Cómo incluir la calidad de la educación en la medición de pobreza
La comisión a cargo de proponer una nueva medición multidimensional de la pobreza ha sugerido incorporar la calidad de los aprendizajes en dicha medición. Específicamente, el Índice de Pobreza Multidimensional (IPM) incorporaría si algún integrante del hogar asiste a un establecimiento donde más del 50% de los estudiantes presentan rendimientos insuficientes en las mediciones de aprendizaje elaboradas por el Sistema de Medición de la Calidad de la Educación de nuestro país (SIMCE). Esta propuesta es compleja, y su debate necesario.
La incorporación de un indicador de calidad de la educación al IPM parece una innovación con potencial al visibilizar una dimensión fundamental en la vida de los estudiantes y sus familias. Sin embargo, así como las calorías no parecen ser un indicador óptimo de la canasta de consumo para evaluar pobreza por ingreso, al enfocarse puramente en cantidad y no considerar la calidad de la alimentación, los indicadores educacionales propuestos no profundizan suficientemente en la medición de calidad.
Idealmente la medición de calidad de la educación a incluir en el IPM debería basarse en indicadores de alta frecuencia y medidos al mismo nivel al que se refiere el resto de los indicadores, es decir, a nivel individual. Un ejemplo podría ser la promoción y graduación oportuna a través de los distintos niveles educacionales. También sería deseable la consideración de otras dimensiones de la vida escolar, tales como la convivencia y la promoción del desarrollo integral. (...)