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Columna del Rector: El derecho a morir con dignidad


Según el rector Ignacio Sánchez, el acompañamiento para enfrentar la muerte es parte integral del acto médico. Así, “el acto médico compasivo es aquel que siempre se orienta a aliviar el sufrimiento, nunca a terminar con la vida del paciente”, afirma.

Un médico de la Pontificia Universidad Católica de Chile ausculta a un paciente de la tercera edad.

En las últimas semanas se ha planteado el derecho de un paciente a morir y a disponer de su propia vida. En efecto, el proyecto que legaliza la eutanasia está en discusión en la Cámara de Diputados y ya ha avanzado varias etapas en su trámite parlamentario.

Respecto del proyecto, el rector señala -en una columna que publica El Mercurio este 16 de mayo- que se ha puesto énfasis en su relación con la autonomía y la capacidad de decidir de las personas sobre su cuerpo y su vida. Sin embargo, “un punto que no se ha analizado en profundidad es el que se refiere a las opciones personales y a la capacidad de decidir que debiera tener cada paciente con independencia de su situación económica y plan de salud. Es decir, no se han analizado las opciones que nuestra sociedad le ofrece a los pacientes y a sus familias”, dice.

La dignidad y la vida humana en cuanto propiedades de toda persona suponen el reconocimiento de la igualdad de todos en respeto y derechos. Hoy -sostiene la autoridad-, recordar el ethos y fines de la medicina es crucial, ya que ésta se orienta a prevenir las enfermedades; promover la salud; asistir a los enfermos; aliviar el dolor; el sufrimiento y a cuidar a los incurables. Desde esta perspectiva, agrega, el acompañamiento a enfrentar la muerte es parte integral del acto médico. Así, “el acto médico compasivo es aquel que siempre se orienta a aliviar el sufrimiento, nunca a terminar con la vida del paciente”, afirma Sánchez.

Para avanzar en el tema de fondo, manifiesta que es necesario considerar previamente algunas definiciones internacionales. La eutanasia es el acto por el cual un médico pone fin a la vida de un paciente por compasión. El suicidio médicamente asistido consiste en que es el paciente quien pone fin a su vida, con la ayuda de un médico que le proporciona fármacos para su autoadministración. Por otra parte, la adecuación del esfuerzo terapéutico es una decisión consensuada entre el equipo de salud y la familia de no iniciar o suspender las medidas terapéuticas debido a que serían desproporcionadas con sus resultados. Lo anterior es lo opuesto al ensañamiento terapéutico. Por último, los cuidados paliativos representan un enfoque multidisciplinario en el diagnóstico y tratamiento, que mejora la calidad de vida de los pacientes y sus familias en las etapas terminales. En todos estos casos, comenta, que el equipo de salud plantea alternativas para una muerte digna, con enfoques que son profundamente diferentes.

Frente a la eutanasia surge así la alternativa de los cuidados paliativos que buscan el alivio del dolor físico, psicológico, social y espiritual del paciente terminal. “Si bien este enfoque está en íntima relación con un derecho humano fundamental como es la vida, -que implica una atención médica de calidad y una muerte digna-, esta aproximación clínica no está disponible para todos quienes la requieren en el país. Los cuidados paliativos constituyen una disciplina de amplio desarrollo en las últimas décadas, principalmente en países de ingresos altos”, sostiene. Agrega que su adecuada y oportuna implementación colabora de manera efectiva a aliviar el sufrimiento asociado a la enfermedad, y a que las personas puedan vivir sin molestias y con la mejor calidad de vida posible hasta su muerte.

Desde el punto de vista docente, la mayoría de las escuelas de medicina del país están integrando contenidos de cuidados paliativos en pregrado. "Desde el año pasado en la UC contamos con un programa de especialidad en Medicina Paliativa, existen proyectos de investigación en el área y un centro colaborador de la OMS en Cuidados Paliativos en Latinoamérica". De acuerdo con estos avances, comenta el rector, se ha reiterado la necesidad de contar con una ley que garantice la entrega de estos cuidados para toda la población, independientemente de la patología de base. Sin embargo, “ello no ha logrado motivar a los parlamentarios y seguimos sin el justo acceso universal a estas prestaciones”, afirma.

Previo a la discusión referente a la eutanasia, “se requiere avanzar en proporcionar cuidados paliativos a toda la población que los requiera, con el fin de lograr un período final de la vida sin sufrimiento y dolor incontrolable”, señala Ignacio Sánchez. Posterior a esto, podremos analizar la libertad y autonomía de las personas, las cuales no se pueden ejercer si existe inequidad en las condiciones en que los pacientes y las familias toman sus decisiones. “El derecho a morir con dignidad no debe depender de las opciones disponibles para cada paciente, lo que deja a los más vulnerables desvalidos y fuera de los avances de la ciencia”, sostiene. Agrega que la medicina debe volver a su misión inicial, centrada en la salud integral del paciente y en el respeto de la dignidad de toda vida humana, sin excepciones. “Este es un imperativo ético y de equidad para quienes sufren, que se centra en la dignidad de la persona”, concluye el rector.


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