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Columna del rector: Diálogo y autoridad en las universidades


En una columna de opinión del rector Ignacio Sánchez, publicada en El Mercurio, afirma que "hemos construido muros de tipo social, cultural, económico, segregadores de la dignidad de cada persona. Está demostrado que en el contacto personal y en el diálogo encontramos aspectos comunes que nos acercan y nos permiten reflejarnos en el otro".

Jóvenes dialogando sentados en el pasto.

photo_camera El diálogo intergeneracional —propio de las universidades—es una gran oportunidad y un aporte de nuestras instituciones a la comprensión del malestar del país", sostiene la autoridad universitaria. (Foto: Banco de imágenes UC)

“El rol de las universidades es clave en la escucha activa, reflexión y entrega de propuestas que colaboren a un camino de resolución del grave conflicto social que vivimos, sin duda el mayor en las últimas décadas. Por esto, hoy es tiempo de diálogo, de compartir y de conocer lo que, con mucho dolor, una parte importante de la población nos confía y entrega. 

En el caso de los estudiantes universitarios, esto es de particular importancia, ya que como autoridades debemos conocer lo que sienten, lo que les duele, lo que les asusta y sus miedos. Debemos entender sus dificultades para retomar sus estudios y su mirada sobre esta crisis. La gran mayoría de ellos participan en marchas pacíficas, son idealistas e inspirados en el bien común del país. Así, este es tiempo de escuchar y ponerse en el lugar del otro. Para esto, la universidad es una plataforma de diálogo respetuoso y fecundo. Uno de los problemas más serios que nos afectan como país es la lejanía de los que son diferentes, ya que estamos rodeados de quienes más se nos parecen, lo que por supuesto evita confrontar nuestras ideas y nos hace más distantes. 

Hemos construido muros de tipo social, cultural, económico, segregadores de la dignidad de cada persona. Está demostrado que en el contacto personal y en el diálogo encontramos aspectos comunes que nos acercan y nos permiten reflejarnos en el otro. Esto es lo que encuentra la investigación de COES, en el desarrollo de la confianza en experiencias de contacto intergrupal. A medida que las personas se relacionan con grupos distintos a los que pertenecen, aumenta la confianza hacia dichos grupos (Pettegrew « Tropp, 2006; Brown, 2010). Así, el conflicto, que es consustancial a la naturaleza humana, no siempre implica un deterioro de las relaciones sociales, sino un aspecto sobre el cual es necesario dialogar. 

En la UC, desde hace años ha existido una especial preocupación por la convivencia universitaria, lo que incluye a todos los estamentos. Desde el estallido de esta crisis, hemos priorizado las reuniones en torno a la escucha activa y a la reflexión de la realidad país y universitaria. Sin diálogo no es posible comprender qué aqueja y preocupa a nuestros jóvenes, cuáles son sus temáticas prioritarias, cómo ven la vida y con qué prisma observan la crisis nacional. Al escucharlos, siempre queda la satisfacción de haber aprendido algo y de recibir sus aportes sinceros. 

El diálogo intergeneracional —propio de las universidades—es una gran oportunidad y un aporte de nuestras instituciones a la comprensión del malestar del país. En este diálogo, las universidades estamos disponibles a producir un encuentro, una expresión de ideas diversas y a buscar caminos de verdad. Esto se debe realizar con todo el respeto, diversidad y pluralismo. Así, entendemos lo católico como sinónimo de acogida, de inclusión y de universalidad. 

Cabe preguntarse, ¿cómo se relaciona este diálogo con el sentido de autoridad? La autoridad en una universidad debe lograrse a través del trabajo persistente, el ejemplo, la dedicación, la coherencia y la cercanía con la comunidad. El ejercicio de la autoridad permite establecer el diálogo como la base del entendimiento y convivencia social, de manera de fortalecer los vínculos y la cohesión social en la medida que sintonizamos con los sentimientos y necesidades de la comunidad. 

Sin embargo, no hay que confundir el diálogo respetuoso con la pérdida de la autoridad. Es real que al estar cercano a los estudiantes se corren riesgos, ya que se puede confundir esta cercanía con una falta de carácter o claridad en la conducción universitaria. En nuestra experiencia, esa confusión es minoritaria, ya que los estudiantes poseen el sentido correcto para leer una conducta o un mensaje. Si bien en algunos casos ha faltado esta comprensión, cuando esta se presenta, hay que acogerla y trabajar en conjunto. 

Entonces, la pregunta es: ¿estamos dispuestos a correr riesgos? Creo que la respuesta es sí, ya que es la esencia misma de la vida universitaria. La cercanía en la relación con los estudiantes siempre será valiosa, con el adecuado ejercicio de la autoridad. Por supuesto que es un desafío mayor, nadie ha dicho que es o será una tarea fácil. En palabras de Gabriela Mistral, en “Magisterio y niño”: 'Enseñar siempre: en el patio y en la calle como en la sala de clase. Enseñar con la actitud, el gesto y la palabra'".

 

*Columna de opinión de rector Ignacio Sánchez, publicada en El Mercurio.


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