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Nuevas formas para celebrar Semana Santa en cuarentena


Tomar ventaja de la tecnología para “conectarnos” con Dios y con otros, con todos nuestros sentidos, es el llamado que hace la profesora de Teología, Haddy Bello, para conmemorar esta fiesta más conscientes de nuestras fragilidades, pero con fe renovada.

Semana Santa, procesión, celebración religiosa

photo_camera Procesión de Semana Santa. (Foto: César Cortés)

Este año, marcado por la emergencia sanitaria, nos obliga a celebrar una Semana Santa diferente, siguiendo los distintos ritos por streaming para los católicos y permaneciendo en nuestros hogares. De acuerdo a la académica de la Facultad de Teología, Haddy Bello, esto representa una oportunidad para encontrar nuevos espacios y formas de encuentro, permitiéndonos “discernir lo que es realmente importante en nuestras vidas”.

Las procesiones y retiros son actividades tradicionales que promueven el encuentro con otros, la celebración en comunidad, ¿cómo podemos mantener vivo este espíritu en una cuarentena sanitaria?

Las procesiones y retiros son espacios –por así decirlo– reservados para el encuentro con lo sagrado. A pesar de lo que muchos podrían pensar, estos son lugares litúrgicos, dinámicos, vivos, en donde la persona puede desde su ser individual y comunitario, entrar en un diálogo activo con otros y el absolutamente Otro, la divinidad, lo sagrado, Dios.

Destaco lo activo de la acción dialogante, pues lejos de esperar entrar en conexión con alguien o que Dios simplemente llegue o se conecte con nosotros mediante algún tipo de inspiración, debemos valorar que este es un movimiento libre y voluntario, suscitado por la gracia, en el cual ambas partes manifiestan su deseo de (re)encontrarse.

Ante esto me atrevo a impulsar que, la cuestión del espacio litúrgico que se escoja para vivenciar el anhelado encuentro con Cristo durante esta semana Santa, no tema a ser creativo.

Si bien históricamente hemos tenido la posibilidad de construir espacios e instituirlos para ello (oratorios, altares, templos, capillas, iglesias, salas de oración, etc.), estos no son exclusivos ni excluyentes.

Se ha vuelto fácil determinar sectores o esferas para lo sagrado de los cuales entramos y salimos constantemente (incluso con un cambio de disposición interior), pero olvidamos que esto es posibilitado únicamente por el Espíritu Santo, quien abre nuestra vida interior y mediante la gracia posibilita el intercambio.

Haddy Bello es académica de la Facultad de Teología
Haddy Bello es académica de la Facultad de Teología


¿Cuál es la importancia de las ceremonias? ¿Cree que la tecnología puede suplirlas o cómo podemos sacar ventaja de ella?

La ceremonias han sido parte de cada cultura de manera única y particular, desde los orígenes más remotos: La celebración de la cosecha o del fin de una sequía; el acontecimiento de un cambio de estación, con las festividades del equinoccio o del solsticio; la celebración de los pasos, como el paso de la niñez a la adultez, de la esclavitud a la liberación, o incluso, las ceremonias funerarias como celebración del paso de la muerte a la vida eterna, etc.

Todas guardan un elemento común, esto es, el carácter simbólico que contiene cada acontecimiento para la comunidad que vive y acompaña esta celebración como parte de su desarrollo y madurez, junto con la sacralidad que ello conlleva. En este sentido, la conmemoración del triduo pascual y de todas las grandes festividades religiosas se enmarcan igualmente en un contexto de regocijo, puesto que se une lo natural y lo sobrenatural. Entablando un diálogo fecundo entre naturaleza y gracia.

Sobre esto, la tecnología no podrá nunca reemplazar la vivencia en carne propia de la celebración, pues el carácter simbólico y sus signos se encarnan en cada una y cada uno de los celebrantes que hacen experiencia de este espacio sagrado.

No obstante lo anterior, la técnica, con su internet, el streaming, la mensajería instantánea y las redes sociales; o la televisión y la radio, entre otras herramientas, pueden ayudar a suplir en parte la imposibilidad de un encuentro físico entre nosotros.

Digo esto para no dejar de lado la valoración de nuestra corporalidad como querida por Dios, pues Él que nos ha creado a su imagen, también se ha hecho carne y uno con nosotros (en este punto hay que discernir entre la corporalidad y la materialidad para no caer en un dualismo platónico).

Por lo tanto, convendrá utilizar la tecnología de manera de poder activar la mayor cantidad de sentidos posibles para poder celebrar. Ver y oír son los más sencillos de difundir por las redes, pero para sacar mejor ventaja será necesaria la creatividad, y así complementar lo anterior con la participación de los sentidos del gusto, del tacto y del olfato.

Para ello conviene que cada uno en sus casas o lugares en que vayan a celebrar y conectarse con otros, puedan integrar o tener presente elementos como el agua, flores o plantas que permitan experimentar un aroma distinto, o tener un cirio encendido, etc.

El arreglar un altar o espacio en el cual sentarse alrededor también puede resultar significativo. Es importante además integrar la comida a la celebración, por ejemplo, al término de la Vigilia Pascual o de la celebración del domingo de Pascua poder compartir en un gesto sencillo un pedazo de pan, un dulce o una fruta. Algo que nos permita intercambiar experiencias sensitivas.

¿Cuál debiese ser el foco de esta celebración?

El foco de esta celebración sigue siendo la resurrección de Cristo. La pandemia que estamos padeciendo nos pone en un contraste mayor, que a ratos podría percibirse como una posibilidad para discernir lo que es realmente importante en nuestras vidas.

Para cada hombre y cada mujer creyente se presenta hoy de manera más radical el desafío de hacer presente el Evangelio en la Historia, actuando en coherencia con el Cristo que se entrega en la Cruz por toda la creación. Dios se hace cargo de su obra, la quiere, la ama, la salva.

Tenemos la oportunidad de pedir a Dios que aumente nuestra fe y que no nos falte la esperanza de una vida más plena, no sólo para un futuro escatológico, sino también para nuestra vida, ahora.

El foco de esta celebración sigue siendo la resurrección de Cristo. La pandemia que estamos padeciendo nos pone en un contraste mayor, que a ratos podría percibirse como una posibilidad para discernir lo que es realmente importante en nuestras vidas.


¿De qué manera cree que afectará la celebración de esta Semana Santa a quienes son católicos?

Creo que la celebración de una Semana Santa en medio de la cuarentena o viviendo el sufrimiento a causa del virus –que ha tomado consigo miles de muertes y sigue afligiendo a otros miles más, sin distinción–, nos afectará de distintas maneras.

Algunos ya están a los pies de la Cruz a causa del fallecimiento de sus seres queridos, otros, con aciaga indiferencia seguirán con el cumplimiento de sus “ritos”.

Sin importar desde dónde se viva, considero que sería un anhelo válido el pensar una comunidad creyente reunida en torno a la mesa del Señor, uno al lado del otro, conscientes de las propias fragilidades, pero con una fe renovada, madura, empática, que nos permita celebrar como sociedad el paso de la muerte a la vida en la resurrección de Cristo, y el florecimiento de una humanidad más justa, más compasiva y más amante.


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