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El Mercurio

La razón de los tibios


Foto de Patricio Bernedo
Director Centro UC para el Diálogo y la Paz
(...) cuando los radicales mandan y generan escenarios de crueldad e injusticia, es la hora de que los razonables, los moderados, los ´tibios los ´amarillos´ se preparen para iniciar los diálogos (...)

La barbarie de la guerra se ha debatido con la búsqueda de paz a lo largo de la historia de la humanidad. Sin embargo, la guerra ha sido más perdurable que la paz.

De hecho, la internacionalista Paloma García Picazo, en su libro "La guerra y la paz, en teoría", calculó que entre mediados del cuarto milenio antes de Cristo y la mitad del siglo XX los períodos de paz no superaron los trescientos años. Pero los conflictos armados también exhiben momentos de brutalidad extrema, cuando se aplica violencia con ensañamiento contra personas indefensas.

Como afirma el antropólogo Alfredo González Ruibal en su libro "Tierra Arrasada", la violencia extrema "es común porque la encontramos en numerosas culturas y épocas, pero también es excepcional porque no es la norma". Intentando mitigar las consecuencias más extremas de la violencia, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial se fortaleció la dimensión universal de los derechos humanos (Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948). También se estableció que en un conflicto no todo vale y que los civiles, protegidos por el Derecho Internacional Humanitario, no pueden ser objetivos militares. No respetar la vida e integridad física y moral de los civiles puede ser un crimen de guerra. No obstante, las guerras siguen su curso en diferentes partes del mundo.

El Papa Francisco, de manera reiterada ha llamado a la paz diciendo que el mundo se llenará de "cenizas y humo si no nos esforzamos por entendernos y colaborar". Las cenizas y el humo nublan hoy el paisaje de Israel y Palestina. Esta compleja realidad, que tiene raíces de muy larga data, se activó cuando la ONU decretó la creación del Estado de Israel y del Estado de Palestina en 1947. Desde entonces los enfrentamientos no han parado, pero la paradoja es que se trata de una guerra que no es posible de ganar, para ninguno de los dos bandos involucrados.

Aunque sea el enfrentamiento de un Estado high-tech, con armamento sofisticado y un servicio de inteligencia que parecía invencible, con un grupo terrorista como Hamas, inspirado en el fundamentalismo religioso, con apoyo político interno, y cuyo objetivo central es la eliminación del Estado de Israel. Este reciente y brutal ataque de Hamas no respetó ninguna regla de la guerra, precisamente para aterrorizar al enemigo. (...)

Son los moderados, los razonables, los "tibios", como se les llama en Colombia, o "los amarillos", como se les decía en una época en Chile. "Un crimen no puede responder a un crimen", expresó Daniel Levy, exnegociador de paz israelí, refiriéndose a la forma de responder a la matanza de Hamas. (...)

De lo que se trata es de dejar de lado la mentalidad de guerra, la creencia absurda de que la paz se logra a través de la guerra y las cenizas. Por el contrario, para lograr la paz, se requiere la voluntad, la creatividad y la razón de los tibios.


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