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Imagen con fondo azul y líneas que asemejan una red de internet.
Portal Ciencia Abierta en la UC:

Nueva plataforma disponibiliza la producción científica y de creación artística de la Universidad


El portal Ciencia Abierta en la UC, que pone a disposición pública las publicaciones, datos de investigación, creación artística y patentes generados en la Universidad Católica, es un hito en el camino de sumarse al movimiento global de abrir la ciencia, tanto a otros investigadores como a cualquier persona interesada, situando a la institución como pionera en América Latina en este aspecto.

El vicerrector de Investigación Pedro Bouchon presentando el portal de ciencia abierta desde un podio.

photo_camera “Al compartir conocimiento, podremos impulsar la innovación, resolver desafíos locales y globales, y promover un desarrollo más equitativo y sostenible para toda la sociedad”, afirma el vicerrector de Investigación Pedro Bouchon, aunque advierte que “el giro hacia la ciencia abierta es, como todos los cambios culturales de gran escala, un proceso complejo”. (Crédito fotográfico: César Cortés)

Promover el acceso abierto a la investigación científica: las publicaciones, los datos, metodología y códigos, entre otros, para que estos sean accesibles y estén disponibles para todas las personas, en todos los niveles de la sociedad. Eso es lo que busca la ciencia abierta.

Un movimiento que nació hace ya varias décadas, que busca transformar la  práctica  científica  con  el objetivo  de  adaptarla  a  los  cambios,  desafíos,  oportunidades y riesgos de la era digital, y de aumentar el impacto social de la ciencia. Pero más allá de abrir la información, busca repensar y transformar la forma en que se construye el conocimiento científico en la actualidad.

De acuerdo a la UNESCO, “la  ciencia  abierta  se  define  como  un  constructo  inclusivo  que  combina  diversos  movimientos  y  prácticas  con  el  fin  de  que  los  conocimientos  científicos  multilingües  estén  abiertamente  disponibles  y  sean  accesibles  para  todos,  así  como  reutilizables  por  todos,  se  incrementen  las  colaboraciones científicas y el intercambio de información en beneficio de la ciencia y la sociedad, y se abran los procesos de creación, evaluación y comunicación de los conocimientos científicos a los agentes sociales más allá de la comunidad científica tradicional” (Recomendación de la UNESCO sobre la Ciencia Abierta).

La ciencia abierta -siguiendo la definición del organismo internacional- “comprende todas las disciplinas científicas y todos los aspectos  de  las  prácticas  académicas,  incluidas  las  ciencias  básicas  y  aplicadas,  las  ciencias naturales y sociales y las humanidades, y se basa en los siguientes pilares clave: conocimiento científico abierto, infraestructuras de la ciencia abierta, comunicación científica,  participación  abierta  de  los  agentes  sociales  y  diálogo  abierto  con  otros  sistemas de conocimiento”.

Como afirma el vicerrector de Investigación Pedro Bouchon, se trata de reflexionar sobre la calidad de la investigación, preguntarse qué significa hacer ciencia hoy en día. “La Ciencia Abierta es un nuevo modelo que se está construyendo a nivel internacional, regional y nacional, y nos abre la oportunidad de mejorar aspectos clave como la transparencia en los procesos, la participación de actores extra académicos en los procesos investigativos, el impulso a la colaboración y el intercambio de conocimientos, así como el aumento de la visibilidad e impacto de la investigación”, dice.

En definitiva, se trata de un nuevo paradigma para la investigación, que tiene un enfoque colaborativo y que ha introducido nuevas formas de crear y gestionar, almacenar y distribuir la producción académica a la sociedad en su conjunto. Basado en tecnologías digitales y nuevas herramientas de colaboración que mejoran la transferencia y facilitan el acceso a los datos, la información y el conocimiento que se comparte, redistribuye y reproduce.

