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Profesor Luca Valera reflexiona sobre el valor de la vida


El académico de las facultades de Medicina,  Filosofía y del Centro de Bioética, apunta a los sistemas de seguridad de los recintos que exhiben animales y a la responsabilidad de los padres. “Es una cuestión de los deberes que el ser humano tiene con los animales y las personas”, dice.  

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photo_camera Archivo UC

Primero fue Franco Ferrada, la persona que se encuentra recuperándose de las heridas tras haberse lanzado a la jaula de los leones en el zoológico de Santiago. Luego, en la misma semana en Estados Unidos, un niño de tres años caía a un pozo de gorilas. En ambos casos los animales fueron sacrificados por el peligro que representaban. Pero ¿qué medidas de seguridad preventivas se tomaron en ambos recintos? ¿El valor de la vida estuvo en riesgo inminente?

Para el profesor Luca Valera, académico de las facultades de Medicina y Filosofía, del Centro de Bioética y del Centro de Estudios de la Religión UC, hubo mayores alcances ante los juicios de valor y las diferentes críticas al sistema de zoológicos en el mundo y a la protección de la vida del más vulnerable. “Lo que queda es un hecho tan obvio que parece ahora irreconocible: en el peligro, el hombre siempre elige cuasi instintivamente a favor de la vida humana, sin deliberar demasiado. No hay proporción entre el dejar morir y el devolver a la vida, ofreciendo una segunda oportunidad. El ser humano tiene una inmediata “intuición ética” de los valores a conservar, y uno de ellos es la vida humana. Lo que viene después (los chismes, las manifestaciones, los post en la Web)... son meras opiniones”, reflexiona el experto.

El académico explica que la situación presenta a dos seres humanos  en peligro de vida, ambos a causa de la negligencia humana - de los encargados del zoológico, de los padres, de quienes no han podido o querido intervenir antes-, para ayudar a un hombre con trastornos  mentales evidentes. “Ambos fueron salvados a costa de la vida de “animales no humanos”, para usar un término caro a los activistas de Liberación Animal. El precio a pagar es muy alto, dicen los indignados en la web: la vida de dos leones y de un gorila. Y fuera de la clínica un grupo de manifestantes pide simbólicamente la cabeza del hombre sobreviviente. Se dice incluso que tenía en el bolsillo una carta con declaraciones suicidas. Sin embargo, la verdadera pregunta que queda -por desgracia no resuelta- observando los comentarios aberrantes en las redes sociales, es otra: ¿Qué sociedad estamos construyendo? ¿Una sociedad que no quiere cuidar la vida? Esto sería justamente el primer deber de la sociedad: proteger las vidas de sus miembros, ya que, si no hay vida humana, no hay sociedad, aspecto que es de suyo evidente”, señaló.

El tema no quedó ahí. La reflexión más profunda estaba en lo que se analiza ante estos hechos: ¿Por qué la sociedad no se ocupa de sus miembros con una enfermedad mental? ¿Por qué los padres no se ocupan de sus hijos? ¿Por qué un animal tiene que permanecer encerrado en un ambiente que no es “el suyo”? Ante estas inquietudes el profesor Valera responde: “Pero no es una cuestión de derechos de los animales. Es una cuestión de los deberes que el ser humano tiene con los animales y las personas. O quizá más propiamente es un problema de educación. Y ésta, a los leones y a los gorilas no se les puede dar. A los seres humanos, por suerte, sí”.

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Tahía English, Facultad de Medicina,  tahiaenglish@med.puc.cl


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