Convivencia en la UC: tarea de toda la comunidad

¿Cuántas veces, sin darnos ni siquiera cuenta, nos hemos dirigido a nuestros compañeros o colegas con palabras o un tono inadecuado? Tomar conciencia de cómo pueden afectar nuestras palabras o comportamientos con quienes nos relacionamos día a día en la universidad, es el objetivo de la campaña de Buena Convivencia UC.

“La convivencia y buen trato ha sido un tema central en nuestra universidad desde hace varios años, siendo uno de los hitos el nombramiento del primer Ombuds, José Ignacio González, exdecano de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política, en 2013”, afirma la actual Ombuds y académica de Enfermería, Patricia Masalán, y prosigue: “Sabemos que van a haber problemas en una comunidad de más 40 mil personas como lo nuestra, pero lo importante es trabajar para fomentar las buenas relaciones entre todos sus integrantes, con foco en la promoción y prevención”.

“Hay un diagnóstico compartido al interior de la comunidad UC de que, como consecuencia de la crisis social, cultural y política que afecta al país, y los efectos de la pandemia y el distanciamiento que esta ha generado, se requiere recomponer confianzas y restablecer canales de comunicación y volvernos a reconocer como comunidad”, agrega Juan Echeverría, director de Admisión, Registros Académicos y Gestión Económica Estudiantil, y miembro del Comité de Convivencia UC.

Convivencia universitaria

“La universidad es una comunidad que ha crecido y se ha hecho cada vez más diversa. Hoy la UC está compuesta por personas con distintos intereses, perspectivas, valoraciones y creencias entre otras, y por lo tanto, la manera como nos relacionamos habitualmente entre algunos grupos de personas, puede no ser la mejor manera de relacionarse con otras personas. Y también requiere reconocer que tienen distintas personas o grupos dentro de la comunidad pueden tener otras preocupaciones y necesidades que necesitan espacios para poder abordar estas problemáticas”, afirma Paula Repetto, académica de la Escuela de Psicología y también miembro del Comité de Convivencia UC:

Reflejo de todo ello ha sido el aumento de consultas de salud mental, mayor uso de un lenguaje descalificador en las redes sociales y en la vida presencial, y el incremento de solicitudes de mediación ante conflicto en los distintos estamentos de la comunidad universitaria, entre otros síntomas que se han vivenciado al interior de nuestra universidad -como también en general en el país-.

Por ejemplo, el número de requerimientos presentados en la oficina de la Ombuds fue aumentando desde su creación: de 74 casos en el periodo 2013-2014, a un peak de 216 entre 2017 y 2018, luego descendió levemente a 202 en el periodo siguiente, para luego experimentar una brusca caída, debido a la pandemia -a pesar que las vías de comunicación se mantuvieron abiertas-: 119 casos en 2019-2020, y 67 entre 2020 y 2021 (Memoria Ombuds Universitario, noviembre 2020-octubre 2021). Sin embargo, las consultas han comenzado a aumentar nuevamente.

En ocho años, el total de casos presentados fueron 1.105. Estos responden a temas muy variados, desde trámites estudiantiles, medidas disciplinarias, derecho a respuesta y evaluaciones académicas, hasta hostilidad y bullying.

Precisamente la hostilidad representa el 49% del total de casos. Entre ellos se encuentran temas de acoso laboral y sicológico, maltrato, discriminación y abuso de poder. En el periodo de noviembre de 2020 a octubre de 2021, de un total de 67  casos en el año , 24  (36%) corresponden a hostilidad y de ellos, 17  (71 %) corresponden a maltrato.

Nuevas figuras para la convivencia

Ante este panorama, en octubre de 2021 el rector Ignacio Sánchez nombró el Comité de Convivencia UC, conformado por: Almendra Aguilera, estudiante, ex Consejera Superior FEUC; Silvia Barrios, académica Escuela de Enfermería y ex directora de Pregrado; Juan Echeverría, director de Admisión, Registros Académicos y Gestión Económica Estudiantil; Magdalena Müller, directora de pregrado de la Facultad de Educación; y Paula Repetto, académica de la Escuela de Psicología. El comité es presidido por Patricia Masalán, Ombuds UC.

Su objetivo es asesorar, proponer y apoyar a las unidades académicas en la generación y articulación de acciones que permitan contribuir a potenciar una adecuada convivencia, a resolver en forma oportuna conflictos, y con el desarrollo de una cultura del respeto y colaboración entre los miembros de la comunidad Universitaria.

Asimismo, en agosto de 2022 dentro de la oficina Ombuds se creó un nuevo rol: la Mediadora Estudiantil. La profesora de la Escuela de Psicología, Valeska Grau, es la encargada de liderar ese cargo. El objetivo, en una primera etapa, es instalar capacidad en las Direcciones de Asuntos Estudiantiles (DAE) de las unidades académicas, para promover la sana convivencia e intervenir de manera inicial frente a los conflictos entre los estudiantes; para luego, en una segunda fase, pasar a atender casos de conflictos entre estudiantes.

