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La Tercera

Nuevos hallazgos en agujeros negros supermasivos


Foto de Franz Bauer
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Profesor Instituto Astrofísica
La investigación realizada con datos del mayor censo de agujeros negros, señala que materiales como el polvo y gas, que se encuentra en sus alrededores, juegan un papel crítico en su evolución. La nota incluye al también académico del Instituto de Astrofísica UC y subdirector de CATA, Ezequiel Treister.

El agujero negro supermasivo en el centro de nuestra Vía Láctea, conocido como Sagitario A*, tiene una masa equivalente a la de cuatro millones de soles. Descubierto en la década de los 70’ y estudiado recientemente gracias al Telescopio Horizonte de Sucesos, su conocimiento e investigación ha permitido a los astrónomos teorizar que todas las galaxias, o al menos las más masivas, poseen en su centro un agujero negro supermasivo: En algunos casos dichos agujeros negros pueden comer material de sus alrededores y emitir gran cantidades de energia. Esos objetos son conocidos como núcleos activo de galaxias o AGN, por sus siglas en inglés.

La comparación de nuestro Sagitario A* con el agujero negro supermasivo de la galaxia M87, el primero agujero negro fotografiado en 2019, revela que pese al colosal tamaño de nuestro agujero negro, es mil veces más pequeño y menos masivo que el de la mencionada galaxia ubicada a 55 millones de años luz de nuestro planeta y cuya masa alcanza nada menos que a la de 6 mil millones de soles. ¿Pero cómo llegan a crecer de esta manera? ¿Qué causa estas diferencias en sus tamaños?

Si bien se conoce que son capaces de devorar estrellas -las que tengan la desgracia de caer bajo su poderosa atracción gravitacional-, una nueva investigación publicada por astrónomos CATA en la revista Astrophysical Journal, revela que el polvo y el gas que circunda de estos poderosos objetos galácticos juega un papel clave. (...)

Franz Bauer, astrónomo del Instituto de Astrofísica de la Universidad Católica e investigador CATA, quien participó de la investigación, explica que “los agujeros negros quedan con muy poco material en sus alrededores, vale decir, menos comida. De esta forma empiezan a crecer de manera más lenta, hasta que se les vuelve a acabar el alimento y no emiten energía. Como ejemplo tenemos al agujero negro supermasivo de la Vía Lactea, que se encuentra precisamente en una fase como esta”, detalla. (…)

“Este estudio tiene una importante participación de la comunidad científica chilena, liderado por nuestro investigador Claudio Ricci. Durante su desarrollo, los telescopios ubicados en Chile han sido súmamente importantes, porque nos permiten  medir la masa de los agujeros negros y las propiedades de las galaxias que los albergan. Hemos trabajado en este proyecto por varios años, se empezó en 2016 y fue posible concluirlo en los últimos 2 años gracias a la nueva muestra de agujero negros de BASS”, concluye Ezequiel Treister, subdirector  CATA y astrónomo del Instituto de Astrofísica UC.
 


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