La lA se instaló en los aparatos que ayudan a llevar la casa

Hace un rato las aspiradoras robots cuentan con cámaras que les permiten identificar objetos para no tropezar con ellos mientras se deslizan por el piso. Pero la Jetbot Al+ de Samsung, disponible en nuestro país, va un paso más allá: es capaz de recibir la orden de grabar a la mascota de la casa y mostrar, através de internet, si el regalón está cometiendo alguna tierna fechoría.

Es un ejemplo de la nueva generación de artefactos hogareños con inteligencia artificial (IA) que este año irrumpieron definitivamente. Refrigeradores que permiten ver su contenido desde el exterior, incluyendo las fechas de vencimiento de los productos, hornos que ajustan automáticamente los tiempos de cocción y la temperatura según los ingredientes o lavadoras que escanean la ropa para determinar el nivel de suciedad y decide cuál es la cantidad adecuada de agua y su temperatura.

Porque de eso se trata la lA. En automatizar tareas y aprender del comportamiento del usuario, ajustando los dispositivos a las rutinas de sus dueños y anticipándose a sus necesidades.

La avalancha de dispositivos domésticos inteligentes ha sido veloz. Según los datos de Statista, las ventas mundiales de estos artefactos alcanzan aproximadamente 892 millones de unidades y para el 2028 podrían superar los 1.100 millones.

Gabriela Arriagada, académica del Instituto de Ética Aplicada UC e investigadora del Centro Nacional de Inteligencia Artificial (Cenia), opina que la pandemia aumentó el interés por contar con soluciones tecnológicas en el hogar. "Los dispositivos ya no son simplemente una cuestión de eficiencia, un lujo, sino que son un conjunto de recursos que nos optimizan la calidad de vida", indica.

Arriagada anticipa hogares inteligentes. "Vamos a tener el celular conectado con la televisión, con el aire acondicionado, con los refrigeradores, donde podemos buscar idealmente optimizaciones energéticas, que también es algo que nos tiene que importar en el futuro", agrega.

La integración de la lA en el uso diario también acarrea obstáculos: "Tiene que ver con alfabetización digital. Es decir, apropiarnos de la tecnología. Que una persona sepa cómo usarla, cómo personalizarla y cómo sacarle el provecho que más le convenga. (...)