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Le Monde Diplomatique

Territorio, gestión pública y descentralización


Foto de Federico Arenas
Profesor Instituto Geografía
En esta columna, el profesor Federico Arenas y José Orellana, académico de la Escuela de Ciencia Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Academia Humanismo Cristiano, destacan la necesidad de optimizar la relación público-privada.

(...) Se afirma que el Estado, en cuanto expresión política de las personas, en la medida que se territorializa democráticamente, gana en contribuir a la creación de una mejor calidad de vida, no sólo por un mejor ordenamiento del territorio, que es lo que usualmente hemos comentado (y que es muy estratégico), sino que también por pensiones, salud, educación y todas las otras dimensiones de la que es depositaria la persona humana emplazada colectivamente en un determinado espacio geográfico. ¿Acaso, si estuviese instalada a firme la idea de lugar, territorio o espacio geográfico en un sistema de pensiones, se hubiese demorado todo lo que se ha demorado el ajuste que hoy escuchamos y vemos? Y lo mismo en salud, educación y otros aspectos de la vida.

Pues bien, hoy presenciamos una coyuntura política del todo polémica, comprometiendo esta idea de acercar la decisión pública a las regiones y las comunas, por medio de una mayor descentralización del Estado, desde su expresión política, administrativa y fiscal, volviendo más lento, de este modo, el avance hacia un mejor “óptimo-diseño” de política pública. El caso fundaciones y convenios, qué duda cabe, tendrá efectos, aunque no debiese implicar una desaceleración del proceso, sino más bien una re-orientación y profundización del mismo.

Lo que debiésemos colocar en valor, como sociedad, es la necesidad de institucionalizar la función pública del Estado en las escalas sub-nacionales o, mejor dicho, optimizar la relación público-privada que hoy, a todas luces, da cuenta de un fallo en su ejecución. Optimizar esta relación público - privada, pasa ineludiblemente por fortalecer el Estado en eficiencia y eficacia, por medio de un proceso permanente de modernización y reforma del mismo. Desde esa perspectiva, un óptimo enfoque para ello pasa por hacer transitar definitivamente la idea de Estado subsidiario institucionalizado en la Constitución del 80’ al Estado social y democrático de derecho, que se viene instalando de un tiempo a esta parte, incluyéndose incluso en los ensayos de nueva constitución, un perfilamiento concreto, el cual supone otro punto de partida, inclusive para optimizar el proceso de descentralización, el que es inagotable en este aspecto. (...)
 


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