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Ramón Núñez: “Tuve que reinventarme en la pandemia y afortunadamente resultó bien”


Con casi cinco décadas como académico de la Escuela de Teatro UC, el actor y Premio Nacional de Artes de la Representación habla del estreno de tres históricas obras suyas en Escenix y cómo fue adaptar sus clases a estos tiempos.

Imagen del actor y profesor Ramón Núñez, en una sala de clases sin alumnos.

photo_camera Ramón Núñez se incorporó en 1972 a la planta de académicos de la Escuela de Teatro UC.Crédito: Carlos Martínez.

La última vez que Ramón Núñez fue a ver una obra al Teatro UC, arriba del escenario estaban uno de sus exalumnos y uno de sus más grandes compañeros de escena: Cristán Campos y Héctor Noguera protagonizaban La última sesión de Freud, una adaptación exitosa que constantemente tuvo sus tickets con un anuncio de “agotados” durante 2019. 

La obra le pareció “inteligentísima”, una de las que más ha disfrutado en esta época en que observa la actuación como parte de la audiencia. Ya desde hace seis años que Núñez -Premio Nacional de Artes de la Representación y Audiovisuales 2009- dejó de actuar, teniendo una aparición final en el reestreno de El último tren para el Teatro Nacional Chileno. En este tiempo, se ha enfocado en su labor como docente, la cual realiza desde 1972 en la planta académica de la Escuela de Teatro UC.

“El desgaste emocional, creativo y físico del actor -según como yo entiendo y he practicado el arte teatral-, es tan complejo que me resulta demasiado desgastador anímicamente en este momento. No quiero estar arrastrando las patas en el escenario. Sin embargo, el hacer clases y tener ese contacto con los jóvenes, me rejuvenece y me alegra”, dice Ramón Núñez.

"Me gusta mucho enseñar, aún cuando los alumnos han cambiado mucho en estas cinco décadas (...) Hoy los alumnos están mucho más imbuidos del sentido de la justicia y del cambio social" - Ramón Núñez, académico de la Escuela de Teatro UC

El actor desplegó su talento en alrededor de doscientos montajes, formando parte de varias de las obras más emblemáticas del Teatro UC. Hoy, con 78 años, cree que esa forma de vida no solo lo llevó a sentir diferentes historias, sino que fue clave en convertirlo en una mejor versión de sí mismo.

“Desde su fundación, el Teatro UC ha tenido siempre la tarea de la creación de público. El teatro siempre, lo quiera o no, ha sido espejo y crítico de la sociedad en que se mueve. A través de mi larga experiencia he aprendido a ver, en el escenario, los diferentes puntos de vista que puede esgrimir un ser humano en cada circunstancia. Y eso me ha hecho ser más benigno, menos agresivo, más amigable con la gente que tiene un punto de vista distinto al mío”, cuenta Núñez.

Tras años experimentando varias perspectivas sobre las tablas, el académico cree que ahora tiene otro tipo de aprendizaje enseñando a las nuevas generaciones.

“Vivo en una etapa de mi vida donde estoy cosechando, porque sembrar ya me duele la espalda. Me gusta mucho enseñar, aún cuando los alumnos han cambiado mucho en estas cinco décadas. El ímpetu juvenil ha cambiado, han tomado consciencia de una serie de cosas que antes no se realizaban. Hoy los alumnos están mucho más imbuidos del sentido de la justicia y del cambio social. En mis primeros años de docencia, recuerdo que los alumnos estaban como hipnotizados frente a mí, oyendo. Hoy ellos preguntan y cuestionan mucho más, el aprendizaje es mutuo y eso es muy gratificante”, asegura Núñez.

Más allá de que esta fase netamente académica de su carrera le trae mucha motivación, la experiencia además sigue siendo desafiante, comenta, sobre todo tras un año en que tuvo que adaptar sus clases a la pandemia y las restricciones traídas por el COVID-19. Durante estos meses estuvo dictando el curso de "Caracterización interna" en la Escuela de Teatro UC, el cual continúa hasta el 29 de enero.

