Testigo Futuro: Inteligencia artificial al servicio de las personas

A los 8 años su padre le hizo un regalo que lo deslumbró: un computador portátil, acompañado, además, de revistas para aprender programación. Ingeniero estructural de profesión, se especializó luego en bioingeniería, ámbito en el que ha sido reconocido mundialmente por sus aportes a la creación de cuerpos humanos virtuales para que los médicos puedan prevenir enfermedades y experimentar nuevos tratamientos – al corazón, a los pulmones – sin necesidad de involucrar personas reales. En la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde hoy trabaja, continúa explorando las fronteras de la Inteligencia Artificial, convencido de que esta área seguirá brindando increíbles oportunidades para mejorar la calidad de vida de las personas.