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Sebastián Bowen: “No nos dimos cuenta de que por dentro estábamos bastante podridos”


Exalumno del Instituto de Sociología de la UC y director ejecutivo de TECHO-Chile, Bowen denunció una catástrofe social poco antes del estallido de octubre. En esta entrevista realizada por Revista Universitaria ahonda en las razones que, a su juicio, generaron el movimiento social.

Foto de un campamento.

photo_camera Abandono, abuso y angustia. Según Bowen, este es el sentimiento de "triple a" que podría explicar el malestar social. Foto: Revista Universitaria.

Después del 18 de octubre, Sebastián Bowen, director ejecutivo de TECHO-Chile, conversó con cerca de siete dirigentes de diferentes campamentos. En ese diálogo, se percató de que los destrozos en el Metro no eran tan importantes para todos. “Hemos vivido siempre con incerteza, a horas de distancia de nuestros trabajos, que lo estemos viviendo a raíz de la quema de un par de estaciones es muy triste para el país, pero para nosotros lo central es que se abre una posibilidad de cambio social”, le contestó uno de ellos. La idea le quedó dando vueltas. Para él la situación de los campamentos solo era un síntoma de una enfermedad más profunda que denomina exclusión. 

Según el sociólogo, había mucha podredumbre al interior del envoltorio que habíamos proyectado como nación exitosa. Poco antes del estallido social, denunció que cada día diez nuevas familias se veían obligadas a trasladarse a un campamento y advirtió sobre una catástrofe social. Hoy reconoce que debió hacerlo con más urgencia, que la magnitud del descontento lo impresionó y que el diálogo ampliado es nuestra única escapatoria.

“De cierto modo avizorábamos que podía explotar esta olla de presión, el malestar nosotros lo podíamos ver. Como director de una organización sin fines de lucro me hago una autocrítica de no haber planteado el tema con mayor urgencia”, afirma. 

Además, reparó en la fragilidad de la sociedad. “¿Cómo no fuimos capaces de construir cimientos más sólidos?”, se cuestiona. “Nos encandilamos con una cáscara preciosa de un país que conseguía logros internacionales, organizadora de eventos relevantes como la COP25 y APEC, pero no nos dimos cuenta de que, por dentro de esa cáscara, estábamos bastante podridos, con bajísimos niveles de cohesión social”, agrega. 

“De cierto modo avizorábamos que podía explotar esta olla de presión, el malestar nosotros lo podíamos ver. Como director de una organización sin fines de lucro me hago una autocrítica de no haber planteado el tema con mayor urgencia”-Sebastián Bowen, director ejeccutivo TECHO-Chile

Desconfianza y diálogo

En el análisis que hace de las razones del malestar, Bowen identifica el sentimiento de la triple A. En primer lugar, menciona el abandono que las personas perciben por parte de las instituciones. Cuando las entidades públicas y privadas no llegan al campamento, la única vía es rascarse con las propias uñas o buscar el apoyo de los vecinos.

El abuso es un segundo componente. “No accedo a las instituciones, pero hay otras personas privilegiadas que sí las aprovechan, ahí está la dieta parlamentaria, la corrupción y los casos de colusión”, señala. Finalmente, está la angustia, asociada al endeudamiento, a que los niños no puedan salir a jugar porque la calle está tomada por narcotraficantes o a las horas de viaje que debe soportar para ir a trabajar. 

“No accedo a las instituciones, pero hay otras personas privilegiadas que sí las aprovechan, ahí está la dieta parlamentaria, la corrupción y los casos de colusión”- Sebastián Bowen sobre uan de las razones del malestar social. 

Para salir de la crisis social, especialmente patente después del 18 de octubre, el profesional destaca que el nuevo acuerdo social no puede establecer que la convivencia esté ordenada en función del poder adquisitivo de los chilenos. Esto requiere, según Bowen, un nuevo pacto entre los actores políticos, que introduzca la implementación de políticas públicas que modifiquen estructuralmente la distribución de los capitales, entre los cuales menciona medidas tributarias. Para responder a la segregación territorial también resulta crucial introducir medidas para que la tierra que cada uno habite no dependa exclusivamente del dinero que disponga

Otro de los desafíos que avizora es la necesidad de entablar una mayor capacidad de conversación. “Mi sensación es que en Chile nos olvidamos totalmente de cómo dialogar y esto es muy complicado si queremos construir una sociedad más equitativa y prevenir futuras crisis”, afirma. Bowen apunta a la consideración de las organizaciones de base, como los comités de vivienda, las juntas de vecinos y los clubes deportivos, para que puedan tener una mayor incidencia en las decisiones que se adopten a nivel nacional. 

“Cuando nosotros construimos casas, una de las claves centrales para que el barrio perdure en el tiempo y sea exitoso es que la comunidad que va a vivir en ese lugar también participe de las decisiones, en el diseño de la casa, las áreas verdes, pues así se apropia del barrio”, indica.

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Entrevista completa publicada en Revista Universitaria


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