Edificios, esculturas e historias: el patrimonio de las madres en la UC
Marcela Paz, Ruperta Hermoso y Marta Colvin tienen más de una cosa en común: fueron madres y dejaron su huella en la UC. En este Día de la Madre, recordamos a distintas mujeres que están, de una u otra forma, presentes en los campus, pasillos y patios de la universidad.
photo_camera Paula Claro, hija de Ester Huneeus, en la inauguración de la escultura de Papelucho en el Centro de Extensión de Pirque. Foto: Karina Fuenzalida.
En mayo no solamente se celebra el Día de los Patrimonios, también se conmemora el Día de la Madre, quienes sin duda se merecen un monumento. Para reconocerlas en su mes, recordamos a algunas madres que han dejado huella en la UC.
Una madre de la literatura
En el Centro de Extensión de Pirque, frente a la Biblioteca Escolar Futuro, se encuentra una escultura de 1,50 metros con terminaciones en bronce envejecido de Papelucho, personaje creado por la autora chilena Marcela Paz, seudónimo de Ester Huneeus.
Paula Claro, hija de Ester Huneeus, la definió como: “una mujer maravillosa, muy inteligente, con una fe firme, sencilla, abierta, alegre, divertida, un poquito loca y muy, muy audaz. Para mí, la mejor de las mamás”.
Papelucho es un personaje emblemático de la literatura infantil, que le valió a Marcela Paz el Premio Nacional de Literatura en 1982. Sus libros alcanzaron una venta de 4.000 ejemplares anuales y sumaron un total de 12 títulos, los que fueron traducidos a varios idiomas. Estas historias hoy cobran vida en la estatua creada por los artistas Luis Montes Becker y Luis Montes Rojas.
“¿Qué es una madre? Tradicionalmente se espera que sea alguien que nutre, guía y establece parámetros, moldea un campo y lo promueve. Ester Huneeus, bajo esa lógica, podría considerarse una madre de la literatura infantil y juvenil, ya que no solo fue una de las primeras autoras chilenas y latinoamericanas en proyectarse internacionalmente, sino que ocupó su posición privilegiada para instalar y alimentar en Chile una forma de promoción de la lectura que sigue estando presente hasta hoy”, comentó Soledad Véliz, académica de la Facultad de Educación UC.
Las que abrieron el camino
El libro Las que abrieron el camino. Historia de las mujeres en la Pontificia Universidad Católica de Chile, 1877-1950 — de la profesora del Instituto de Historia UC, Verónica Undurraga, y la historiadora Valentina Bravo— destaca la hasta ahora invisibilizada contribución de benefactoras, intelectuales, alumnas, directoras, religiosas-enfermeras, madres de estudiantes y muchas otras mujeres que transitaron por la casa de estudios.
Madre e hijo “Bienhechores insignes”
Una de ellas fue Ruperta Hermoso de Scotto (1830-1903) quien realizó una de las donaciones mas importantes para la UC junto a su hijo Federico, ambos declarados “Bienhechores insignes” de la Universidad.
La donación constó de una casa ubicada en calle Alameda y del fundo Alcones, en San Fernando, además de cincuenta mil pesos —equivalentes a $133.541.497 de hoy— destinados a la construcción de los edificios ubicados en la Alameda, entre Maestranza y Lira, que permitieron la creación de lo que luego sería la Facultad de Agronomía.
Todo por un hijo
“A los 3 meses de casada, falleció mi esposo, mi hijo es póstumo, he sufrido mucho y al mismo tiempo he batallado tanto para educarlo y hacer de él un hombre de bien con la ayuda de Dios”, relató Sara Varela en la carta que le envió desde La Serena a monseñor Carlos Casanueva, el 20 de agosto de 1950, todo con el objetivo de ayudar a su hijo.
Encontrar documentos que permitan reconstruir la historia de madres de alumnas y alumnos es difícil, pero las autoras del libro contaron con la carta de Sara Varela, que habla de las emociones y preocupaciones por su hijo Hugo Marín Varela, estudiante de Arquitectura, quien fue “eliminado del primer año” y no se le había permitido “seguir hasta fin de año como oyente”.
La maestra de la escultura contemporánea
Marta Colvin fue, literalmente, madre antes que escultora. Nacida en 1907, descubrió su afición por el arte desde Chillán, ya grande, después de formar una familia. Dicen que fue en un día de lluvia, cuando se encontró con su antigua profesora de dibujo, Noemi Mourges, quien puso en sus manos un trozo de greda.
“Ese gesto íntimo marcó el inicio de una trayectoria artística excepcional. Más tarde, junto a otras mujeres de su comunidad, formó el grupo Tanagra, donde compartieron inquietudes y aprendieron escultura de forma autodidacta. Marta Colvin no solo supo entrelazar la maternidad con la creación artística, sino que también llegó a ser reconocida internacionalmente. Obtuvo premios en Europa, Asia, Estados Unidos y Sudamérica, y muchas de sus esculturas están emplazadas en espacios públicos alrededor del mundo. En 1970 recibió el Premio Nacional de Arte, convirtiéndose en una figura clave en la historia del arte chileno”, comentó Amelia Saavedra, directora del Museo de Artes Visuales UC.
Parte de su icónica obra se puede ver alrededor del Campus San Joaquín, entre la gran colección de esculturas al aire libre, entre ellas El Cóndor de los Andes, esculpido en piedra tallada. Marta Colvin, además, fue maestra de otros célebres escultores nacionales presentes en el campus, entre los que se encuentran Francisco Gazitúa.
“En el Día de la Madre y el mes del Patrimonio, celebramos su legado como una mujer que dio forma al arte desde su experiencia vital, conectando lo humano, con la naturaleza y lo ancestral, desde una fuerza creativa que traspasa generaciones", dijo Amelia Saavedra.
La imagen de una madre
La Virgen María, madre de Jesús, es uno de los nombres más importantes en la religión católica y ha sido representada en un sinnúmero de pinturas y esculturas a lo largo del mundo. Y la UC no se queda atrás: en todos sus campus, ya sea en pasillos, patios o capillas, se puede encontrar una imagen de María.
Algunas son más visibles que otras, como la que se encuentra frente a la puerta del Templo Mayor del Campus Oriente, en contraste con la del Patio de los Naranjos en Lo Contador, que requiere mayor atención para ser notada. Muchas marcan un punto de encuentro, como la Virgen ubicada en “El patio de la Virgen” en Casa Central o la de la Facultad de Educación en San Joaquín.
Puedes ver todas las imágenes en la galería fotográfica preparada por César Dellepiane:
También hay esculturas más modernas, como “La Virgen del Lago”, inaugurada en 2024 en el Campus Villarrica, obra del destacado artista nacional Claudio Di Girolamo junto a sus hijos Francesco y Paolo.
