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El Mostrador

Economía Circular para una gestión eficiente del agua


Foto de Ricardo Salazar
Profesor Facultad de Química y de Farmacia
Enfrentar la crisis hídrica parte desde el gobierno de turno hasta cada integrante de nuestros hogares. Todos debemos adaptarnos y ser responsables con el consumo y uso del agua, porque cuando ocurre un corte de suministro en nuestro hogar, nos damos cuenta de cuán necesaria e indispensable es.

(...) Recientemente se ha informado que un vecino muy cercano, Uruguay, vive una situación crítica de sequía y se está quedando sin reservas para generar agua de consumo para su población, principalmente en la capital, Montevideo. Los días han pasado y cada vez se acerca más el temible “día cero”, cuando la población se quede sin agua.

A medida que se acerca esa fecha, la calidad del agua que se recibe en los hogares contiene altos niveles de sodio y cloruros, lo que la hace no apta para un consumo y uso óptimos. Ante esta terrible noticia que ocurre en un país cercano al nuestro, no es extraño preguntarnos: ¿Esto puede suceder en Chile? ¿Qué tan lejos estamos de experimentar o sufrir un día cero?

Podemos comenzar recordando que en el año 2021, el 45% de la población nacional se encontraba en situación de sequía, según los criterios técnicos establecidos por la Dirección General de Aguas (DGA) del Ministerio de Obras Públicas (MOP). Esto significa que 168 comunas con cerca de 8 millones de personas vieron amenazado su suministro de agua.

Para este 2023, son 346 comunas, es decir, un 29% de la población, la que vive en escasez hídrica. También sabemos que Chile ha sido y seguirá siendo golpeado por la crisis climática, por lo que debemos entender rápidamente la interconexión que existe entre las decisiones económicas y políticas para buscar un desarrollo climáticamente resiliente, que genere sinergias positivas entre los distintos esfuerzos de desarrollo y una adaptación equitativa y justa para todos los actores, ecosistemas y territorios. Esto último es muy importante debido a las diferentes condiciones geográficas y climáticas de nuestro país.

Para asegurar la calidad y cantidad del recurso hídrico para las generaciones futuras, es fundamental una gestión eficiente y sustentable del agua. Una gestión sustentable debe considerar el aprovechamiento de los recursos existentes para satisfacer las diferentes demandas de agua, garantizando el acceso a ella por parte de las poblaciones humanas y la satisfacción de los usos tradicionales (agua potable, riego, industria, minería e hidroelectricidad), así como los usos considerados menos tradicionales (protección de los ecosistemas fluviales, recreación, pesca y navegación, entre otros). Esto asegurará la preservación y conservación de los recursos, tanto en cantidad como en calidad.

En este sentido, la economía circular se presenta como un sistema de aprovechamiento de recursos donde prima la reducción, reutilización y reciclaje de los elementos. Tomando como ejemplo el modelo cíclico de la naturaleza, el conocido ciclo del agua, la economía circular resulta ser un sistema de aprovechamiento de recursos donde se prioriza la reducción de elementos: minimizar la producción al mínimo indispensable, y cuando sea necesario hacer uso del producto, apostar por la reutilización de los elementos que, por sus propiedades, no pueden volver al medio ambiente. (...)


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