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Una Reflexión Semanal

Nuevas tecnologías para potenciar la vocación misionera


Foto de Sebastián Buzeta
Director Escuela Humanidades Universidad Gabriela Mistral
"Las nuevas tecnologías se nos presentan como una nueva oportunidad para llevar adelante nuestra vocación misionera".

El bien y el mal moral en la utilización de un instrumento depende precisamente de eso, de su uso, sea recto o torcido. Así como se puede hacer mucho bien con las tecnologías actuales, como fácilmente se refleja en medicina, medio ambiente y comunicaciones, también se las puede utilizar para hacer cosas moralmente malas, como es patente en algunas expresiones visibles de redes sociales, blogs, información chatarra, pornografía y un sinfín de basura virtual. De ahí que es fundamental una reflexión sobre la naturaleza instrumental de las nuevas tecnologías y, por lo mismo, todo lo que ellas ofrecen para hacer el bien, así como el cuidado que se debe tener en su uso para evitar obrar mal.

Es cierto que la transformación en los hábitos humanos tras la aparición de estas tecnologías ha fomentado más una vida de alienación, de comportamientos superficiales y materialistas, que una generadora de hábitos moralmente buenos, cuestión ampliamente expresada sobre todo en comunidades cristianas.

Pero ¿acaso las tecnologías tienen una carga moral más negativa que positiva? Todo mueve a pensar que sí, pero merece un análisis mayor. Y es que las tecnologías actuales no son como las antiguas. Por ejemplo, el impacto en la vida de las personas que tiene una pala no es el mismo que el de un celular. Una enorme dimensión de nuestra vida se despliega hoy en este aparato. De hecho, el impacto que han tenido en la vida humana estas nuevas tecnologías ha llevado por primera vez a una profundización filosófica y ética que no tiene precedente en la época pretecnológica.

Se debe, por tanto, entender mejor qué son estas tecnologías actuales, cuál es su naturaleza y el lugar que tienen en la vida humana, evitando los prejuicios que pueden conducir a problemas mayores, pues como enseña Aristóteles al comienzo del libro Acerca del Cielo y el Mundo: "un pequeño error al comienzo es un grave error al final". Juzgar erradamente hoy la naturaleza de la tecnología resulta un problema, más aún si éstas, como enseña Luca Valera, "son el lente mediante el cual se participa en gran medida de la realidad". Si no se las entiende y se las prejuzga, inevitablemente se generará una mala disposición hacia ellas y hacia este mundo tecnologizado. De modo que una adecuada consideración de estas nuevas tecnologías implica comprender que, si bien configuran y han configurado malamente una parte relevante de la cultura y de las conductas de la vida humana moralmente cuestionable, al final siguen siendo un mero instrumento; instrumento que tiene un lugar central en la vida actual de las personas, pero instrumento al fin con el que debemos aprender a vivir y darle buen uso. Esto implica comprender que la tecnología no está frente a nosotros como un adversario a vencer o temer, siguiendo la tesis de Hans Jonas, sino más bien como un instrumento que ofrece enormes posibilidades que pueden ser bien utilizadas y aprovechadas. (…)


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