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Alumnos del magíster en Comunicación y Educación trabajaron con internas del Centro Penitenciario Fe


En el marco del curso Campañas de Servicio Público, los alumnos del magíster en Comunicación Social, mención Comunicación y Educación, realizaron un proyecto junto a las internas del recinto ubicado en San Joaquín, para desarrollar actividades a partir de marzo de este año.

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photo_camera César Cortés.

En junio de 2014 se inauguró el patio Mandela en el Centro Penitenciario Femenino de Santiago, en la comuna de San Joaquín. Es el primer patio católico en una cárcel en Chile y fue precisamente este escenario el que los alumnos del curso Campañas de Servicio Público del Magíster en Comunicación Social mención Comunicación y Educación, desarrollaron un proyecto que busca mejorar los vínculos de cooperación y respeto entre las internas, así como también el desarrollo de sus capacidades escritas, visuales, artísticas y cognitivas.

Soledad Ugarte, profesora del curso Campañas de Servicio Público, fue quien guió a los alumnos y trabajó junto a ellos en el desarrollo de esta iniciativa. Cuenta que la elección del Centro Penitenciario Femenino no fue al azar, sino que existieron varias razones para llevar a cabo las iniciativas en este espacio en específico. “Desde la perspectiva pedagógica, es una situación que presenta condiciones tales que obliga a ser muy preciso y riguroso en la identificación de estrategias de comunicación”, contó. Agregó, además, que el contexto en el que viven las internas no permite la exposición prolongada ni tampoco a voluntad por parte de las internas para poder ver o escuchar los medios tradicionales que son el soporte de muchas de las campañas, por lo que la estrategia comunicacional que se debe seguir tiene que necesariamente ser rigurosa y asertiva en este aspecto.

En el Espacio Mandela conviven más de 40 internas, las que participaron activamente en el desarrollo y creación de las actividades del proyecto. Por ello, para Soledad era fundamental establecer vínculos con las internas, para generar empatía. “El momento de vinculación nos obliga a ser muy reflexivos y creativos”, mencionó Ugarte. “En esta misma línea, es imprescindible desarrollar la habilidad de la empatía de forma que se pueda mirar una situación desde la perspectiva del otro y, desde ahí, diseñar una intervención”, añadió. Esto les permitió internalizarse en las dinámicas del centro penitenciario y el día a día de las internas, lo que significó una herramienta de gran utilidad a la hora del diagnóstico y diseño de las distintas iniciativas, donde las mismas involucradas pudieron evaluar y opinar sobre las intervenciones que serían llevadas a cabo en el centro. “También cotejamos y validamos con ellas la propuesta. De hecho hubo un par de ideas que fueron rechazadas de plano por las internas”, dijo Ugarte.

El eje del proyecto se sustentó en la mirada cooperativa inferencial, que se desliga de la teoría clásica de la persuasión, donde alguien que posee el conocimiento busca convencer a los demás, lo que ha sido la teoría predominante en las campañas educativas. Con ello, se pretende una construcción conjunta del conocimiento y del cambio, en un espacio en que las dinámicas y mecanismos sociales no son los mismos a los que generalmente apuntan las campañas educativas. “El penal ofrece la posibilidad de relacionarse con el ‘patio de atrás’ de la sociedad. Donde la necesidad es enorme y las principales fallas de la sociedad tienen rostros muy concretos”, enfatizó Ugarte.

El proyecto, luego de ser validado con las internas, contempla tres grandes actividades, que serán llevadas a cabo a partir de marzo de este año. “Palabra de mujer” es el nombre de la actividad de inicio, en la que las internas podrán desarrollar su capacidad y desarrollo de la expresión escrita. Las participantes realizan una secuencia de ejercicios que tienen por objetivo otorgarles seguridad  en sus propias capacidades. El siguiente paso remite a una serie de sesiones para el desarrollo de un mural colectivo, en el que las internas comparten sus vivencias y aportes que se vayan generando en el tiempo, con una gráfica y concepto permanente. El cierre del ciclo estará dado por un taller de cuenta cuentos, en el que se realizará un kamishibai, teatro japonés de papel, que permite generar un regalo por parte de las internas a sus propias familias, sintetizando además las habilidades creativas y de expresión escrita, visual, corporal y sonora. Asimismo, se fortalece el vínculo de cooperación y respeto entre las internas, objetivo al que apunta el Espacio Mandela, y también las relaciones entre las mujeres con sus familias.

Luego de la sesión final de trabajo entre los alumnos y las internas, vieron las propuestas finales de los alumnos, momento en que una de las internas que está postulando a un traslado se acercó a quienes trabajaron en el proyecto. “Ella se acercó para decir que, de ser beneficiada con el traslado, lo único que echaría de menos de este penal sería no participar en las actividades propuestas por el curso”, mencionó Ugarte.


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