Ciencia abierta en la UC

Ana María Keim presentando el portal Ciencia Abierta en la UC frente a los asistentes.
Ana Lucía Keim, subdirectora de Tecnologías de la Información y Desarrollo Digital de Bibliotecas UC, presentando el nuevo portal Ciencia Abierta en la UC. (Crédito fotográfico: César Cortés)

La Universidad Católica asumió el desafío de ser pionera en esta área en América Latina. Esto, a partir del impulso de los propios investigadores y una decisión desde la Vicerrectoría de Investigación, sumado al apoyo de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID), a través del proyecto InEs de Ciencia Abierta “Construyendo las bases de la ciencia abierta en la Pontificia Universidad Católica de Chile”, adjudicado en el año 2021, y ejecutado durante el periodo 2022 y 2023.

Como explica Evelyn Didier, directora de Bibliotecas UC y del proyecto InEs de Ciencia Abierta, su objetivo ha sido “crear un ecosistema, considerando diversas acciones que posibiliten la implementación de prácticas de ciencia abierta en la universidad, en aspectos de gobernanza y elementos para disponer de una infraestructura digital que respalde los principios de la ciencia abierta, disponer de herramientas y servicios tecnológicos, agrupando la plataforma y repositorios digitales que garanticen la accesibilidad y la preservación de la investigación. Como también, realizando esfuerzos de difusión y educación relacionados con la política de acceso abierto, y la adopción de estándares internacionales que permitan la interoperabilidad entre los sistemas de información de investigación”.

Es en este contexto en el que se lanzó, a fines de septiembre pasado, la plataforma Ciencia Abierta en la UC -diseñada por la Dirección Digital, desarrollada por Bibliotecas y presentada por Ana Lucía Keim, subdirectora de Tecnologías de la Información y Desarrollo Digital de Bibliotecas UC- que tiene como propósito contribuir a establecer las condiciones de infraestructura digital institucional para la práctica de la ciencia abierta en nuestra universidad, aspirando a ser una plataforma estandarizada, libre, independiente, inclusiva e interconectada.

En palabras de Evelyn Didier, este nuevo portal “da cuenta de un ecosistema en evolución, de un proceso de cambio cultural en el que confluyen diversos proyectos, lineamientos, servicios, recursos y tecnologías. El que ha sido impulsado de manera transversal por diversos profesionales y académicos, con el objetivo de maximizar el impacto global de la investigación que se realiza en la universidad”.

Se trata de una plataforma en línea que tiene por finalidad facilitar la difusión de los resultados de diversos productos de investigación. Incluye tanto publicaciones como datos de investigación, creación artística y patentes; así como también talleres, actividades y recursos de formación para capacitarse en ciencia abierta y abordar temáticas específicas; y un espacio de difusión.

La directora de Investigación, María Elenia Boisier, y directora alterna del proyecto InEs de Ciencia Abierta, sostiene que el portal de acceso abierto de la UC "es un gran paso que la universidad está dando y está liderando en estas temáticas. La plataformal permite poner en práctica todo lo que el proyecto de ciencia abierta busca: disponibilizar las publicaciones que se generan en la universidad para toda la comunidad, no solo de científicos sino todo aquel que quiera acceder a ellas; y también poner a disposición los datos de investigación -algo que se está exigiendo y la universidad está adhiriendo-, que usualmente era información que quedaba solo accesible para los investigadores que participaban de la investigación". 

Asimismo, María Elena Boisier destaca que este portal es un piloto para la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID, lo que pone a la UC a la vanguardia en esta materia. "La plataforma sigue todos los protocolos necesarios para publicar este tipo de información y, además, somos la primera universidad que tiene este sistema habilitado para la interoperabilidad. Es decir, que la información que nosotros estamos subiendo, se va a conectar y se va a poder recoger también desde la ANID". 

En el proyecto participaron distintos equipos de la universidad de manera transversal: la dirección de Investigación, Bibliotecas UC, la dirección de Transferencia y Propiedad Intelectual, Dirección Digital y Dirección Jurídica, además de directores de Investigación, y académicos y académicas de distintas facultades de la universidad, entre otros.

