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El camino hacia la cereza chilena ideal


Marlene Ayala, investigadora de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal, dirige desde el año 2010 un programa de mejoramiento genético tradicional en cerezas para generar nuevos cultivares adaptados al clima chileno y al mercado de exportación. A la fecha ha logrado enormes avances: ya cuenta con 30 selecciones avanzadas injertadas y en estudio.

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photo_camera Además de centrarse en la mejora genética de la cereza, Ayala aborda en su investigación la fisiología de la cereza y su manejo productivo. Esto incluye el trabajo desde 2010 en diferentes sistemas de formación asociados a huertos de alta densidad y pedestres. Fotografías: Gentileza Marlene Ayala.

Mejor tamaño, sabor y consistencia son algunas de las cualidades que se buscan en el proyecto que dirige la profesora Marlene Ayala.

La académica de la Facultad de Agronomía e Ingeniería Forestal es quien lidera un programa de mejoramiento genético tradicional en cerezas para generar nuevos cultivares adaptados al clima chileno y al mercado de exportación.

Esta iniciativa comenzó el año 2010 con el apoyo del Consorcio Tecnológico de la Fruta, el que está integrado por la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile, varias empresas exportadoras y la UC.

La profesora detalla los logros obtenidos desde 2010 a la fecha: 

"Desde entonces, he estado trabajando en el mejoramiento de esta especie y, hasta la fecha, tenemos más de 30 selecciones avanzadas, injertadas y en estudio. Veinticuatro de ellas han sido evaluadas en cuanto a rendimiento, calidad y vida poscosecha".

"La industria chilena de la cereza necesita sus propias variedades. Hasta ahora, solo cultivamos variedades importadas. Sin embargo, Chile necesita nuevo germoplasma adaptado a sus propias condiciones climáticas, logísticas y comerciales para mantener su competitividad como principal exportador del hemisferio sur", afirma la profesora.

La carrera de Ayala, quien hace 24 años es académica de la UC, ha estado dedicada al estudio de fisiología y manejo de frutales de hoja caduca, trabajando muy estrechamente con productores y exportadores chilenos de cerezas.

"Soy asesora en cerezas en temas específicos, como proyectos de innovación, manejo de huertos, desarrollo de productos e investigación", explica.

Ayala destaca que, además de producir fruta de alta calidad, las nuevas variedades de cerezos deben adaptarse a las complejas condiciones climáticas de Chile.

"Deben ser de bajo frío para zonas con invierno cálido, como en la zona norte, pero también deben tolerar la lluvia y las heladas, además de no partirse durante el almacenamiento. Es imprescindible que además puedan adaptarse al cambio climático, sobre todo en cuanto a tolerancia al estrés abiótico", explica.

Otro aspecto crucial es que las nuevas variedades no tengan excelente calidad a cosecha, sino que además sean capaces de manejar la cadena logística hasta mercados lejanos.

"Chile necesita nuevas variedades tempraneras y tardías para evitar que se coseche y procese un gran volumen de fruta durante diciembre y principios de enero de cada temporada. Cosechamos la mayor parte de nuestros huertos comerciales (variedades de media estación) en un período muy corto y concentrado, lo que genera problemas logísticos de embalaje, almacenamiento y envío. Además, la acumulación de fruta en un período corto reduce los retornos al productor. Tenemos que descentralizar nuestra producción fomentando la producción de fruta hacia mas temprano o más tarde en la temporada", asegura Ayala.

"Chile necesita nuevo germoplasma adaptado a sus propias condiciones climáticas, logísticas y comerciales para mantener su competitividad como principal exportador del hemisferio sur" - Marlene Ayala, investigadora UC

Señala que los mercados buscan las siguientes características:

"Una nueva variedad para Chile debe tener un buen calibre (>28 mm), dulzor (>17 Brix) y alta firmeza (por encima de 85 unidades durofel). Debe tener forma de corazón, ser crujiente, con pedicelo largo. El color rojo oscuro en la piel y la pulpa son también caracteres importantes.

Un aspecto muy importante para Chile es la capacidad de almacenamiento, ya que estamos lejos de mercados lejanos en Asia. El potencial de envío y almacenamiento de una nueva variedad de cereza dulce es clave para la industria chilena. Las variedades tempranas y tardías alcanzan precios más altos por kg. Los mejores precios se obtienen con las cerezas cosechadas antes del 20 de noviembre y después del 30 de enero. Actualmente, las cosechas tempranas en la temporada son las más rentables para los productores chilenos", afirma Ayala.

Una nueva variedad para Chile debe tener un buen calibre (>28 mm), dulzor (>17 Brix) y alta firmeza (por encima de 85 unidades durofel). 

Consultora, docente e investigadora

Además de centrarse en la mejora genética de la cereza, Ayala aborda en su investigación la fisiología de la cereza y su manejo productivo.

Esto incluye el trabajo desde 2010 en diferentes sistemas de formación asociados a huertos de alta densidad y pedestres. La absorción y distribución del Calcio y Nitrógeno para aumentar la calidad y el potencial de almacenamiento de la cereza.

En 2012, comenzó a estudiar las cubiertas de plástico para evitar la partidura en cerezas, pero actualmente "estamos centrados en manipular el momento de la cosecha y la calidad del producto (firmeza). Tenemos ensayos fisiológicos y de producción en el Valle Central de Chile, donde estamos estudiando el efecto de las cubiertas plásticas en la eficiencia del uso del agua, la fecha de cosecha y las características de la fruta."

Pero parte importante de su trabajo es la docencia:

"Es muy desafiante enseñar a los futuros fruticultores chilenos y el contacto con la industria permite enriquecer mis conocimientos y experiencia, mejorando mi capacidad de entregar conocimiento aplicado, no solo a estudiantes de pre y postgrado, sino que mejorando mi capacidad de encontrar soluciones a problemas cotidianos y estratégicos que enfrentan los productores chilenos."

Áreas en las que las empresas necesitan más ayuda

"En mi opinión, las empresas chilenas necesitan ayuda en estrategias innovadoras de manejo productivo, ya que el rendimiento, la calidad y el potencial de almacenamiento de la cereza dulce dependen principalmente de buenas prácticas agronómicas.

Tradicionalmente, hemos producido cerezas en el Valle Central de Chile, pero se han establecido nuevos huertos más al norte y al sur del país. Las nuevas condiciones exigen adoptar estrategias diferentes.

Esto es aún más importante si consideramos que el cambio climático está afectándolos, haciendo evidentes nuevas necesidades tecnológicas asociadas a estreses bióticos (plagas y enfermedades) y abióticos (sequías y temperaturas extremas) emergentes. Además, las empresas deben seguir esforzándose en las tecnologías poscosecha, ya que para llegar a nuestro principal mercado (Asia) hay que hacer un largo viaje al extranjero".

"Mi trabajo de investigación siempre ha estado ligado a resolver los problemas de la industria chilena de la cereza y mi carrera ha crecido a la velocidad del desarrollo de la industria.

La mayoría de mis proyectos de investigación consideran la investigación aplicada, centrándose en encontrar las bases para resolver los problemas que está reduciendo o limitando la competitividad de la industria. Una estrecha relación con los productores de cerezas y otros actores ha permitido que los esfuerzos de investigación y desarrollo realizados en la UC se transfieran rápidamente a los productores y exportadores", concluye Ayala.

Puede leer este artículo en inglés en Fresh Plaza.


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