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Una Reflexión Semanal

El rol de la mujer en la renovación de la sociedad


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account_circle Bárbara Loeb launch
Profesora Facultad de Química y de Farmacia
"Varón y mujer son iguales ante Dios, son personas, seres racionales creados a Su semejanza. Aún más, varón y mujer son una unidad indisoluble y complementaria, no se entiende uno sin el otro".

El tema de la mujer se ha tomado la agenda en los últimos años. Desde la demanda por derechos en las calles hasta la inclusión de los mismos en propuestas constitucionales. Socialmente un logro, en la búsqueda de la igualdad entre hombres y mujeres. Mirado desde la perspectiva de la Creación, relatada en el Génesis, esta igualdad siempre ha existido: "Cuando Dios creó al hombre (al género humano), lo creó a su imagen, varón y mujer los creó". Así, varón y mujer son iguales ante Dios, son personas, seres racionales creados a Su semejanza. Aún más, varón y mujer son una unidad indisoluble y complementaria, no se entiende uno sin el otro. De la misma manera que Dios es uno y trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, el ser humano es uno, aunque se manifiesta como varón o mujer. Como dijo S.S. Juan Pablo II en Mulieris Dignitatem: "En la unidad de los dos, el varón y la mujer son llamados desde su origen no sólo a existir uno al lado del otro, o simplemente juntos, sino que son llamados también a existir recíprocamente, el uno para el otro. Edith Stein, en sus escritos sobre la mujer, enfatiza este punto. "Soy de la convicción de que la especie ser humano se desarrolla como especie doble, hombre y mujer, de que la esencia del ser humano, a la cual no puede faltar ningún rasgo ni aquí ni allí, alcanza a expresarse de dos modos diversos; y de que solo la totalidad de su constructo esencial evidencia su troquelado específico". 

Pero la igualdad de varón y mujer ante Dios ha sido alterada por el pecado, conduciendo a una sociedad que, en base a fundamentos históricos o culturales, no la reconoce. En estas condiciones, parece una tarea constantemente pendiente el reponer, traer a la luz, esta igualdad existente desde siempre, pero opacada, transgredida, por las razones mencionadas. Considerado los avances que en esta línea se han logrado,
permitiendo la mayor presencia de la mujer en diversos ámbitos de la sociedad, cabe preguntarse: ¿qué ventaja representa para la sociedad la mayor presencia de la mujer en la vida laboral, en la vida cultural e intelectual, o en cargos públicos relevantes? (...)

Una forma de buscar respuesta a esta interrogante es considerar que "igualdad" no es sinónimo de "homogeneidad". Hay una diversidad específica, que da originalidad personal al hombre y a la mujer. Los seres humanos somos iguales ante Dios, en dignidad y relevancia, pero la propia naturaleza, tanto biológica como cultural, hace que en varón y mujer predominen, se hagan notar, distintas características. (...)


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