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¿Cómo aumentamos la participación laboral femenina?


Mujeres jóvenes, con hijos pequeños y de niveles socioeconómicos bajos tienen menor probabilidad de trabajar, de acuerdo a una investigación del Observatorio Laboral de Sence Región Metropolitana y el Centro de Políticas Públicas UC.

imagen correspondiente a la noticia: "¿Cómo aumentamos la participación laboral femenina?"

photo_camera Cuantificar en qué medida ciertas variables inciden en una mayor o menor probabilidad de participación de las mujeres en el mercado laboral, es lo que busca el estudio "¿Cómo aumentamos la participación laboral de las mujeres en Chile?" (Crédito fotográfico: iStock Photo)

De cada 10 personas que trabajan hoy en Chile, seis son hombres y cuatro son mujeres. Pese a que históricamente el género femenino ha estado menos incorporado al mercado laboral, la pandemia provocó un preocupante retroceso en la participación de las mujeres, llegando a un 41,2% en junio de 2020, lo que significa diez años de retroceso.

Esto se generó, principalmente, por situaciones como la desequilibrada distribución de roles en el hogar; las brechas laborales de género, que se da en tanto las mujeres realizan labores menos calificadas, como también en los menores salarios que reciben; el cierre o inestabilidad de sistemas de cuidado durante la crisis sanitaria; lo que se suma a que los sectores económicos más golpeados por la pandemia han sido aquellos que emplean una mayor cantidad de mujeres.

Causas ya conocidas. Sin embargo, el estudio "¿Cómo aumentamos la participación laboral de las mujeres en Chile?",  evidencia, experiencia internacional y políticas públicas elaborado por el Observatorio Laboral de Sence de la Región Metropolitana -ejecutado por el Centro de Políticas Públicas UC-, quiso ir más allá y cuantificar en qué medida ciertas variables inciden en una mayor o menor probabilidad de participación de las mujeres en el mercado laboral.

Para ello, por un lado, la investigación contempló la revisión internacional de las políticas públicas implementadas en países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), para así determinar las medidas que determinan la participación laboral femenina. A esto, se sumó la elaboración de modelos binarios para establecer las variables individuales y del hogar que se relacionan con la decisión de las mujeres de insertarse o no en el mercado laboral.

¿Qué factores inciden en la participación laboral femenina?

Uno de los resultados más reveladores se relaciona con la presencia de niños menores de tres años en el hogar. Según el estudio, esto genera entre un 14% y un 10% menor probabilidad de que una mujer integre el mercado laboral.

“Lo que más llama la atención es que este factor no influye en la participación laboral de los hombres. Esto demuestra que sigue existiendo una distribución de roles desequilibrada entre hombres y mujeres, ya que son ellas las que mayoritariamente se hacen cargo de las labores del hogar y del cuidado, como las asociadas a la crianza de niños pequeños”, afirmó María de la Ángeles Morandé, coordinadora del Observatorio Laboral de Sence de la Región Metropolitana.

Por otro lado, se constató que las mujeres casadas tienen una probabilidad 32% menor de participar en el mercado laboral que sus pares no casadas. Además de estos, otros factores que inciden son, por ejemplo, la edad, ya que se estima que en comparación a las mujeres jóvenes, las adultas entre 30 y 44 años tienen entre 2,43 y 2,81 mayor probabilidad de participar en el mercado laboral. Sin embargo, entre las más jóvenes influye el nivel educacional, ya que quienes tienen educación superior completa tienen una probabilidad casi cinco veces mayor de participar que sus pares que solo han terminado la educación media.

"(...) Sigue existiendo una distribución de roles desequilibrada entre hombres y mujeres, ya que son ellas las que mayoritariamente se hacen cargo de las labores del hogar y del cuidado, como las asociadas a la crianza de niños pequeños” - María de la Ángeles Morandé, coordinadora del Observatorio Laboral de Sence de la Región Metropolitana.

El estudio también revela que las mujeres que son jefas de hogar tienen una probabilidad entre 2,08 y 2,61 veces mayor de participar en el mercado laboral. Asimismo, influye su estrato socioeconómico, ya que quienes pertenecen al segmento más acomodado de la población, tienen entre 3,6 y 4,28 veces más probabilidades de participar que las mujeres más vulnerables. Incide, además el lugar de nacimiento: las mujeres nacidas fuera de Chile tienen una probabilidad entre 1,47 y 1,7 veces mayor de participar que las mujeres chilenas.

