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¿Son complementarias las distintas formas de conocimiento humano?


A través de un hilo de columnas y cartas al director en el diario El Mercurio, se abrió un rico debate sobre si los tipos de conocimiento son complementarios, o si existe una asimetría epistemológica entre estos.

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photo_camera Las formas de conocer y ser que han sido muchas veces opacadas por un ideal moderno, requieren ser observadas y escuchadas en su complejidad, sostienen varios académicos de la UC.

Tras el fallecimiento del filósofo, sociólogo y antropólogo Bruno Latour, Eugenio Tironi, sociólogo, académico de la Escuela de Gobierno UC y columnista de El Mercurio, abrió un debate sobre el conocimiento humano. De él se hicieron parte Álvaro Fischer, ingeniero matemático, y Juan Larraín, bioquímico, director del Instituto de Éticas Aplicadas (IEA) y académico de la Facultad de Ciencias Biológicas de la UC.

Según Tironi, Latour destinó la primera etapa de su carrera a estudiar en terreno cómo se fabrican las “verdades científicas”. Esto lo condujo a sostener que la ciencia surge de la fijación de determinados “criterios de verosimilitud” por las comunidades de científicos o expertos, los cuales son siempre resultado de una negociación, arreglo o convención al interior de las mismas. A raíz de lo anterior, Tironi enfatiza en que el mundo común, que propone Latour, no puede darse por sentado, como cree la ciencia y las ideologías que se basan en ella, ese mundo “hay que componerlo”. 

Bruno Latour (1947-2022), fue un filósofo, sociólogo y antropólogo francés. Foto: Licencia Creative Commons, G. Garitan.

En relación con esta afirmación, Álvaro Fischer, publicó una carta al director en el mismo medio, “Ciencia y otros saberes”, en la que afirma que lo que en verdad hacen los científicos es discutir si sus proposiciones se ajustan a la evidencia empírica, si han sido corroboradas múltiples veces por grupos independientes y si han sido sometidas a la aceptación de los pares. No “negocian” al respecto, asegura Fischer. Por eso señala que “en el complejo mundo del siglo XXI, pensar que hay una simetría epistemológica entre la ciencia y los otros saberes puede resultar no solo peligroso, sino, además, muy caro para las futuras generaciones”.

Por el contrario, para Marjorie Murray, profesora de la Escuela de Antropología UC, sería más bien enriquecedor y provechoso dar un espacio serio o simétrico, como dice la provocación latourniana, a otras epistemologías y ontologías, permitiéndonos estudiar, a su vez, a la ciencia y científicos con parámetros que se usan para conocer a otros grupos y creadores de saberes. "Estos son abordajes que se han desarrollado en la antropología, la sociología y los estudios de ciencia y tecnología por más de 30 años, pero con implicancias prácticamente inexistentes fuera de nichos acotados en las ciencias sociales y las humanidades”, explica la académica.

Reforzando lo anterior, Piergiorgio Di Giminiani, profesor de la misma escuela, agrega que “lo que demuestran los estudios empíricos tanto históricos como etnográficos de las comunidades científicas no es un relativismo radical que cuestiona la existencia de algo que podríamos definir como realidad, sino el hecho de que las prácticas científicas en cuanto humanas son necesariamente sociales y, por lo tanto, inevitablemente se basan en acuerdos epistémicos sobre aspectos particulares de la realidad transformados en categorías científicas”.

"Las distintas formas del conocimiento humano son complementarias. Se requieren mutuamente para comprender los distintos niveles de una realidad que es compleja" - Juan Larraín, director Instituto de Éticas Aplicadas

Complementariedad de saberes 

Frente a las propuestas de Tironi y Fischer, el director del IEA, Juan Larraín, se hizo parte del debate con una carta titulada “Conocimiento humano”. En ella asegura que “quizás lo más apropiado es considerar que las distintas formas del conocimiento humano son complementarias. Se requieren mutuamente para comprender los distintos niveles de una realidad que es compleja. Debemos valorar cada una de estas formas de conocimiento con sus propios principios y métodos, ya que nos ofrecen una pluralidad de ventanas y miradas que se perfeccionan entre sí, para una mejor comprensión de una realidad con distintos niveles ontológicos”.

Cristian Borgoño, secretario académico y profesor de la Facultad de Teología UC, explica que la pretensión de que solo la ciencia empírica puede decirnos cómo están realmente las cosas es la vieja tesis del positivismo de Viena de inicios del siglo XX. "La epistemología de la complejidad del siglo XXI nos recuerda que necesitamos de otros registros epistemológicos adicionales, no sustitutivos, de la ciencia empírica, para orientarnos adecuadamente en un mundo que solo comprendemos parcialmente”, sostiene. 

Ante la publicación de Larraín, Álvaro Fischer respondió con una nueva carta en la que afirma que, la propuesta “de un diálogo entre quienes sostienen distintos conocimientos o saberes (…), puede ser una buena y necesaria forma de convivencia humana, pero mezclarlos todos entre sí para que de este caldo surja una mejor comprensión y explicación causal de la realidad, no es una buena idea”.

Juan Larraín aseveró en respuesta que comparte que aquellas formas de conocimiento distintas de la científica aportan a un entendimiento de la realidad que va más allá de una descripción causal y de explicaciones de lo puramente material: “A mi parecer, esto confirma la necesidad de un diálogo entre saberes para una comprensión amplia de la realidad”. Larraín termina su carta afirmando que la complementariedad de conocimientos propone identificar los distintos dominios de la realidad e intenta abordar cada uno de ellos desde la epistemología correspondiente, evitando una intrusión de saberes en aquellos dominios que no le son propios.

Atendiendo lo anterior, Fischer sostiene en su última carta que “un diálogo de la ciencia con ellas (otras descripciones de la realidad), si es para mostrar un civilizado respeto frente a legítimas diferencias interpretativas, bienvenido, pero como forma de mejorar la comprensión de la realidad, muy dudoso”.

La profesora Murray considera importante que “las formas de conocer y ser que han sido muchas veces opacadas por un ideal moderno, modernista y científico, en la clave de separación entre naturaleza y cultura, requieren ser observadas y escuchadas en su complejidad y dinamismo, sin caer en romantizaciones ni en el siempre peligroso relativismo cultural y reconociendo, además, sus posibilidades de compenetración e imbricación”. 

En esa misma línea, Gabriela Arriagada, académica del Instituto de Éticas Aplicadas y el Instituto de Ingeniería Matemática y Computacional UC, considera que “el conocimiento humano se complementa de diferentes metodologías o epistemologías, que nos dan la oportunidad de profundizar, integrando diferentes modos de conocimiento, mediante la transdisciplina y que un pluralismo epistemológico, exige un trato simétrico entre disciplinas y sus metodologías, ofreciendo una sinergia entre dominios propios que, cuando se conectan desde la humildad intelectual, enriquecen el proceso mismo del conocimiento humano”. 


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