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Ombuds:

Un aporte al entendimiento


La UC fue la primera universidad en Chile en implementar este rol, ampliamente extendido en el mundo, que tiene como misión mantener una buena convivencia al interior de la comunidad universitaria. Para lograrlo, ofrece un servicio de mediación, con completa confidencialidad, al cual todos podemos acudir, incluso en tiempos de pandemia.

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photo_camera Mediar, conciliar, entre dos partes, para llegar a la mejor solución posible es la función del Ombuds, rol que desde el 1 de agosto desempeña la académica de Enfermería, Patricia Masalán. (Fotografía: gentileza de Patricia Masalán)

Las relaciones humanas no son fáciles. Problemas de comunicación, respeto, justicia, poder, entre otros, parecieran ser intrínsecos al ser humano. Aún más en una comunidad que alcanza ya las 40 mil personas.

Pero también es cierto que “los problemas se resuelven conversando”.

De esto último está firmemente convencida la nueva Ombuds de la Universidad, Patricia Masalán, académica de Enfermería y hasta el 31 de julio recién pasado, directora de Extensión y Educación Continua de dicha Escuela. Ella fue elegida por un comité de búsqueda para ejercer el cargo por los próximos tres años.

Su rol es precisamente mediar, conciliar, entre dos partes, para llegar a la mejor solución posible. “Ser capaz de mirar la situación de forma objetiva entre dos personas, sin juicio y considerando también las reglamentaciones que pueden orientar en la resolución del problema”, eso, en palabras de la académica, es la esencia de su cargo.

Dentro de su función está el preservar y mantener dentro de la Universidad la legalidad, la igualdad, la cultura del respeto a los derechos humanos y universitarios, así como la equidad en las relaciones.

Esto último es lo que motivó, precisamente, el surgimiento de esta figura por allá en 1809, en la Constitución sueca. Dicho documento instituyó un cargo que tenía como misión regular el comportamiento de los funcionarios públicos para evitar, entre otras cosas, los abusos hacia los ciudadanos. De ahí que pasó a conocerse como “el defensor del pueblo”. (Más información en “Defensorías del pueblo”)

En la década de 1960, las universidades comenzaron a incorporar esta figura, primero en Canadá y luego, en Estados Unidos. En los años 80 se implementó en España, con el “defensor universitario” de la Universidad Complutense de Madrid. Luego la siguió la Universidad Autónoma de México. En Chile, la UC fue la pionera, al implementar el Ombuds en 2013; modelo que ha sido replicado por la Universidad Católica de la Santísima Concepción, la Universidad Adolfo Ibáñez, la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile y la Universidad de Concepción.

Actualmente, la figura está ampliamente extendida por las universidades en el mundo. En 2017 existían 70 en España, 40 en México, 119 en Brasil y 66 en Perú (donde es exigida por Ley), por solo nombrar algunos ejemplos (Ver más en “Las defensorías universitarias como un instrumento para la mejora de las universidades”)

El rol del ombuds es “ser capaz de mirar la situación de forma objetiva entre dos personas, sin juicio y considerando también las reglamentaciones que pueden orientar en la resolución del problema” - Patricia Masalán, Ombuds UC.

¿Cómo acudir al ombuds?

Como explica la nueva Ombuds, Patricia Masalán, “lo que se busca es evitar que los problemas lleguen a mayores y que las personas sientan que sus derechos son respetados. Se promueve el diálogo, el entendimiento, la empatía, la responsabilidad personal”. (Fotografía: Karina Fuenzalida)
Como explica la nueva Ombuds, Patricia Masalán, “lo que se busca es evitar que los problemas lleguen a mayores y que las personas sientan que sus derechos son respetados. Se promueve el diálogo, el entendimiento, la empatía, la responsabilidad personal”. (Fotografía: Karina Fuenzalida)

Cualquier miembro de la comunidad universitaria, a título personal o colectivo, puede acudir al Ombuds: estudiantes de pre y postgrado, académicos, administrativos y profesionales.

¿En qué caso recurrir? Cuando se estime que se están vulnerando alguno de los derechos que emanan de la normativa que regulan el quehacer de la Universidad. En general, los requerimientos tienen que ver con problemas de convivencia: temas de vulneración de derechos, injusticias, no aplicación de reglamentos, acoso (sicológico, laboral, sexual), abuso de poder y discriminación, entre otros.

El primer paso es, en estos tiempos de pandemia, escribir a ombuds.uc.cl/contacto y/o llamar a la oficina del Ombuds cuando retornemos a los campus (223541691- 223541247). La ombuds responderá -lo más pronto que le sea posible- acusando recibo del requerimiento. Entonces revisará el caso y, si lo estima conveniente, solicitará más detalles o antecedentes; también puede solicitar una reunión (vía remota por ahora).

Cuando retornemos a los campus, la ombuds atenderá en el Edificio MIDE UC del Campus San Joaquín, visitará los otros campus de Santiago los días miércoles y una vez al semestre, viajará hasta el campus Villarrica.

“Las personas llegan con sus problemas y el ombuds debe escuchar -, ya sea en forma directa o  a través de un escrito- atentamente a las personas, aclarar con ellas cómo se sienten y qué esperan de mi , cuáles son sus expectativas: quizá solo esperan una sugerencia, un consejo, o buscan que el ombuds las represente ante la contraparte”, explica Patricia Masalán.

Sin embargo, cuando existen relaciones verticales, se hace más difícil visibilizar los conflictos. ¿Cómo acudir cuando el problema surge entre un estudiante y un profesor, o un funcionario y su jefatura, por ejemplo? La duda y el temor son naturales.

