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Tenemos que hablar de Chile:

Seis hallazgos sobre nuestra realidad nacional


Luego de ocho meses de trabajo, la plataforma de conversaciones ciudadanas impulsada por la Universidad Católica y la Universidad de Chile, dio a conocer el primer informe que recoge los anhelos e inquietudes de miles de chilenos. Hallazgos que serán socializados con distintas autoridades para contribuir a la creación de mejores políticas públicas, en medio del proceso constituyente que ya está en marcha.

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photo_camera Este primer informe de Tenemos Que Hablar de Chile muestra una radiografía de lo que opinan y sueñan más de cien mil personas, en torno a temas como el Estado, economía y educación, constituyendo un importante imput para que las políticas públicas posibiliten un mejor Chile en el futuro. (Fotografía: Banco de imágenes iStock)

Mónica Altamirano, profesora de inglés, jubilada, oriunda de Freirina en la región de Atacama, participó a mediados de septiembre en un conversación por videollamada junto a otras cinco personas. El hecho de no conocer a nadie  y las dificultades de la tecnología, no la desanimaron para expresar sus ideas. “Considero que todos debemos opinar sobre los problemas de Chile, porque el gran problema que existe ahora y que siempre ha existido es que se escucha poco al poblador y él es quien sufre las consecuencias del manejo de una mala o buena economía”, manifestó en esa instancia.

Ese fue uno de los miles de diálogos que desarrolló “Tenemos que Hablar de Chile”, la plataforma de conversaciones y participación ciudadana impulsada en conjunto por la Universidad Católica y la Universidad de Chile. Durante ocho meses -entre abril y noviembre de 2020- se recogieron los anhelos e inquietudes de los habitantes a través de dos vías: consultas ciudadanas en línea, una por cada tema de interés público tales como salud, pensiones, educación, cultura y bienestar; y conversaciones por videollamadas, en pequeños grupos aleatorios, con personas de todos los rincones del país, gracias a una metodología creada por el Centro UC de Políticas Públicas. En total, participaron más de 100 mil personas: 95 mil en las consultas y 12 mil en las conversaciones por videollamada.

Qué cambiar, qué mantener y qué mejorar en el país, fueron uno de los principales temas que se abordaron durante los diálogos. La virtualidad permitió que coincidieran personas con realidades y procedencias muy distintas entre sí y que de otro modo, no habrían podido hacerlo. Como explica Ignacio Irarrázaval, director del Centro UC de Políticas Públicas, esto permitió generar “encuentros de personas "improbables", jóvenes con personas mayores, ciudadanos del norte con personas del sur, de la cordillera o del mar, de grandes o pequeñas ciudades. Cuando los diálogos son presenciales, hay un inevitable sesgo de autoselección por proximidad y afinidad. En el caso de Tenemos que Hablar de Chile TQHCh, los participantes fueron seleccionados de acuerdo a una cuota de representatividad que representara razonablemente la diversidad de la sociedad chilena”.

Sobre las dinámicas que se dieron en los diálogos, María José Lincovil, coordinadora de participación ciudadana de Tenemos Que Hablar de Chile, destaca el espacio de empatía y profundo respeto. “A pesar de que existen algunas  diferencias en cuanto a los temas que deben ser priorizados o las soluciones que se deben implementar, existe un gran número de relatos comunes y un fuerte sentimiento de cohesión social. Este sentimiento permite que muchas de las propuestas sean complementarias y respondan a lo anhelos de todas y todos”, dice.

Una radiografía del presente

“Hay incertidumbre, pero hay grandes esperanzas de que este Proceso Constituyente y que el futuro, nos deparen beneficios para todos los chilenos y chilenas", afirma el rector Ignacio Sánchez. (Fotografía: Tenemos Que Hablar de Chile)
“Hay incertidumbre, pero hay grandes esperanzas de que este Proceso Constituyente y que el futuro, nos deparen beneficios para todos los chilenos y chilenas", afirma el rector Ignacio Sánchez. (Fotografía: Tenemos Que Hablar de Chile)

Una vez terminados los procesos de participación, la plataforma inició la etapa de sistematización de datos a cargo del Instituto de Argumentación de la Universidad de Chile. El primer informe contiene los resultados de los primeros mil diálogos, en los que participaron alrededor de 5.100 habitantes de entre 18 a 87 años, provenientes de 326 comunas de Chile. Se trata de seis grandes hallazgos que funcionan como una radiografía de los anhelos e inquietudes del presente de los chilenos y chilenas.

La conversación sobre el futuro del país es, podría decirse, una conversación esperanzada, pero sostenida en una base de incertidumbre e inseguridad. Ese es el primer hallazgo que revela el informe, en el cual se observa que se trata de una esperanza de que el país y la vida de la ciudadanía puede ser mejor. En este tema, la nueva Constitución emerge como una herramienta que transforma la relación entre la ciudadanía con el Estado y la política, mientras que la educación como herramienta de cambio social y de cambio en la convivencia. Sin embargo es una esperanza que está al límite: emerge si las personas se abstraen del presente y se proyectan a futuro.

“Hay incertidumbre, pero hay grandes esperanzas de que este Proceso Constituyente y que el futuro, nos deparen beneficios para todos los chilenos y chilenas. Creo que hay un optimismo, que no es ciego, que se basa en aspectos reales y que demanda también la colaboración de nuestra población”, afirma el rector Ignacio Sánchez.