“Fue una experiencia distinta hacer clases en pandemia. Partí con Skype y tuve que suspender la primera clase porque no podía manejarla tecnológicamente, pero luego las realicé a través de Zoom y eso me resultó mucho más conveniente. Es difícil ver la sala mediante Zoom, con los alumnos con mascarillas. Tuve que reinventarme en la pandemia y afortunadamente resultó bien. En vez de hacer diálogos, me enfoqué en los monólogos y he ganado experiencia junto con los alumnos", explica y continúa:

"En el arte no hay reglas fijas, entonces siempre va cambiando en torno a la evolución social de los pueblos. Con mis alumnos tengo una manifestación didáctica lo más positiva posible, soy bastante familiar: mezclo la pedagogía teórica con las historias personales, mientras busco transmitirles imágenes para que ellos las hagan más vívidas”.

Para el segundo semestre, el académico generalmente dicta el curso de "Actuación IV: La Escena Clásica y Barroca", que realiza tomando el teatro español del Siglo de Oro y el teatro inglés isabelino.

El destacado actor y académico ha participado en alrededor de doscientas obras. Hoy, su foco es entregar esa experiencia a las nuevas generaciones que estudian Teatro en la UC. Crédito: César Cortés.
El destacado actor y académico ha participado en alrededor de doscientas obras. Hoy, su foco es entregar esa experiencia a las nuevas generaciones que estudian Teatro en la UC. Crédito: César Cortés.

Tres montajes en Internet

Uno de los efectos de la pandemia en el mundo cultural ha sido precisamente el fortalecimiento de plataformas digitales como Escenix, que actualmente sumó a su parrilla de obras tres montajes de Teatro UC, protagonizados por Ramón Núñez. Se trata del ciclo Vivir para Crear, el cual puso a disposición gratuita del público las obras Sarah Bernhard (1984), Theo y Vicente segados por el sol (1990), y Esperando a Godot (1994), en una iniciativa organizada en conjunto con el Programa de Investigación y Archivo de la Escena Teatral de la Escuela de Teatro UC. 

“La tecnología ha sido muy inteligentemente usada en este momento por Escenix y por el Programa Archivo de la Escena Teatral de la UC, poniendo sin costo alguno para los usuarios obras emblemáticas. Creo que estas tres obras son una excelente muestra de la precisión, de la búsqueda, de la experimentación escénica del Teatro UC. No lo digo porque yo esté allí: la directora del archivo, María de la Luz Hurtado, es una incansable trabajadora en el rescate de los valores teatrales y esta selección da muestra del aporte estético, moral y cívico del arte del teatro”, describe Núñez.

A continuación, una breve síntesis del proceso creativo detrás de estos tres montajes, según Ramón Núñez:



Sarah Bernhardt 

“La señora Silvia Piñeiro -que es una de las mejores actrices que ha existido jamás en Chile junto con Anita González-, me llama un día y me dice que quiere hacer esta obra, pero resulta que el dueño del Bim Bam Boom tiene los derechos y ella quería realizarla en el Teatro UC. Así que compré los derechos. El dúo de Eduardo Naveda junto con Eugenio Guzmán -que fue el director de éxitos como La Pérgola de las Flores-, tomó la obra, le hizo enmiendas, y tuvimos una temporada de dos años y medio con este montaje”.


 

Theo y Vicente segados por el sol

“El señor Rodrigo Núñez González -mi hermano-, fue alumno de la Escuela de Teatro UC en el año 1982. Una época en la cual yo fui director de la escuela y él quería que hiciéramos una obra. Le dije que eso sería después de que se titulara. De todas formas, se metió durante meses en la biblioteca del Campus Oriente hasta que encontró una obra que se basaba en las cartas de Vicente Van Gogh y su hermano Theo. Finalmente, Tito Noguera -por su parecido físico-, haría el rol de Vicente y yo el de Theo. Con él hicimos muchas obras juntos y tenemos una gran amistad, por lo que también existía ese lazo de pertenencia”. 

 

 

Esperando a Godot 

“La idea de hacer esta obra ocurrió mientras estábamos actuando en El rey Lear, dirigida por Alfredo Castro en el Teatro UC. Junto al elenco -donde estaban Mauricio Pesutic y Eduardo Barril entre otros-, conversábamos de cuáles eran las obras más icónicas que nos gustaría realizar. Y todos coincidimos en que la obra más importante, profunda, graciosa, enigmática, rupturista y ontológica del teatro en el siglo 20 era Esperando a Godot. Es una obra donde el protagonista no aparece, y ¿qué hacemos en la vida si no esperar algo mejor que no ocurre? Decidimos realizarla y este es el registro televisivo de ese trabajo: allí está Arnaldo Berrios, Eduardo Barril y Pablo Schwartz entre el elenco”.
 


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