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Gastón Soublette en RU:

Sin miedo al “otro”


El Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanidades, Gastón Soublette, hoy nonagenario, creció en un siglo XX que en Occidente se fue volviendo nihilista, autoflagelante y falto de sentido y razón de ser. Inquieto –músico, filósofo, esteta-, exploró nuestra filosofía, la de China y la de la India, hasta encontrar sus valores presentes en la sabiduría popular de Chile, un sentido de vida. A continuación un extracto del artículo publicado en Revista Universitaria.

Gaston Soublette sentado en su casa con varios objetos de fondo.

photo_camera Un recorrido por la vida de Gastón Soublette y su búsqueda por buscar el otro lado de las cosas, su interés por las filosofías orientales y los pueblos originarios, es lo que refleja este artículo. (Crédito fotográfico: César Cortés)

*Lee el artículo completo publicado en Revista Universitaria nº175, “Gastón Soublette: sin miedo al “otro”.

Tuvo una herida síquica de niño. Brutal. Su madre le dijo que su verdadera progenitora era otra; podía ser, por ejemplo, una pobladora de los cerros de Valparaíso. El quién soy yo, la pregunta final, la vivió desde niño. Y le abrió los ojos, muy abiertos, desde temprano. Nunca dejó de buscar el otro lado de las cosas, la música que viene de otros mundos, las cosmovisiones que nacieron en otras latitudes.

Los estudios de Derecho y Arquitectura, en sus inicios universitarios, no lo dejaron tranquilo y los interrumpió. Decidido a ser músico partió al Conservatorio de París, pero, en paralelo, comenzó a buscar un sentido a su vida. Un innovador discípulo de Mahatma Gandhi, el filósofo italiano Giuseppe Lanza del Vasto, fundador de la Comunidad del Arca, lo conectó con la India y el pacifismo.
Las filosofías orientales le abrieron otro mundo, y también una comprensión profunda de lo cristiano; ya no dejará de mirar a Jesús, una y otra vez a lo largo de toda su vida, lo que finalmente plasmará en el libro Rostro de hombre (Ediciones UC, 2006).

El ahondar en los sabios chinos, lo que también será origen de otros libros, como Tao Te King, libro del Tao y su virtud Lao Tse (Editorial Cuatro Vientos, 1990), o El I Ching y la sabiduría histórica (Ediciones UC, 2022), lo puso en contacto con una dimensión que desconocía. (…)

El sentido de vida

En el Instituto de Estética UC, que él mismo dirigió de 1978 a 1980, Soublette encontró el lugar propicio para sumergirse en ese otro Chile, el provinciano que venía del campo, ajeno a la cultura oficial. Ahí encontraría un aliado, profundo conocedor de la cultura tradicional chilena junto a la misma Violeta Parra, Margot Loyola y Oreste Plath: Fidel Sepúlveda Llanos. También director del mismo instituto en dos periodos, en 1987 crearía el programa de Arte y Cultura Tradicional en la Universidad Católica. Como Soublette, estaba convencido de que todas las universidades debieran tener departamentos de cultura tradicional chilena, porque en sus personajes, creaciones, refranes, dichos, mitos y leyendas el ser humano se acompasa con el territorio, con el sentido de vida del país. (…)

El señor de las clavas

Su colección de clavas líticas junto con otros objetos, dio origen al Aulla de Pueblos Originarios, una colección donde se echiben 300 piezas de pueblos andinos en Campus Oriente. (Crédito fotográfico: César Cortés)

Vive en Limache, con una huerta que lo nutre de verduras frescas y árboles que mueve el viento. Como Martin Heidegger, prefirió conservar el contacto con la tierra, la vida, las raíces. Es también un retorno a la infancia, cuando siendo un adolescente viñamarino se internaba en los cerros de la Cordillera de la Costa, hacia Quebrada de Alvarado, Villa Alemana, la misma Limache. De espaldas al mar, adentrándose en las quebradas y rinconadas donde el mundo campesino seguía vivo.

Se le ve pasar con su poncho mapuche, cómodo y abrigado, símbolo de su vivo interés por el otro, el portador de otras culturas. Hace medio siglo comenzó a reunir creaciones de esa cultura, especialmente las de valor simbólico. Llegó a reunir una de las mejores colecciones de clavas líticas; abierto ese espacio, siguió adelante estudiando y reuniendo otras creaciones simbólicas, inca, moche, diaguita, Arica, Atacama, Nazca y Tiwanaku. Es el origen del Aula de los Pueblos Originarios, instalada el Centro Cultural Oriente de la universidad, donde se exponen al público cerca de 300 piezas de interés cultural de pueblos andinos. El mismo Instituto de Estética, el que abrió las puertas de la universidad a la cultura popular, era el introductor de las culturas indígenas, ahora representadas con su importante colección. (…)

 

*Lee el artículo completo publicado en Revista Universitaria nº175, “Gastón Soublette: sin miedo al “otro”.


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