La Antártica y la descentralización

Durante una semana y más, la prensa y la opinión pública se sensibilizó con la Operación Estrella Polar III, que gestionó el Estado Chileno, liderada por el presidente Gabriel Boric, marcando un hito y legado respecto de la expectativa que tiene con ese espacio geográfico gestionado desde un Tratado Antártico, donde los diversos países involucrados, en sus diferenciadas condiciones al interior del mismo, despliegan una u otra acción en la medida de sus posibilidades (y Chile tiene una de las mejores, por ser país signatario original del mismo).
Simbólicamente, el imaginario nacional ha esculpido la idea de tricontinentalidad, desde los libros de enseñanza básica con el desafío de profundización hasta la legitima política exterior, la que no sólo contiene una política de desarrollo antártico, con sus correspondientes dispositivos, sino que avanzó hasta la formalización del Estatuto Antártico Chileno, reconocido avance estatal consolidado por Sebastián Piñera, en su segunda presidencia[ii]. Entre los ejes sustantivos de preocupación mundial y nacional que contiene, se encuentran los referidos a glaciares, hielos y agua, en un marco de “cambio climático – calentamiento global” vertiginoso, según indican los datos científicos de diferentes centros de estudio a escala global, lo que además se hace notar, de COP en COP.
Otro eje, tiene que ver con los recursos naturales que se supone aloja el continente helado, los que junto con las expectativas que tienen los países acerca de ellos, sobre todo las potencias globales, son objeto también de investigaciones diversas que ellos emprenden, enriqueciendo su comprensión y acervo, instalando un control político-científico, a propósito de las conclusiones a que se llega, situación que ineludiblemente termina siendo una acción geopolítica, que como indican algunas y algunos, se enmarcaría en una geopolítica ambiental que se implementa desde los poderes globales. (...)
Conviene indicar que una importante definición presente y futura, junto con lo concretado en la Operación Estrella Polar III, es lo referido a la profundización de la descentralización política, administrativa y fiscal del Estado en materia antártica, esto es, cómo se recoge más asertivamente y se profundiza aún más, las definiciones que vienen desde el Gobierno Regional de Magallanes y de la Antártica Chilena, como también, desde los municipios. Regularmente y, con razón, se piensa el espacio geográfico antártico desde lo global – internacional y nacional, y solo de soslayo desde los niveles subnacionales regional y local del Estado chileno. Por eso, con la formalización del Estatuto Antártico, devino la incorporación en el Gobierno Regional de Magallanes y de la Antártica Chilena, de la preocupación institucional especial por esta estratégica territorialidad que, además, debería concebirse desde una perspectiva de la integración binacional con Argentina, ya que, esta región como la de Aysén, tienen con este país varias interconexiones, desde una geografía humana, pero también desde un sentido de identidad, que guste o no, son las que le entregan contenidos a los haceres de las comunidades, en cualquier espacio geográfico en el que se esté. (...)
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