Finalmente se constató que la zona de residencia también determina la inserción laboral de las mujeres, ya que, al vivir en zonas urbanas, la probabilidad de integrar el mercado laboral aumenta 1,16 veces.

Los resultados de este estudio fueron presentados en un seminario, que contó con la participación de María Elena Valenzuela, consultora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL; Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de Comunidad Mujer; y Alberto Undurraga, diputado DC y presidente de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social.


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¿Cómo aumentamos la participación de las mujeres en el mercado laboral?

Para responder esta pregunta, el estudio indagó en la experiencia internacional, realizando una exhaustiva revisión de las políticas públicas implementadas en distintos países de la OCDE, principalmente entre aquellos que lideran la participación laboral femenina. Tal es el caso de Noruega, país que destina la mayor proporción de ingresos públicos a la educación y el cuidado de la primera infancia entre las naciones que componen el organismo. Con esto, se ha logrado un aumento significativo de los niños que van al jardín infantil. También resalta el caso de Quebec, en Canadá, donde han sido pioneros en el aprendizaje temprano y cuidado infantil con un programa universal de bajo costo, que ha tenido importantes efectos en la inclusión de las mujeres en el mercado laboral. En América Latina, se destaca a Uruguay, donde se han reconocido los cuidados como un derecho, estableciendo la responsabilidad compartida entre la familia, el particular, la familia y el Estado. Además, la evidencia da cuenta de que las licencias por maternidad remuneradas impulsarían la participación femenina en la fuerza laboral, principalmente entre las mujeres poco calificadas.

Teniendo esto en consideración, el estudio recomienda seguir una hoja de ruta con medidas de corto, mediano y largo plazo. Entre las primeras, se encuentra la necesidad de asegurar el cuidado infantil a través de un sistema que garantice el acceso y articule los programas especializados. En este mismo sentido, se recomienda estudiar alternativas de cuidado de tipo comunitario u otras, así como analizar la obligatoriedad del postnatal para hombres.

“En Comunidad Mujer, a través de un estudio, valorizamos el trabajo doméstico, relevando que representa 22% del PIB, lo que hizo muy claro que las mujeres hoy día siguen subsidiando al estado social, con un trabajo que es gratis e invisible. Es por eso que el sistema nacional de cuidados es una necesidad urgente”, puntualizó Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva de la organización.

Por otro lado, como medida a corto plazo, también se sugiere desarrollar un ecosistema de programas orientados al emprendimiento femenino.

Siguiendo con la hoja de ruta, como medidas a mediano plazo, se recomienda establecer subsidios para grupos específicos, como son las mujeres jóvenes, mujeres en condición de vulnerabilidad y en sectores económicos con menor presencia femenina.

María Elena Valenzuela, de la División de Asuntos de Género de la CEPAL, afirmó que “el desafío -y la CEPAL lo plantea- no es solo recuperar los puestos de trabajo perdidos durante la pandemia si no que, cómo se utiliza este momento como una oportunidad para emplear mujeres en sectores dinamizadores que además proporcionen condiciones de trabajo decente y en una lógica de avanzar hacia una sociedad de cuidados en un horizonte transformador”.

“En Comunidad Mujer, a través de un estudio, valorizamos el trabajo doméstico, relevando que representa 22% del PIB, lo que hizo muy claro que las mujeres hoy día siguen subsidiando al estado social, con un trabajo que es gratis e invisible" - Alejandra Sepúlveda, presidenta ejecutiva Comunidad Mujer. 

Finalmente, considerando un plazo mayor, el estudio sugiere hacer cambios en la formación formal a nivel escolar, técnico, profesional y de postgrado, que incentive la participación de mujeres en áreas STEM (acrónimo en inglés para las áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), ya que áreas que tienen asociadas mejores condiciones laborales en el futuro, mejor empleabilidad.

“Si aspiramos a un Chile justo, entre otros componentes, necesitamos una mayor y alta participación de mujeres en el mercado laboral, igualdad salarial y también de responsabilidades, y corresponsabilidad parental en los cuidados”, declaró el diputado Alberto Undurraga.

Otras medidas contempladas dentro del estudio señalan que se debe promover el teletrabajo y la adaptación de jornadas laborales; focalizar programas de formación, capacitación y empleo en mujeres jóvenes; y otorgar becas de estudio en educación superior, en carreras subrepresentadas; entre otras.


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