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Especial

Juan E. Ibáñez: "La invitación es a mejorar y dar más transparencia a los procesos"


El académico y exdirector de Desarrollo de la Facultad de Derecho, Juan Eduardo Ibáñez, tendrá la misión de proponer un sistema de trabajo y de gobernanza que sea más efectivo y ágil y que promueva una vida académica basada en el diálogo, el respeto y la reflexión conjunta.

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photo_camera Créditos: Karina Fuenzalida

Durante siete años lideró el Programa de Sostenibilidad Corporativa de la Facultad de Derecho, el programa que fundó en el año 2017 cuando volvió a Chile después de una larga estadía en Estados Unidos. Allá cursó un Magíster en Derecho en la Universidad de California en Berkeley y luego trabajó para el Ministerio de Relaciones Exteriores chileno. En ese entonces, el tema de la relación entre la empresa, el medioambiente y la sociedad era desconocido en el ámbito académico local, dice Juan Eduardo Ibáñez, profesor de la Facultad de Derecho. ¿Por qué los abogados están metidos en eso?, le preguntaban.

Los abogados tenemos que transferir conocimientos sobre cómo la empresa se relaciona con la sociedad. Porque son relaciones que pueden ir articuladas y ser constructivas, pero si tú no las manejas pueden ser muy opuestas. Entonces mi vocación fue cómo transferir a la sociedad la riqueza de la universidad, con la visión del Magisterio de la Iglesia, para que la empresa sea de nuevo un actor social relevante y que tenga legitimidad. Ese es mi tema”, declara.

Pero en marzo de este año tuvo que renunciar a su tema y a la Dirección de Desarrollo de la facultad cuando el rector Juan Carlos de la Llera le propuso asumir el cargo de secretario general de la universidad, al que se incorporó formalmente el 12 de mayo, luego de la aprobación por el Consejo Superior y el nombramiento del gran canciller de la universidad, el cardenal Fernando Chomali. Reconoce que no fue fácil, pero con la misma convicción y compromiso con que habla del programa y sus cursos de sostenibilidad detalla cuáles son las funciones que comprende este nuevo rol: “El rector nos ha pedido revisar los procesos, ver dónde podemos servir de mejor manera y qué podemos hacer más eficiente y hacer propuestas de reorganización”.

“La invitación es a mejorar, fortalecer y dar más transparencia a los procesos y a poner a los estudiantes al centro, para que toda la estructura de la dirección superior sirva a la formación de nuestros estudiantes. Además, el rector quiere promover la enseñanza de la ética en los alumnos, tiene un programa de formación de ciudadanos. Y también tenemos que ver cómo servimos de mejor manera a las unidades en la parte legal -contratos, licenciamientos-; cómo repensar todo el tema legal para ponerlo al servicio de la comunidad universitaria”, detalla.

DESARROLLO INTEGRAL DE LA VIDA UNIVERSITARIA

Dentro de sus funciones también está autorizar el uso de espacios físicos. “Hay que considerar la manera de que el uso de los espacios de los campus sirva a toda la comunidad académica. El rector nos pidió darle vida a los campus, entonces debiera contribuir a eso. Todo hay que pensarlo en función de promover el desarrollo de las personas y las unidades académicas” , precisa.

El académico también recuerda sus años en Stanford -donde hizo el doctorado su esposa, Susana Claro- y la relevancia de sus espacios deportivos. “Ojalá que también podamos trabajar en eso: cómo devolverle a los campus de la UC ese potencial que atraiga a los alumnos; que sean un lugar donde se practica deporte, se cultiva la amistad, se desarrolla el intelecto: que promuevan un desarrollo integral”.

Mientras estudiaba Derecho realizó el servicio militar en la Marina y fue ahí cuando descubrió el deporte: “Hice dos veranos en la Escuela Naval sin tener ninguna idea de a dónde iba. Simplemente me gustaba la literatura porteña y los barcos, pero muy románticamente, y terminé haciendo el servicio militar. Ahí aprendí a hacer deporte y a valorar el trabajo en equipo. Después, en Estados Unidos, comencé a hacer triatlones. Eso fue muy desafiante. Hice 7 triatlones allá”.

GOBERNANZA

Como secretario general le compete asimismo iniciar los procesos de responsabilidad académica y disciplinaria cuando hay faltas a la integridad o a los reglamentos. Al respecto señala que el mandato es agilizar los procedimientos porque “hoy en día son muy largos y eso también daña la convivencia”. Agrega que deberá reformular el área de compliance, que se refiere básicamente al desarrollo de una cultura de hacer lo correcto dentro de las organizaciones, cumpliendo las normas y los estándares.

Respecto a su rol en el Honorable Consejo Superior, donde le corresponde realizar las citaciones, hacerse cargo del registro de las sesiones y certificar los acuerdos, explica: “El rector nos ha pedido proponer un sistema de trabajo y de gobernanza que sea más efectivo, que permita mayor reflexión, que haya una mayor horizontalidad y un ambiente seguro para poder expresar las opiniones. O sea, ayudar a promover una vida académica basada en el diálogo, en el respeto y en la reflexión conjunta”.

INTERDISCIPLINA Y POESÍA

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El nuevo secretario general ha sido un promotor del cultivo de las humanidades en la Facultad de Derecho, especialmente de los clásicos de la literatura y de la poesía. En sus clases de ética –cuenta- incorpora poesía, que ayude a reflexionar sobre la importancia de las decisiones correctas en la vida, y literatura, para entender la complejidad del fenómeno humano. “Cuando yo estudié Derecho lo hice leyendo Crimen y Castigo, de Dostoyevsky, leía Flaubert, y ahí estaban los referentes de la tradición. Y eso lo hemos perdido”, declara.

Por eso, para promover que los estudiantes vuelvan a conectarse con estos autores, está trabajando con el decano de la UC y con la Universidad de Chile en un programa de lectura de clásicos para alumnos de Derecho.

Por otro lado, siempre ha estado vinculado a fundaciones y corporaciones sin fines de lucro; colaboró en la creación de Enseña Chile, una fundación creada por un grupo de ingenieros UC, entre ellos su esposa, la académica de la Escuela de Gobierno Susana Claro, con quien tiene dos hijos. También impulsó la fundación Crítica y Celebración, que salvaguarda el patrimonio del fallecido profesor Ernesto Rodríguez. 

Es también miembro del directorio del Club Providencia. “Me interesa el rol vecinal. Creo que hay que fortalecer las comunidades locales. Es un cargo ad honorem, pero creo que es importante que todos nos vinculemos en la construcción del tejido social, donde quiera que estés”.


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