Las ventajas de aprender con juegos de mesa, una metodología educativa que gana terreno
El aprendizaje basado en juegos (ABJ) es una herramienta pedagógica que se utiliza cada vez más no solo en la enseñanza preescolar, sino también en la educación escolar y universitaria. Para que un juego sea aplicable dentro de esta metodología debe ser divertido, iterativo (que ocurran muchas cosas al mismo tiempo) y significativo para los estudiantes.
photo_camera “El aprendizaje basado en juegos consiste en crear juegos que promuevan objetivos de aprendizaje precisos para su logro" -Jaima Balladares, académico UC. Foto: Pexels.
¿Te imaginas poder aprender matemáticas mientras intentas conseguir 50 gemas para abrir un libro mágico?
De eso trata Exponentia: El despertar del origen, un juego de mesa desarrollado por Constanza del Solar Diener y Andrea Vilca Sánchez, estudiantes de Pedagogía en Educación Media en Matemática UC, que fue seleccionado entre los 100 proyectos de Jump Chile 2025.
Las creadoras aplicaron la metodología del aprendizaje basado en juegos (ABJ) para abordar los contenidos de potencias, raíces enésimas y logaritmos, promoviendo así el desarrollo de la autoeficacia en los estudiantes.
La motivación como motor
Escuchar a un profesor exponer durante 45 minutos versus utilizar un juego de mesa y aprender el mismo contenido, son dos escenarios muy distintos. La metodología ABJ mezcla emoción y cognición, otorgándole un beneficio diferenciador: la motivación, según explica Pablo Torres, académico de la Facultad de Educación UC.
“Hay algunos estudios que muestran que el aprendizaje lúdico, el aprendizaje a través del juego, genera mayor aprendizaje que metodologías más directivas o instruccionales" - Pablo Torres, académico UC.
“Hay algunos estudios que muestran que el aprendizaje lúdico, el aprendizaje a través del juego, genera mayor aprendizaje que metodologías más directivas o instruccionales”, asegura.
Pero, ¿qué se entiende por juego?
Existen dos conceptos relacionados con el juego: el aprendizaje basado en juegos (ABJ) y la gamificación.
“El aprendizaje basado en juegos consiste en crear juegos que promuevan objetivos de aprendizaje precisos para su logro. La gamificación, en cambio, es el desarrollo de actividades tradicionales utilizando algunas mecánicas del juego, como recompensas, puntos o historias" - Jaime Balladares, académico UC.
“El aprendizaje basado en juegos consiste en crear juegos que promuevan objetivos de aprendizaje precisos para su logro. La gamificación, en cambio, es el desarrollo de actividades tradicionales utilizando algunas mecánicas del juego, como recompensas, puntos o historias. En el contexto escolar pueden usarse ambos”, explica Jaime Balladares, académico de la Facultad de Educación UC.
Para que un juego sea aplicable dentro del ABJ, Pablo Torres explica que debe ser divertido, iterativo (que ocurran muchas cosas al mismo tiempo) y flexible, es decir, que pueda cambiar de un momento a otro.
Además, el experto indica que “el juego debe ser significativo —es decir, que se aprenda algo relevante para la vida, sobre el medio social o natural— para que realmente genere aprendizaje, porque si no, solo se crea una experiencia de juego”.
Juegos físicos vs. digitales
Los juegos físicos o análogos, que usan cartón, papel, tableros, lápices de colores, fichas u otros objetos, ayudan a la atención conjunta entre los jugadores, a diferencia de los juegos digitales.
“Hay una diferencia importante en la accesibilidad. En los juegos conjuntos o sociales, lo físico y lo material ayudan mucho a la atención entre los jugadores. En lo digital también puedes jugar con más personas, pero se limita al tamaño de la pantalla y a cuántos pueden participar. Si es online, cada uno puede jugar desde su casa, pero ese es otro formato. Lo digital limita cuántas personas pueden jugar al mismo tiempo de forma sincronizada”, detalla.
Otra ventaja de los juegos físicos es que ofrecen mayor flexibilidad que los digitales, al poder cambiar las reglas y modificar la narrativa, mientras que los segundos dependen de cómo están programados. Pero, a diferencia de los análogos, los juegos digitales resultan más fáciles de implementar, al requerir menos recursos humanos.
