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La atención a niños con padres depresivos o psicóticos debe partir desde el embarazo


Los trastornos mentales de los padres no necesariamente son heredados por los hijos, pero todo depende del contexto en el que se desarrolle su pre y postnatal, etapa en que también se recomienda comenzar con los controles para anticipar posibles cuadros depresivos en el niño y dificultades en su desarrollo. Esta fue una de las conclusiones que arrojó el seminario “Parentalidad y Trastornos Psíquicos: efectos en la primera infancia”, organizado por el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP) y la Escuela de Psicología UC.

Dos menores de edad caminan en un bosque otoñal, en contexto a la información sobre el estudio de estudios psíquicos en la primera infancia, abordado en un seminario de la Escuela de Psicología y MIDAP.

photo_camera Pixabay

En Chile el 28% de los hijos de padres depresivos y/o psicóticos tienen un trastorno de salud mental. La depresión pre y postnatal no afecta a todos los bebés por igual, sino que va en función del contexto. Por ejemplo, si la depresión de la madre ha tenido un seguimiento profesional o si hay un papá presente que no haya estado deprimido y haya cuidado al niño.

“No es una ecuación que dice madre deprimida igual a niño deprimido”, comentó Jacqueline Wendland, psicóloga y académica de Psicología Clínica y Psicopatología de la Perinatalidad, Paternidad, Primera Infancia en la Universidad París Descartes, en el seminario “Parentalidad y Trastornos Psíquicos: efectos en la primera infancia”, organizado por el Instituto Milenio para la Investigación en Depresión y Personalidad (MIDAP) y la Escuela de Sicología UC.

“Durante el embarazo una mujer tiene 16 veces más riesgos de ser admitida por depresión perinatal en emergencia psiquiátrica; y tiene 30 veces más posibilidades de ser admitida por riesgo psicótico. Un 30% de la población femenina promedio puede tener depresión perinatal, incluso las que no tienen antecedentes pueden tener un 20% de posibilidades de deprimirse”, agregó Wendland, quien tiene 20 años de experiencia trabajando en el hospital de la Infancia y la Paternidad Pitié-Salpêtrière en París, donde existe una red de servicio perinatal, que incluye las áreas judicial, de pediatría y maternidad.

“Durante el embarazo una mujer tiene 16 veces más riesgos de ser admitida por depresión perinatal en emergencia psiquiátrica; y tiene 30 veces más posibilidades de ser admitida por riesgo psicótico”, agregó la psicóloga Jacqueline Wendland en el seminario organizado por la Escuela de Psicología y el MIDAP.

La experta brasileña que inició su investigación sobre parentalidad en las favelas de Río de Janeiro recalcó que “la mayoría de las depresiones y dificultades de desarrollo en los niños comienzan de manera muy temprana. La idea de la psicología y psiquiatría de la primera instancia es llegar antes de que se instalen los trastornos en los menores. Antes el tratamiento se hacía desde los siete años, en la época de escolarización, pero esto puede ser muy tarde”.

Y agregó que es importante el apoyo de las familias y el trabajo constante con expertos, a través de psicoterapias y psicopatía con los padres.“En el hospital usamos mucha guía interactiva, damos feedbacks y trabajamos con la mentalización. También tenemos un programa de reflexión sobre la teoría del apego, mindfullness, relajación, psicomotricidad en la piscina en los momentos de descanso con los padres y los bebés, masajes a los recién nacidos por parte de sus madres, a quienes enseñamos cómo hacerlos”, explicó Wendland.

Realidad chilena

La directora de Primera Infancia UC, Pía Santelices, recalcó que en el país hay un vacío con los adultos que son padres y madres con graves problemas psicóticos; y lo más probable es que no estén recibiendo el tratamiento adecuado. “En el Instituto MIDAP estamos interesados en la prevención de la salud mental y, sobre todo, en la depresión; y para prevenir estos casos hay que partir lo más temprano posible, que es en el embarazo”, dijo.

Si bien entre los servicios que ofrecen los organismos públicos están las visitas domiciliarias, talleres de padres y seguimientos, estas gestiones no serían suficientes. “Necesitamos más gente preparada que sepa trabajar interdisciplinariamente en estos temas dentro de la política pública”, dijo Marigen Narea, psicóloga e investigadora del Centro de Estudios Avanzados sobre Justicia Educacional (CJE) de la UC.


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