Skip to content
Una Reflexión Semanal

Corpus Christi. Cristo vive en medio de nosotros


Foto de Haddy Bello
account_circle Haddy Bello launch
Vicedecana Facultad de Teología
“El conocimiento y amor de Dios sólo se pueden ganar a través de una relación constante y confiada con él; la manera más segura es a través de una vida eucarística”(Edith Stein, Conferencia “El valor específico de la mujer en su significado para la vida del pueblo”, Obras Completas IV, 87).

Muchos sueñan con ganar la lotería o un gran premio, buscan ese golpe de suerte que les cambie la vida. Otros quisieran presenciar un milagro o ver con sus propios ojos cómo se transforma la hostia durante la consagración. Sin embargo, pocos se dan cuenta de que ya han ganado algo infinitamente más valioso que cualquier lotería, y que el milagro eucarístico más extraordinario ocurre cada día, cada domingo, en cada misa que se celebra. Ese milagro se presenta de la manera más sencilla: en un pequeño pedazo de pan. Allí, Dios se entrega una y otra vez por cada uno de nosotros cuando el sacerdote pronuncia las palabras de Jesús: “Éste es mi cuerpo... entregado por ustedes” (Lc 22,19).

No necesitamos esperar la segunda venida de Jesús ni el Juicio Final para participar del Banquete celestial. Como nos recuerda el Catecismo, “por la celebración eucarística nos unimos ya a la liturgia del cielo y anticipamos la vida eterna” (CEC 1326). Por lo tanto, la Eucaristía no es una acción simbólica ni un rito mágico, tampoco una promesa para el futuro. Es el sacrificio de Cristo en sentido literal, no un mero ofrecimiento de alimento espiritual (cf. Ecclesia de Eucharistia, 13). Jesús está verdadera y corporalmente presente en el sacramento del altar. Es esa presencia real la que nos transforma personalmente y nos configura cada vez más íntimamente a Él, en cuerpo y alma.

La Fiesta del Corpus Christi fue instituida en agosto de 1264 por el Papa Urbano IV, mediante la bula Transiturus de hoc mundo, que significa “a punto de pasar de este mundo”. El título evoca uno de los momentos más decisivos de la vida de Jesús: cuando “poco antes de su Pasión, en la Última Cena, instituyó, en memoria de su muerte, el sumo y magnífico sacramento de Su Cuerpo y Su Sangre, dándonos el Cuerpo como alimento y la Sangre como bebida” (Bula citada). Una de las ideascentrales que presenta el Papa es la manera peculiar en que Cristo eligió permanecer entre nosotros: a través del alimento. ¿No resulta sorprendente su elección? (...)
 


Comparte esta publicación

import_contacts Medio
Una Reflexión Semanal
event Fecha
local_offer Temas

Seguir leyendo "Una reflexión semanal" launch