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El Mercurio

¿Qué pueden aportar las universidades para reducir la polarización?


Foto de Juan Larraín
account_circle Juan Larraín launch
Director Instituto de Éticas Aplicadas
“(…) distintas encuestas en Chile muestran que las universidades se mantienen entre las pocas instituciones en que aún confía la ciudadanía. Esto representa una gran responsabilidad, que impone a las universidades el deber y la oportunidad de formar personas y ciudadanos que puedan combatir la polarización reinante (…)”, escribe el también académico de la Facultad de Ciencias Biológicas, en una columna en El Mercurio.

Qué duda cabe de que hoy vivimos en sociedades altamente polarizadas. Tanto es así que la FundéuRAE, de la Real Academia Española, eligió polarización como la palabra del año 2023; esto debido a su recurrente presencia en los medios de comunicación y en el debate social hispanohablante. Lamentablemente se trata de una mala noticia, ya que la polarización en un sentido amplio del concepto implica el desarrollo de actitudes negativas respecto del que piensa distinto, generando la formación de grupos incapaces de dialogar entre ellos, con los consecuentes daños para la convivencia y la democracia.

En ese contexto cabe preguntarse, ¿qué pueden aportar las universidades para reducir la polarización? A mi parecer, este aporte puede darse al menos en dos ámbitos: la formación de personas y ciudadanos, y la búsqueda de la verdad mediante la investigación.

Respecto de lo primero, la misión de las universidades va más allá de formar profesionales, por lo que deben profundizar y avanzar en la formación de personas y ciudadanos con una capacidad de diálogo basada en una sólida formación en humanidades que permita el desarrollo del pensamiento crítico, el discernimiento ético, la aceptación de la discrepancia, la tolerancia y el respeto. Pero, más importante aún, las universidades no deben conformarse solo con enseñar la existencia de estas capacidades de forma teórica, sino que tienen la posibilidad única de generar espacios en que, además, se puedan poner en práctica. Para ello es esencial construir comunidades diversas y plurales, en especial con un estudiantado compuesto por personas de múltiples orígenes, historias de vida y formas de pensar. (…)

Respecto de la búsqueda de la verdad, cabe enfatizar que es una misión central de las universidades. Mediante la investigación que realizan sus claustros académicos, generan nuevos conocimientos que enriquecen el espíritu humano, la discusión pública, y pueden servir para un mejor diseño de políticas públicas en beneficio del bien común. Sin embargo, es muy importante considerar lo que nos enseña la filosofía de la ciencia y la epistemología -disciplina que estudia el conocimiento humano-, esto es que, en el mejor de los casos, las actividades de investigación que realizamos solo nos acercan a la verdad, pero en ningún caso nos permiten alcanzarla. (…)


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