Lo primero que se apresura en aclarar la académica es que al acudir a ella “la confidencialidad es absoluta. La visita al ombuds es privada, los correos están encriptados. No queda registro”.

Aquí la palabra clave es la confianza. Confianza en el otro y en las instituciones.

La persona, si lo estima conveniente, puede autorizar al ombuds para que converse con la otra parte o presente el caso en la unidad que corresponda. Puede que decida quedarse solo en la consejería. Lo que hay que tener claro, eso sí, es que el ombuds media, busca la mejor solución posible, pero no obliga ni sanciona.

“Lo que se busca es evitar que los problemas lleguen a mayores y que las personas sientan que sus derechos son respetados. Se promueve el diálogo, el entendimiento, la empatía, la responsabilidad personal”, afirma la académica y continúa: “Lo que yo busco es acoger el sentimiento del otro. El sentimiento que tiene la persona frente a una situación es tremendamente válido y respetable . Como enfermera aprendí a acoger al otro en su humanidad, en su vulnerabilidad”.

La convivencia es la clave

“El valor de la figura del ombuds es que ofrece ciertas garantías para que las personas puedan presentar sus quejas y buscar el entendimiento entre los distintos miembros de la comunidad, mejorando de esta manera la calidad de la universidad”, explica el académico José Ignacio González. (Fotografía: Karina Fuenzalida)
“El valor de la figura del ombuds es que ofrece ciertas garantías para que las personas puedan presentar sus quejas y buscar el entendimiento entre los distintos miembros de la comunidad, mejorando de esta manera la calidad de la universidad”, explica el académico José Ignacio González. (Fotografía: Karina Fuenzalida)

Desde que se instauró la oficina del Ombuds en la UC, hace ya siete años, mantener una buena convivencia ha sido su principal misión. Pero las dificultades y matices han ido cambiando. Al principio, mejorar el trato al interior de la comunidad universitaria fue el primer desafío. Problemas de abuso de poder y discriminación.

Luego, los temas fueron centrándose en la violencia y acoso, en sus distintos tipos -psicológico, sexual, bullying- muy acorde con el contexto país. En el último tiempo, los problemas se centraron en la convivencia propiamente tal, como discriminación hacia las mujeres y acoso de distinto tipo. Durante la pandemia, las problemáticas han tenido que ver más con la adaptación de los nuevos formatos de clases y evaluación, y de trabajo.

“Un aporte muy importante del ombuds es la capacidad que tiene de contribuir en la gobernanza de la Universidad. Cuando uno nota que un problema es recurrente, levanta la alarma a las autoridades para que tomen las medidas correspondientes”, afirma quien fuera ombuds desde que se instauró esta figura y anterior decano de la Facultad de Historia, Geografía y Ciencia Política, José Ignacio González. Así surgieron, por ejemplo, la “Unidad de prevención y apoyo a víctimas de violencia sexual” o la Comisión para la Convivencia.

“El valor de la figura del ombuds es que ofrece ciertas garantías para que las personas puedan presentar sus quejas y buscar el entendimiento entre los distintos miembros de la comunidad, mejorando de esta manera la calidad de la universidad”, dice.

Y agrega: “Uno trabaja por la dignidad de las personas”.

“Un aporte muy importante del ombuds es la capacidad que tiene de contribuir en la gobernanza de la Universidad. Cuando uno nota que un problema es recurrente, levanta la alarma a las autoridades para que tomen las medidas correspondientes” - Juan Ignacio González, Ombdus saliente.

Con respecto a la experiencia internacional, nuestra realidad es un poco distinta. En el mundo, entre el 70 y 80% de los estudiantes acuden al ombuds, mientras que en el caso de los profesores el porcentaje es entre un 10 y 15%, y los funcionarios, entre un 8 y 10%. En la UC, en cambio, esto difiere. Entre los estudiantes, el porcentaje máximo ha sido de un 60%; entre los profesores, ha variado entre un 22 y 35%; y los funcionarios, se han situado entre un 12 y 15%.

De acuerdo al profesor González, esto se explicaría porque “los organismos que tiene la Universidad para atender a los alumnos -Dirección de Asuntos Estudiantiles, secretarías académicas de las facultades, entre otros- resultan satisfactorios, por eso el porcentaje es menor con respecto a la experiencia internacional. Sin embargo, los profesores no cuentan con un mecanismo adecuado para presentar sus quejas y encontraron en el ombuds un espacio para hacerlo. Mientras los funcionarios, acuden a la Dirección de Personas o al sindicato”.

Desde 2013, se han atendido un total de 914 casos. “Y yo te diría que se resolvieron un 95% de ellos”, afirma González. Los requerimientos sin resolver muchas veces escapan al ámbito de acción del ombuds, por lo que pasan a otras instancias, como la “Unidad de prevención y apoyo a víctimas de violencia sexual”, la Dirección de Personas o la Secretaría General.

Para Patricia Masalán, el mayor desafío tiene que ver con la prevención. “Lo ideal es que las personas se sientan acogidas y que los casos se logren resolver”, dice. Y la clave, como ella afirma, está en la capacidad de control interno de cada uno de nosotros, en nuestra responsabilidad en respetar principios y valores, conocer nuestros derechos y deberes y el generar una base de confianza. “Debemos cuidarnos entre todos”, agrega.

La nueva ombuds lo resume con una tremenda claridad: “Lo que se busca es humanizar la comunidad universitaria. Poner a la persona en el centro”.

Más información: Oficina del Ombuds


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