Carlo Acutis: Un nuevo camino a la santidad
Carlo Acutis apareció en mi vida hace cinco años, mientras formaba parte del proyecto Enfoque de la Pastoral UC. Este consistía en la evangelización a través de material audiovisual, en donde transmitíamos testimonios, cortos documentales, entre otros. Era relativamente nuevo, por lo que su estructura estaba en desarrollo, pero nos faltaba algo muy importante: alguien a quien encomendarnos, un patrono. Fue ahí cuando nuestra asesora nos presentó a Carlo, un joven venerable italiano nacido en 1991 y conocido como “el influencer de Dios”, quien durante sus cortos años de adolescencia evangelizó a través de la tecnología; era como si nos lo hubieran mandado del cielo.
Este chico milenial nació en Londres en un entorno familiar bastante acomodado. A los pocos meses llegó a Italia. Sus papás eran católicos, pero no practicantes. Tuvo una empleada polaca llamada Beata, muy católica, que fue la que lo “contagió” con su fe. A los tres años ya quería ir a rezar a la iglesia. Este interés lo llevó a hacerle muchas preguntas a su mamá Antonia, pero ella no sabía cómo responderlas, por lo que entró a una escuela de Teología y comenzó a conocer y a practicar más su fe. Carlo tenía muchas facilidades para hacer amigos, incluso defendía a quienes le hacían bullying. Hizo catequesis desde muy chico.
Era fanático de la PlayStation, de Pokémon, el fútbol y los animales. Era un chico común y corriente que vivía de la mano de Dios, la Virgen y la Eucaristía. La forma que tenía Carlo de evangelizar fue revolucionaria; con sus dotes tecnológicos hacía presentaciones en PowerPoint para explicar el evangelio, motivaba a las capillas a que tuvieran página web, entre otros métodos. En octubre de 2006, teniendo 15 años, le diagnosticaron una leucemia fulminante, y el 12 de ese mismo mes falleció. Fue todo demasiado rápido. Cuando estaba en la clínica le decía a su mamá que quería ofrecer todo ese sufrimiento por el papa Benedicto XVI y la Iglesia, y así no pasar por el purgatorio, para irse directo al cielo. Para su funeral llegó mucha gente en situación de calle. Antonia, emocionada con estos hombres y mujeres a quienes su hijo ayudaba, afirmó que, más que un funeral, se trataba de una fiesta. Después de su muerte, sus amigos iban a recordarlo a la capilla donde él rezaba. Esto dio inicio al proceso de declararlo “venerable”. (...)
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