Un cambio cultural

De izquierda a derecha: Ana Lucía Keim, subdirectora de Tecnologías de la Información y Desarrollo Digital de Bibliotecas UC; la directora del proyecto InEs de Ciencia Abierta y de Bibliotecas UC, Evelyn Didier; el viccerrector de Investigación Pedro Bouchon; y la directora alterna del proyecto y directora de Investigación, María Elena Boisier. (Crédito fotográfico: César Cortés)

“El giro hacia la ciencia abierta es, como todos los cambios culturales de gran escala, un proceso complejo”, advierte el vicerrector Bouchon. Es por esto que, como explica, el proceso de cambio debe hacerse de manera gradual y progresiva, con participación de los distintos estamentos involucrados y con una mirada transversal, que permita ir anticipando los desafíos que vayan surgiendo en su implementación.

La apertura de la información implica desafíos tecnológicos, culturales, regulatorios y éticos, entre otros, ya que la forma de entender, evaluar y fomentar la producción de conocimiento desde la perspectiva de la ciencia abierta es distinta. También implica desafíos institucionales: cómo se valorará el avance en ámbitos de la ciencia abierta y cómo será el reconocimiento académico, entre otros.

Para el académico del Instituto de Astrofísica Ezequiel Triester, uno de los grandes retos es la protección de datos. “Uno trabaja mucho tiempo escribiendo una propuesta, planeando una observación, para que los datos estén disponibles públicamente y después venga otro grupo y lo publique antes”, dice y agrega: “Hay ciertos aspectos de protección que deben considerarse”.

Y añade: “En astronomía, por ejemplo, se le da al equipo que pidió la obtención de los datos, un periodo que varía aproximadamente entre seis meses y  un año, en el cual los datos son privados solo para el equipo que lo solicitó”. Luego de este tiempo, dice el investigador, “se hacen públicos y ahí sí son abiertos para que cualquier persona, para cualquier equipo en todo el mundo, permitiendo hacer otros descubrimientos”.

Los beneficios

Pese lo anterior, los beneficios son enormes. Como afirma Pedro Bouchon: “Al compartir conocimiento, podremos impulsar la innovación, resolver desafíos locales y globales, y promover un desarrollo más equitativo y sostenible para toda la sociedad”.

El acceso a los datos pavimenta el camino para avanzar en investigaciones, así como abrir nuevas preguntas y campos de estudio. Es un impulso para la innovación y generar nuevas respuestas a necesidades de las personas y de la sociedad en su conjunto. Así también es una manera de dar mayor visibilidad al trabajo científico y dar mayor reconocimiento a la labor de los investigadores.

Asimismo, este paso dialoga con los estándares internacionales que cada vez más se harán exigibles por parte de las publicaciones y fondos de investigación. También fomenta la vinculación e impulsa la globalización, pues la ciencia abierta traspasa las fronteras de los países y ayuda a democratizar la ciencia, no solo al interior de una sociedad sino entre los países.

Por su parte, Evelyn Didier comenta que la ciencia abierta permite acelerar los ciclos de la ciencia, permitiendo que los beneficios también lleguen más rápido a la ciudadanía. “La ciencia abierta es una excelente manera de poder llegar con ese conocimiento a impactar el bienestar social, no sólo a los investigadores, sino que a cualquiera que necesite de él; desde el ámbito público o incluso desde el ámbito de la construcción de políticas públicas, donde el conocimiento esté abierto, disponible para los legisladores, pero también para la ciudadanía en su conjunto, o para  quien quiera saber y beneficiarse del conocimiento que ahí se genere”, expresa.

Como concluye el profesor Triester, compartir los datos ha permitido una verdadera revolución en la astronomía. “Los grandes observatorios astronómicos hoy ponen a disposición de todo el mundo -no sólo de astrónomos profesionales, sino de quienes quieran acceder-, todos los datos que se obtienen con esos telescopios. Eso ha permitido que, además del uso principal que le dan los investigadores, se hayan hecho grandes descubrimientos a partir de estos datos de archivos, de formas que antes eran absolutamente impensadas”.

“La ciencia abierta, los datos abiertos, han permitido aumentar enormemente, casi al doble su valor, y los descubrimientos que se pueden extraer de ellos, con lo cual se hace muy fundamental y provechoso, contar con datos abiertos”, finaliza.

Conoce el portal Ciencia Abierta en la UC.


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