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Daniel Novoa: testimonio de servicio y vocación


Reconocido con el Premio Trayectoria Estudiantil UC, el alumno de Medicina ha vivido su paso por la UC con un profundo sello de servicio. Fundador del proyecto Enciende UC, líder en iniciativas pastorales y participante del programa internacional Pallqa UC, cuenta que le preocupa la formación de médicos integrales que empaticen con el otro.

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photo_camera "Yo entendí que sí se puede hacer una medicina distinta, volviendo a la esencia de cuidar a los pacientes que están en un momento de vulnerabilidad, de sufrimiento”, señala el estudiante. Créditos: Karina Fuenzalida.

Atento, amable y con una permanente sonrisa, llega Daniel Novoa (24) a nuestra entrevista en la Casa Central de la universidad. Conversando muy tranquilamente, cuenta que recientemente terminó sus estudios de medicina general y acaba de comenzar la especialización en medicina interna en la UC. 

Nos tomamos un café en la sala de reuniones de la Pastoral UC, lugar que para él es muy familiar, pues desde sus años de formación en la carrera de Medicina, fue un activo participante en los proyectos Misión País y Trabajo País. Además, participó en la pastoral de su carrera. Sin embargo, sus voluntariados fueron aún más dedicados cuando asumió como coordinador del proyecto social llamado Calcuta UC

“Fue el año después de la pandemia y era necesario reimpulsar el proyecto. El desafío era volver a poner en pie uno de los proyectos más emblemáticos de la Pastoral. Calcuta visita cárceles, hospitales y hogares, lugares profundamente marcados por el sufrimiento. Ahí fue donde entendí, con más claridad que nunca, que nuestra vocación médica no puede ser ajena al dolor humano”, comenta.

Al preguntarle qué es lo que más lo marcó de Calcuta, cuenta: “Yo diría que lo principal fue encontrarte con el sufrimiento que está debajo de la alfombra. Que son muchas personas sufriendo en contextos muy olvidados. Y que nosotros, en el fondo, como católicos, estamos llamados precisamente a estar en esos lugares. También se compatibilizaba mucho con mi vocación médica, en el sentido que para mí los hospitales ya eran un ambiente conocido. Entonces no era un mundo tan ajeno”.

Me di cuenta que en la carrera esto no podía ser algo separado. Sino que teníamos la suerte que dentro de nuestra vocación podíamos, precisamente, atender ese sufrimiento. Y mucho se le critica a la medicina actual que es poco humana. Yo entendí que sí se puede hacer una medicina distinta, volviendo a la esencia de cuidar a los pacientes que están en un momento de vulnerabilidad, de sufrimiento”, comparte.

Esa experiencia dejó una huella profunda en él, y fue el germen para crear Enciende UC, un proyecto que se ejecuta en las instalaciones de la Fundación Misericordia. Su objetivo: promover una medicina más humana, más cercana y con valores cristianos. A través de voluntarios de diversas generaciones, Enciende UC ofrece atención médica ambulatoria y visitas domiciliarias a personas en situación de vulnerabilidad, además de un acompañamiento formativo a los voluntarios. También ha habido resolución de casos de alta complejidad colaborando con UC Christus.

“Queríamos encender esa llama vocacional que a veces se apaga con el ritmo intenso de la carrera. Mostrar que sí se puede ejercer una medicina distinta, centrada en la compasión y en el servicio. Por eso el nombre ‘Enciende’: porque busca mantener viva esa vocación inicial que nos trajo a estudiar medicina”, explica Daniel. El proyecto, que movilizó a más de 110 voluntarios en su primer año, también incluyó una línea de formación con reflexiones semanales sobre vocación y valores cristianos.

Colaboración sin fronteras

Daniel Novoa fue uno de los estudiantes seleccionados para el programa Pallqa Indonesia, que se realiza en alianza con la Fundación Pohon Sagoe, para apoyar en actividades destinadas a la comunidad local de las Islas Molucas.

En 2023, Daniel fue parte de la primera versión de Pallqa UC, un programa de colaboración internacional impulsado por la Vicerrectoría de Asuntos Internacionales. Junto a un equipo interdisciplinario de estudiantes, viajó a las Islas Molucas, en Indonesia, para trabajar con la Fundación Pohon Sagoe en iniciativas de salud y educación. Durante seis semanas convivieron con una comunidad de 800 personas en condiciones extremadamente precarias, sin agua potable ni electricidad estable.

“Fue una experiencia que cambió mi forma de ver el mundo y la medicina. Muchos niños estaban desnutridos, no había acceso a atención hospitalaria, y vimos casos muy dolorosos, como jóvenes con enfermedades tratables que fallecían por falta de recursos. Nos enfrentamos a desafíos que en Chile ya no son frecuentes, y eso nos obligó a volver a lo esencial: el cuidado del otro desde la dignidad humana”, relata.

Desafíos a futuro

Actualmente Daniel tiene como desafío desempeñarse bien en sus estudios: “Formarse bien como médico también es parte del servicio. No basta con la buena voluntad; se necesita conocimiento y preparación. Pero nunca hay que perder de vista que estamos al servicio de personas concretas, muchas veces en momentos muy vulnerables de sus vidas”, sostiene.

A largo plazo, dice que uno de sus intereses es la medicina geriátrica. “Chile tiene grandes desafíos en cuanto a atención a personas mayores. Creo que es fundamental construir un país donde envejecer sea digno. Y eso no solo depende de la medicina, sino de políticas públicas, ciudades pensadas para ellos, redes de apoyo. Quiero aportar desde ahí”.

“Muchas de las cosas que hoy aplico como médico no las aprendí en una clase, sino acompañando, sirviendo, escuchando. La UC me permitió descubrir que el conocimiento y la fe no van por caminos separados, sino que se enriquecen mutuamente”, concluye.


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