Oficios con historia

Felipa Condori

Rescatando el tejido de alpaca

La fundadora del taller Alpaca Visviri, que reúne unas 30 artesanas textiles aymara, es Felipa Condori. No solo es reconocida por ser una notable tejedora -dominando a la perfección el uso del telar de cuatro estacas y de pedales-, sino por la gran variedad de técnicas ancestrales que conoce, lo que le ha permitido desarrollar una importante trayectoria dentro del tejido andino.

El oficio lo heredó de su madre y su abuela, tejiendo las prendas de toda la familia, en su Visviri natal, el poblado ubicado más al norte de Chile, justo en el límite con Bolivia y Perú.

Fue una de las primeras artesanas aymara de su región en contar con el sello “Manos Campesinas” otorgado por INDAP. Y obtuvo también el Sello de Excelencia a la Artesanía 2009, 2014 y 2019, con obras originales y con finas terminaciones.

Su trabajo se distingue porque usa fibra de alpaca esquilada, hilada, teñida -con cochinilla- y tejida por ella misma.

Rodrigo Lizama

Maderas nativas que se transforman en peces

Actualmente Vive en Coyhaique y se destaca por la maestría para tallar especies marinas en maderas regionales como lenga, ciprés, ciruelillo y mañío. También utiliza raulí, avellano, laurel y alerce, poniendo en valor la biodiversidad de Aysén.

En 2015 ejecutó el proyecto "Nativa Escamadera”, financiado por el  Fondart Regional, que le permitió desarrollar una colección de peces de su litoral, utilizando maderas nativas en que destacaban las vetas, la densidad, texturas y tonalidades del material al servicio de la forma de los peces.

Su trabajo se despliega como material científico y educativo, ya que busca que las piezas sean lo más parecidas a la realidad que sea posible, pero además destacan como piezas decorativas de especial factura.

En la continuidad de su trabajo creativo, este artesano esculpe la serie “Aves, desde el sur”, obras con las que obtuvo el Sello de Exclencia a la Artesanía en 2018 y con las cuales se presenta en esta Muestra de Artesanía.

Teresa Olavarría

Desde el vellón al producto final

Teresa Olavarría es artesana textil tradicional de la localidad de Quillaipe en plena Carretera Austral, con influencias mapuche, huilliche y chilota. Aprendió el oficio mirando y ayudando a su madre, quién le enseñó a hilar y a tejer a los 8 años de edad.

Hoy es una experta tejedora que realiza el proceso completo de transformación de la lana de oveja, partiendo por lavar el vellón, hacer el hilado, teñir con colorantes naturales y artificiales y tejer con distintas técnicas en telar vertical, similar al witral mapuche.

Junto a la agrupación de artesanas Taller Laboral El Arte de Tejer ubicadas en el Seno del Reloncaví, Región de Los Lagos, elabora una serie de productos: choapinos, pasilleras de nudos, alfombras, bajadas de cama lisas y de nudos, pieceras y frazadas. Todos estos trabajos son comercializados y representan un importante ingreso a la economía familiar.

Egon Muñoz y Arna Marchant

Con sello de excelencia

La mayoría de las obras que realiza Egon Muñoz surgen de madera nativa muerta, recolectada en los bosques o ríos cercanos a Pucón. Allí fue precisamente donde aprendió este oficio a los 17 años, mientras observaba a su hermano mayor y otros artesanos de la zona.

Hoy tiene un taller en las cercanías del volcán Villarrica junto a su esposa, Arna Marchant, donde realizan tallado utilitario, como cuencos y fuentes. Él deja que la madera exprese todos sus nudos, vetas y colores; mientras ella se especializó en las terminaciones y pintura de las piezas. También desarrollan una línea decorativa innovadora con temática ecológica: aves y animales locales, y representaciones de hojas hechas en lingue, radal, coigüe, raulí, entre otras.

En 2017 participaron con sus obras en la Bienal de Artesanía Contemporánea de París, Revelations. Egon recibió el Sello de Excelencia a la Artesanía en 2016 con su pieza "Fuente de Coihue", y ese mismo año, el “Reconocimiento de Excelencia de la UNESCO para la Artesanía del Cono Sur: Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay”.

Pero además traspasaron sus conocimientos a su hijo, quien a los 10 años comenzó a hacer una línea de espadas ornamentales que ha ido perfeccionando en el tiempo.

Uberlinda Reiman

La tejedora de Boqui Pil Pil

Cestera lafkenche de San José de Mariquina, en la Región de los Ríos. Uberlinda es experta en el uso y trenzado del Boqui Pil Pil, enredadera que crece alrededor de arbustos y árboles.

Aprendió el oficio de su marido, cuya familia ha trabajado por generaciones en este tipo de cestería. Conoce todo el complejo proceso de preparación de la fibra, que puede demorar un mes. Primero hay que recolectar el boqui en el monte, lo que puede tardar dos a tres días; luego se debe hervir el Pil Pil durante 7 a 8 horas y sumergirlo durantes veinte días en un estero, donde el agua limpiará y ablandará la fibra. Luego hay que limpiar hebra por hebra. Si necesitan ser teñidas, se vuelven a hervir con plantas pigmentadas. Recién entonces pueden ser tejidas. No se utilizan moldes, todos estos objetos son reflejo de la habilidad de los tejedores.

Sus piezas son de tipo decorativo incluyen copihues, pescados y árboles, pero su sello como familia son los gallos y gallinas, que se han vuelto característicos de su trabajo. El matrimonio ha participado en diversas muestras de artesanía, tanto locales y nacionales, como internacionales.