Toma de conciencia

Si bien al interior de la universidad se han implementado una serie de iniciativas muy valiosas impulsadas desde distintas instancias, “aún existe la sensación de que podemos hacer más con respecto a cuidar nuestra convivencia y relevar el buen trato. Eso es lo que como comité hemos recogido en diversas reuniones y en focus group que hemos realizado en este tiempo”, explica Juan Echeverría. “Estudiantes, académicos y personal administrativo coinciden en la necesidad de implementar protocolos con buenas prácticas de convivencia y resolución de conflictos, y la importancia de las distintas oportunidades de diálogo que nos ofrece la universidad”, añade.

De ahí que el Comité de Convivencia UC, en conjunto con distintas unidades de la universidad, ha impulsado una campaña de Buena Convivencia que busca interpelarnos con una serie de preguntas, que nos llevan a reflexionar en torno a cómo nos relacionamos con los demás.

“El primer objetivo que buscamos con la campaña es hacer un llamado a tomar real conciencia de cómo mis propias actitudes pueden afectar a otros y la importancia del respeto, la consideración y la empatía en la construcción del ser comunidad”, afirma Juan Echeverría. “Se trata de que tomemos conciencia que la buena convivencia en la UC depende de todas y todos nosotros”, agrega Patricia Masalán.

Como agrega Almendra Aguilera: “Es fundamental con esta campaña transmitir que si bien el conflicto es poco evitable en las condiciones actuales, sí hay formas buenas y otras malas de resolverlos, y que todos podemos adquirir esa habilidad”. “El centro del mensaje es tener herramientas para solucionar el conflicto, y la promoción del diálogo y la apertura más que la evasión de conflictos”.

La primera etapa, que se llevará a cabo estos últimos tres meses del año, busca que las personas identifiquen aquellos comportamientos que pueden dañar a otros, y que muchas veces los tenemos completamente normalizados. La campaña se llevará a cabo especialmente a través de las redes sociales y material gráfico en los campus, pero también llevará a la Ombuds a los patios para conversar con todos los miembros de la comunidad que deseen hacerlo.

Como explica la Ombuds, hay muchas formas de maltrato -que va más allá de lo físico-, definiéndose como “dañar emocionalmente”. Puede incluir un amplio rango de comportamientos,  que van desde hablar de manera brusca, pedirle a alguien cosas que no le corresponden, hasta ignorar o menoscabar a una persona.
 

“Tenemos el deber de poner este tema sobre la mesa”, afirma la Ombuds y agrega: “Tenemos que hacer que nuestro espacio dentro de la universidad sea de diálogo, tolerancia, respeto, de escucha y acogida”. De esta manera, el próximo año se realizará una segunda etapa, para darle un impulso al tema.

En este sentido, la pandemia también ha tenido un efecto en la forma en que nos relacionamos. El reemplazo de las pantallas por el contacto y encuentro físico, ha impactado nuestras habilidades interpersonales. “Después de tanto tiempo sin vernos, debemos aprender a volver a relacionarnos”, dice Patricia Masalán.

De ahí que la Ombuds destaca la importancia de rescatar los espacios para compartir con el otro, de hacer una pausa, tomarse un café y conversar sobre nuestras vidas. “Tenemos que reconectarnos con el otro ser humano, considerar a esa persona que tenemos al lado, volver a mirarla a los ojos. Fortalecer esa dimensión más humana”, dice.

“Espero que la campaña pueda motivar otra cadena de acciones que busquen trabajar en la convivencia”, expresa Almendra Aguilera y agrega: “Que las conversaciones sobre cómo tener mejor convivencia, cómo cuidarnos y respetarnos mejor y construir una comunidad más sana, nazcan en las distintas unidades académicas, espacios de tomas de decisiones, entre los decanatos, comités directivos y con los mismos estudiantes. Creo que la proyección es que esta discusión llegue para quedarse y para tener mejoras en el largo plazo para nuestra universidad”.

Como explica Paula Repetto, “de parte del comité existe un interés en promover una buena convivencia y proponer lineamientos, estrategias y herramientas que puedan ser implementados en unidades académicas, entre otras, y que contribuyan con este objetivo. De esta manera, los problemas puedan ser resueltos localmente y de manera efectiva, pero también que generemos acciones que se sabe que promueven esta buena convivencia”.

De ahí que a futuro, el comité busca proponer una política de buena convivencia para la universidad. “No parte de cero, se trata de recoger los aprendizajes y las necesidades que hemos podido conocer a través de las distintas conversaciones que hemos tenido con estudiantes, académicos y administrativos”, manifiesta Juan Echeverría. “Una política como esta no puede ser rígida, sino más bien debe ser dinámica, y tendrá que ir adaptándose en el futuro a las nuevas necesidades y desafíos que nos vaya planteando la universidad; pero queremos sentar las bases sobre las que se pueda seguir trabajando a futuro en este tema”, finaliza.

“Tenemos que reconectarnos con el otro ser humano, considerar a esa persona que tenemos al lado, volver a mirarla a los ojos. Fortalecer esa dimensión más humana” - Patricia Masalán, Ombuds UC.