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Carta del rector: "Sursum corda"*


El rector Ignacio Sánchez plantea como gran desafío, y también como una preciosa oportunidad para iniciar un nuevo año, tres aspectos a mejorar en nuestra convivencia nacional: la segregación, la desconfianza y la falta de diálogo de nuestra comunidad, que nos dañan y afectan seriamente como país. “El esfuerzo de cada uno de nosotros debiera orientarse a una cultura del encuentro, en especial con los que son diferentes a nosotros”, señala en una carta que publica La Segunda. A continuación, el texto completo.

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photo_camera "En este último día del año, nace la voluntad de citar la expresión en latín “arriba los corazones” como una forma de dar voluntad, convicción y esperanza al camino que debemos transitar en nuestro país para avanzar en la anhelada paz social, que se base en la justicia, en el respeto y en una mayor equidad", dice el Rector en esta carta publicada en La Segunda. (Foto: Banco de imágenes UC)

“En este último día del año, nace la voluntad de citar la expresión en latín“arriba los corazones”, como una forma de dar voluntad, convicción y esperanza al camino que debemos transitar en nuestro país para avanzar en la anhelada paz social, que se base en la justicia, en el respeto y en una mayor equidad. Dejamos atrás un año que ha sido duro para todos los chilenos, un año en que se manifestó un gran descontento social que se incubaba por largos años. 

Vivimos un movimiento social marcado por grandes manifestaciones pacíficas; en que hubo también una violencia desatada y coordinada que afectó a la población más vulnerable; en que hubo atropello a los DDHH por fuerzas del Estado y en que también se agredió sin límite a Carabineros, a la policía y en ocasiones incluso a sus familiares. Y lo que ha causado gran desazón en nuestra población, un movimiento en que el orden público ha tardado mucho en volver a establecerse, aspecto crucial para reconstruir el nuevo orden social que la mayoría de la población anhela. 

Lo que hemos vivido en estos últimos dos meses deja al descubierto al menos tres aspectos a mejorar en nuestra convivencia nacional. La segregación, la desconfianza y la falta de diálogo de nuestra comunidad nacional.

La segregación demuestra lo aislado que estamos, compartimos principalmente entre los iguales, entre los que tenemos similar educación, los que compartimos un nivel de vida, preocupaciones, miradas de la sociedad. No hay mayores cruces, oportunidades de conocer los dolores, alegrías, sufrimientos y esperanzas de los que han nacido con otra realidad en nuestro país. 

Hay desconfianza porque no nos atrevemos a cruzar la calle que tenemos al frente para compartir, conocer, entregar y recibir desde nuestros corazones lo que nos motiva e ilusiona. Nos parece que, si nos abrimos, puede haber flancos personales que no estamos dispuestos a mostrar y eso nos mantiene encerrados en nuestra propia realidad, perdiéndonos la oportunidad de crecer en el contacto y conocimiento del prójimo.

Y, por último,  y como cierre de este aislamiento, se presenta de manera muy clara la carencia de diálogo. Nos cuesta confrontar nuestros argumentos y posiciones con apertura de mente y de corazón. Nos es difícil entrar a una conversación buscando la verdad que está presente en la otra persona. Nos da temor el cambio porque nos saca de nuestra zona de mayor tranquilidad y seguridad. 

El desafío que tenemos es por supuesto superar estos tres aspectos de nuestra convivencia nacional que nos dañan y afectan seriamente como país. El esfuerzo de cada uno de nosotros debiera orientarse a una cultura del encuentro, en especial con los que son diferentes a nosotros.

El llamado es a abrirnos a una mayor confianza, a arriesgarnos en las relaciones personales. Y a estar con una actitud “en salida”, desde nuestra propia realidad personal para dialogar y encontrarnos con los miembros de nuestra comunidad nacional.

Poder transformar estos aspectos que nos limitan en una oportunidad de encuentro y reconciliación nacional debiera ayudar a sentar las bases de una mejor convivencia, que favorezca poder cimentar relaciones personales y comunitarias que permitan soñar con un nuevo país. Un Chile más justo, más equitativo y respetuoso de la dignidad de cada uno de sus habitantes. Este es un gran desafío, y también una preciosa oportunidad para iniciar un nuevo año”.


Nota: *Sursum corda es una expresión latina que significa "arriba los corazones".


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