- Dr. Mauricio Isaacs, director e investigador principal de MIGA.

Ciencia aplicada para una nueva matriz energética

Este esfuerzo se alinea con la Estrategia Nacional de Hidrógeno Verde de Chile, que busca posicionar al país como un líder global en la producción y exportación de energías limpias. En este marco, el amoníaco verde ocupa un lugar central por su capacidad de almacenar y transportar hidrógeno de manera segura y eficiente, facilitando su uso en distintas aplicaciones industriales y energéticas, y que podrí allegar a generar US$ 4.000 millones en exportaciones en 10 años, según el Ministerio de Energía.

Los nuevos laboratorios permitirán profundizar las líneas de investigación de MIGA, que abarcan desde los procesos de síntesis y almacenamiento de amoníaco hasta su uso en celdas de combustible. Estas instalaciones —explicó Isaacs— “nos permitirán comprender y optimizar los procesos que ocurren en la superficie de los catalizadores, clave para mejorar la eficiencia de las reacciones de conversión energética”.

“Contar con estas instalaciones en la UC es de enorme importancia, no solo porque fortalecen el ecosistema de investigación nacional, sino también porque abren oportunidades de formación avanzada para estudiantes de química, física e ingeniería —mecánica, eléctrica y química— de nuestra universidad, así como de la Universidad de Santiago de Chile, de Talca y Austral de Chile, las otras universidades albergantes”.- Mauricio Isaacs.

 

El primero de los laboratorios está dedicado a la instrumentación electroquímica de alta precisión, con equipos que posibilitan estudiar los mecanismos íntimos de reacción mediante técnicas avanzadas, como espectroscopía de masas acoplada a electroquímica, electrodos de disco rotante-anillo y nanobalanza electroquímica.

El segundo laboratorio está orientado a la investigación en electrolizadores y celdas de combustible, con foco en la síntesis de amoníaco verde, la reducción electroquímica de CO₂ a combustibles sintéticos y la producción de hidrógeno mediante catalizadores alternativos al platino. También se desarrollarán celdas de combustible de hidrógeno y amoníaco en estado sólido de alta temperatura, así como procesos de síntesis electroquímica de amoníaco tipo SOEC.

Este trabajo —destacó el director del centro— busca sentar las bases tecnológicas para nuevas rutas de producción y almacenamiento de energía limpia, contribuyendo al desarrollo de soluciones energéticas sostenibles desde Chile hacia el mundo.

“Contar con estas instalaciones en la UC es de enorme importancia, no solo porque fortalecen el ecosistema de investigación nacional, sino también porque abren oportunidades de formación avanzada para estudiantes de química, física e ingeniería —mecánica, eléctrica y química— de nuestra universidad, así como de la Universidad de Santiago de Chile, de Talca y Austral de Chile, las otras universidades albergantes”, agregó Isaacs.

En conjunto, estos laboratorios potenciarán la investigación aplicada, la docencia experimental y la colaboración interuniversitaria, consolidando a Chile como un referente regional en el desarrollo de tecnologías para la transición energética y la sostenibilidad.