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El Mostrador

Israel y Palestina: un panorama moral


Foto de Fernando Arancibia
Profesor Instituto Éticas Aplicadas
Lo que está sucediendo en Gaza es una cuestión de mal moral radical. El abismo moral más insondable puede ser hallado, precisamente, en el bombardeo indiscriminado y desproporcionado que está sufriendo la población palestina.

El mal moral que está teniendo lugar en la Franja de Gaza no puede dejar a nadie indiferente. Tanto el terrorismo de Hamás como la respuesta de Israel han desatado una ola de muerte y sufrimiento sin parangón en la historia más reciente. ¿Cómo comprender el mal moral de estos eventos? En lo que sigue, quisiera comentar algunas dimensiones morales de este conflicto, con base en algunos marcos éticos-filosóficos que nos permitirán comprenderlo.

En especial, quisiera poner en contexto la respuesta de Israel, que ha justificado su intervención militar como una respuesta al ataque de Hamás. Argumentaré que la respuesta no solo va contra el derecho internacional y los principios de la ética de la guerra justa, sino que ha generado un mal moral cuya verdadera entidad no puede ser reducida a una violación de los derechos humanos. Va mucho más allá.

Israel y la guerra de asedio. Esto no solo va contra el derecho internacional humanitario sino contra un amplio consenso en la literatura sobre ética de la guerra. El asedio tiene por efecto, entre otros, privar a las personas de sus medios básicos de subsistencia, lo que va en contra del art. 8, letra c), numeral XXV del Estatuto de Roma. El artículo 54, numeral 1 del Protocolo I de los Convenios de Ginebra, prohíbe hacer pasar hambre a las personas como medio de librar la guerra. Sin contar con que otras disposiciones obligan a la protección de la población civil, de los medios para su subsistencia, de sus lugares de culto (tan relevantes en Medio Oriente y que también han sido bombardeados).

El asedio tiene diversos problemas éticos: el objeto propio de la acción es el corte de suministros que tiene como consecuencia directa la privación de los medios de subsistencia de la población civil. Además, constituye una forma de instrumentalización de las personas, en cuanto se buscará ejercer presión a los terroristas de Hamás mediante la privación de medios de subsistencia de los civiles. Sin contar todos los otros cuestionamientos al modo en que el ejército de Israel ha llevado a cabo una política de apartheid respecto de la población palestina.

La moralidad de la resistencia. Por supuesto, cabe preguntarse, ¿es moralmente legítima la intervención de Hamás en territorio israelí? Mi impresión es que no es posible justificarla bajo ningún punto de vista, ni siquiera desde el derecho de resistencia ni la ética de la insurgencia. Según la poca información confiable que tenemos, tanto gráfica como reporteada, el ataque fue una ola de violencia sin objetivos militares claros, con gran costo para la población civil. Si Hamás, que controla de facto la Franja de Gaza, quisiera gozar de una legitimidad internacional, deberá cumplir con ciertos estándares éticos y jurídicos mínimos, pero solo ha demostrado ser una organización terrorista. (...)


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