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Una Reflexión Semanal

La civilización del amor: construyendo oportunidades


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Dirección de Transformación Digital
“El hombre y la mujer que hay que evangelizar no es un ser abstracto, sino un ser sujeto a los problemas sociales y económicos”. (Evangelii nuntiandi, Papa Pablo VI)

En nuestros tiempos los problemas sociales que nos aquejan son complejos y multidimensionales: la pobreza, la desigualdad, el individualismo y la falta de Dios son parte de una sociedad cada vez más globalizada, con enfoque en consumir y descartar rápidamente intensificando las vivencias personales en perjuicio de los otros. Nuestro país no es la excepción. Hace ya algunos años una crisis social y sanitaria nos enfrentó a uno de los desafíos más grandes que hemos tenido en los últimos 30 años, lo cual nos hizo entrar en diálogo en búsqueda de soluciones a estos problemas a la luz del evangelio de Cristo.

Hace ya dos siglos atrás la Iglesia, en respuesta a la cuestión social debido a la revolución industrial, desarrolló una serie de documentos y reflexiones que se consolidan en la denominada Doctrina Social de la Iglesia, enseñanza que “quiere ofrecer las respuestas que los signos de los tiempos reclaman, indicando ante todo en el amor recíproco entre los hombres, bajo la mirada de Dios, el instrumento más potente de cambio a nivel personal y social” (compendio de la Doctrina Social de la Iglesia). Esta enseñanza, que está “dirigida a todos los hombres y mujeres de buena voluntad” (Pacem in terris, Papa Juan XXIII), está aún vigente en nuestros tiempos con sus principios, que no pretenden dar un orden social, político o económico, sino ser luz para quienes hoy tenemos en nuestras manos el poder de cambio y acción. No es casualidad que nuestras ciudades estén cada vez más llenas de personas en situación de calle, personas migrantes sin hogar, jóvenes y niños sumidos en las drogas, entre tantas otras situaciones que son síntomas de una institucionalidad que requiere retomar los principios de la Doctrina Social de la Iglesia y colocar la dignidad humana en el centro de toda acción. Una sociedad inspirada en Cristo camina de la mano de la Doctrina Social de la Iglesia, entendiéndose como una enseñanza que toma el evangelio como la base de la construcción de una sociedad más justa, humana y solidaria.(…)


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