De la pizarra al tablero
Un docente que quiera aplicar la metodología ABJ debe entender qué es un juego, cómo se conecta con distintas habilidades y conocimientos, y el nivel de desarrollo de cada jugador.
“Una de las bellezas del juego es que cada jugador hace que esté a su propio nivel de desarrollo. Generalmente, tratan de auto desafiarse un poco. La evidencia dice que uno aprende cuando se desafía. No se aprende cuando se repite lo que ya se sabe, sino cuando se hacen o conocen cosas nuevas”, detalla Pablo Torres.
Esta metodología se puede aplicar tanto en la educación parvularia, básica, media como en la universitaria, ya que los beneficios se extienden a todas las edades. Pero se debe considerar la edad, el tipo de juego y su complejidad.
"En el juego el error está mucho más aceptado. Es muy distinto equivocarse en una clase, donde puede dar vergüenza, que en un juego, donde las personas se atreven más, exploran otros puntos de vista y eso promueve mucho el aprendizaje" - Juan Andrés García, CDDoc.
“Jugar es algo muy humano y, en ese sentido, diría que hay dos grandes efectos de aplicar el juego en el aprendizaje. Uno, quizás el más evidente, es el motivacional: para muchos estudiantes es más motivante entrar a una clase con un juego que potencie el aprendizaje que escuchar a alguien hablar una hora de corrido. El otro efecto es que en el juego el error está mucho más aceptado. Es muy distinto equivocarse en una clase, donde puede dar vergüenza, que en un juego, donde las personas se atreven más, exploran otros puntos de vista y eso promueve mucho el aprendizaje, especialmente en ambientes universitarios”, comenta Juan Andrés García, jefe de Formación y Asesoría en la Dirección de Enseñanza e Innovación Docente.
En esa Dirección, el ABJ es una línea de trabajo que desarrollan mediante talleres, capacitaciones, cursos y diplomados. Uno de ellos es el curso “La magia de aprender jugando en cursos universitarios”, donde los docentes aprenden lo básico para aplicar esta metodología.
Aunque este método pueda significar una mayor pérdida de control dentro de la sala de clases —dado que los profesores no pueden anticipar cómo reaccionarán los estudiantes o si lograrán el objetivo, además de requerir asistencia si es necesario—, han mostrado interés en aprenderla.
“Los docentes tienen esta inquietud de probar la metodología y vienen a nosotros. Desde la Dirección los hemos apoyado y acompañado a diseñar sus juegos, y a pensarlos bien para que funcionen para el aprendizaje”, comenta Juan Andrés García.
También cuentan con los Fondos para la mejora, la innovación e investigación de la docencia (FONDEDOC). Una de las iniciativas desarrolladas gracias a este fondo es Integrity Game 2D, videojuego realizado por Daniela Avello, académica de la carrera de Terapia Ocupacional.
En el juego, los estudiantes deben seguir un camino a lo largo del campus San Joaquín e ir resolviendo problemas de integridad académica y de ética en ciencias de la salud.
“En general, todas las actividades de ludificación y gamificación son bien recibidas por el estudiantado, porque ellos se entretienen y aprenden de una forma lúdica y dinámica un contenido que, habitualmente, es agreste. Esto hace que tengan una percepción más positiva del contenido que se les está entregando y lo reciban de una forma más amena”, explica la profesora.
Posicionar el juego en el aprendizaje
La investigación del aprendizaje basado en juegos aún es incipiente. “El juego ha sido relegado a un lugar secundario tanto en el aprendizaje como en la investigación”, comenta el académico Jaime Balladares.
Con el objetivo de fortalecer esta área, el experto creó Minku, una iniciativa multidisciplinaria de la Facultad de Educación UC en la que participan psicólogos, educadores, diseñadores e ingenieros que crean juegos y experiencias lúdicas basadas en evidencia científica.
“Todos los juegos promueven no solo objetivos de aprendizaje, sino también la autonomía, mediante la inclusión de dinámicas colaborativas y de autocorrección en los desafíos que se plantean”, concluye.