El segundo punto aborda al Estado y la necesidad de un cambio en su relación con las personas, que se manifiesta en tres niveles: en el primero se percibe un Estado ausente frente a algunas cuestiones básicas que determinan la vulnerabilidad de la vida, lo que se traduce a la facilidad con la que puede desmoronarse el proyecto de vida de una persona, como perder el trabajo o no poder pagar el dividendo. En el segundo nivel, se constata un Estado que cuando está presente lo hace mal y produce mayor vulnerabilidad. Y por último, se identifica un Estado que se protege a sí mismo y no a la ciudadanía. “Las personas sienten que el Estado no se preocupa de ellas, sienten que el Estado está ensimismado en sus propias necesidades y no está abierto a las necesidades de las personas”, agrega el rector.

El tercer tema que surge es que lo diverso y lo distinto nos complementa, no nos divide. Si bien existe una pluralidad de visiones y voces en torno a los temas de interés público, dicha diversidad no está asociada al antagonismo. Hernán Hochschild, director de Tenemos que Hablar de Chile, explica que la sensación de polarización y cancelación surge de la forma en que se está dando la discusión pública. “No tenemos un país polarizado, pero sí un mundo político y redes sociales que lo están. Lo que vemos y escuchamos en los medios no es diálogo, sino confrontación. Eso va construyendo una percepción sobre el clima de diálogo país, pero no es lo que quieren las personas, ni cómo se comportan las personas cuando se enfrentan a hablar sobre el país. Chile no está polarizado, pero la polarización está sobre representada en la discusión pública”.

Como añade Ignacio Irarrázaval: “Estamos bastante sesgados por las noticias de prensa, por las redes sociales y por conversaciones entre personas que son similares a uno mismo. Los hallazgos nos hablan de importantes desafíos, pero también de mucha esperanza y sentido común, que a ratos hoy parece haberse perdido”. 

Una nueva política surge como el cuarto tema de los resultados de las conversaciones. En el informe, se señala que hay una masiva crítica al sistema político en cuanto a su funcionamiento, sin distinguir entre sectores ni personas. Los participantes observan una política atrapada en sí misma, en sus propios problemas e intereses. En los diálogos aparece como un sistema que se protege y/o beneficia a sí mismo y a los suyos, que captura al Estado y que protege a los que menos lo necesitan, y no a los que más lo necesitan.

"Chile no está polarizado, pero la polarización está sobre representada en la discusión pública" - Hernán Hochschild, director de Tenemos Que Hablar de Chile.

Sobre este punto hay una segunda capa de análisis. Y esto es que la política es relevante, que está llamada a resolver los problemas, no a construirlos. En los diálogos se puede apreciar una revalorización de lo político, o, al menos, un primer paso para ello. Las personas piden una especie de "reseteo de la política", y esta es la alternativa que otorga la redacción de una nueva Constitución.

La educación como transformación social es el tema más frecuente en las conversaciones. En este quinto hallazgo la esperanza y el proyecto país aparecen en los diálogos fuertemente basados en un proyecto educativo. En esa línea, la educación se percibe como un camino de desarrollo en un amplio sentido. Existe una conciencia transversal de que un mejor futuro para Chile pasa por una mejor educación.

Como explica el rector Sánchez: “La educación es vista como un elemento de cohesión social. Es decir, en la medida que toda la población se educa de manera más completa y con mayor calidad, nos beneficia a todos: hay mayor cultura, mejores trabajos, mayor desarrollo. La educación aparece como una gran palanca transformadora de la sociedad”.

Si la Constitución es la herramienta para cambiar la política y el Estado, la educación es el camino para cambiar la sociedad y nuestras relaciones interpersonales, en sus múltiples dimensiones tales como  con el medioambiente, con la responsabilidad financiera a nivel personal y comunitaria, con la educación para la vida, entre muchas otras.

Por último, en las conversaciones surgió el tema económico. En dichas instancias los participantes lo abordaron no desde nociones abstractas o indicadores macroeconómicos, sino que tomando como base sus experiencias a nivel doméstico. Es decir, no se dio una gran discusión sobre políticas económicas o modelos de desarrollo; es el precio de productos, el arriendo, la casa, la necesidad de trabajo, las deudas y las cuestiones cotidianas. En la lógica de la discusión sobre los 30 pesos que surgió durante el estallido social, se podría decir que sí son los 30 pesos, muchos 30 pesos, los que construyen la conversación de lo económico.

"La educación aparece como una gran palanca transformadora de la sociedad” - Ignacio Sánchez, rector UC.

Estos seis hallazgos fueron socializados por los rectores de la UC y la U. de Chile, a través de una reunión a través de la plataforma Zoom, con líderes de distintas áreas. En esa instancia participaron la presidenta del Senado Adriana Muñoz; el Fiscal Nacional, Jorge Abbott; el Premio Nacional de Literatura, Elicura Chihuailaf; la presidenta del Colegio Médico, Izkia Siches; la presidenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular, Luz Vidal; el dirigente de pescadores de Punta de Choros, Óscar Avilez; y el vocero de los trabajadores de La Vega Central, Arturo Guerrero, entre otros.

Recientemente, ambas autoridades académicas se reunieron en La Moneda con el ministro vocero de Gobierno, Jaime Bellolio, para hacerle entrega de los resultados de los primeros mil diálogos. Tras el encuentro, Bellolio dijo: “Destaco que haya sido una conversación de puertas abiertas, con representantes de todas las regiones y de todas las comunas del país para evidenciar la diversidad, primero, y para luego llegar a acuerdos”. Próximamente los rectores se reunirán con otras autoridades para hacerles entrega de los hallazgos y así contribuir a un mejor diseño de políticas públicas, tomando como base los anhelos e inquietudes de la ciudadanía en medio del proceso constituyente que ya está en marcha.


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