¿Cómo enfrentar la escasez hídrica? La niebla puede ser una respuesta
En el Día Internacional del Agua, y con más de 2 mil millones de personas sin acceso a agua limpia y segura en el mundo, hay un recurso que podría ser clave: el agua de niebla. La UC, a través de su Centro del Desierto Atacama, ha liderado su estudio a nivel nacional e internacional. Actualmente se encuentra desarrollando un mapa de niebla, el que se espera contribuya a la toma de decisiones de políticas públicas y avanzar en el desarrollo de este recurso hídrico.
En el mundo, dos mil 200 millones de personas viven todavía sin acceso a agua potable, de acuerdo a Naciones Unidas. En 2015, el mundo se comprometió con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 6: la promesa de que toda la población tendría agua y saneamiento gestionados de forma segura para 2030. Como una manera de la relevancia de esta meta -que aún estamos muy lejos de alcanzar- cada 22 de marzo de celebra el Día Internacional del Agua.
En Chile, si bien enfrentamos más de una década de sequía, existe un recurso que puede ser clave para contribuir a cumplir esta meta.
El clima costero del norte y del centro del país tienen un elemento en común: la niebla. Esta juega un importante rol en las temperaturas y la radiación solar, así como también en el sustento de ecosistemas ricos en biodiversidad y endemismo. De hecho, esta agua atmosférica ha sido utilizada como una fuente de agua fresca por distintas culturas ancestrales, y hoy ha probado ser una forma efectiva de enfrentar la escasez hídrica en Chile y en varias partes del mundo.
El Centro UC Desierto de Atacama (CDA), ha sido un actor principal a nivel mundial, en torno a la investigación del agua de niebla como un recurso hídrico complementario. Desde este Centro UC se han realizado importantes avances en la caracterización espacio-temporal de la niebla en el desierto de Atacama, sus ciclos diarios, estacionales e interanuales, como también de las variables geográficas que determinan su presencia, las condiciones físicas que determinan su formación y las tecnologías para su aprovechamiento.
Sin embargo, el conocimiento de su potencial hídrico aún es limitado. Si bien se ha avanzado en entender este fenómeno, aún hay algunas preguntas clave sin respuesta: ¿cuáles son los lugares óptimos donde colectar niebla?, ¿cuándo es mejor colectarla?, ¿cuánto podemos colectar?, y ¿qué pasará con la niebla y el cambio climático?
Responder estas interrogantes permitiría cuantificar y planificar este recurso hídrico a nivel nacional, de modo de avanzar hacia el desarrollo de una industria del agua de niebla, y de su inclusión en la gestión de los recursos hídricos a nivel de cuencas. Frente a la problemática de escasez hídrica en los territorios costeros del norte y centro de Chile, el agua de niebla se presenta como una oportunidad.
Un mapa de niebla
De manera de ir encontrando algunas respuestas, el CDA lidera la construcción de una red de monitoreo de niebla a lo largo de la costa del norte y centro de Chile, en colaboración con investigadores nacionales e internacionales.
Destacan a nivel nacional, la participación del Centro GEMA de la Universidad Mayor; la Universidad de Tarapacá, sede Arica; y los proyectos Fondecyt de los profesores UC Camilo del Río, Patricio Pliscoff y Sebastián Vicuña. A nivel internacional, se encuentran las colaboraciones con las Universidades alemanas de Heidelberg y Marburg.
La red de monitoreo actualmente consta de 20 estaciones, equipadas con estaciones meteorológicas, que miden cada 10 minutos las variables de temperatura, humedad relativa, dirección y velocidad del viento, y la radiación solar. Junto a cada estación meteorológica hay un neblinómetro o Standard Fog Collector (SFC), que cuenta con una malla raschel de 1x1m, ubicado a dos metros de la superficie. Por lo tanto, cada estación registra volúmenes de agua de niebla, su variación en el tiempo, y las condiciones bajo las cuales se produce la colecta. Este sistema se utiliza en todo el mundo para medir y comparar la potencialidad de distintos sitios para recolectar este recurso.
La estación de monitoreo más antigua se encuentra ubicada en la estación de investigación Atacama UC, en Alto Patache -al sur de Iquique, en la región de Tarapacá-, que cuenta con los registros continuos más antiguos del país, desde el año 1998.
Dada la importancia de esta fuente de agua complementaria para los territorios, el CDA trabaja en un mapa de agua de niebla para todos los territorios del norte y centro de Chile. Como explica su director, el académico del Instituto de Geografía Camilo del Río, “se espera que esté disponible -con acceso abierto- para consultas, tanto para para el aprovechamiento y gestión de esta fuente de agua para el consumo humano, agrícola, ganadero y energético, entre otros; como también para fines científicos: ecología, climatología, meteorología”.
Y agrega que el objetivo es que este mapa sea “un insumo relevante para la toma de decisiones de la gestión hídrica, para avances científicos, y clave para una mejor gobernanza de los recursos hídricos y los desafíos de la seguridad hídrica, en el contexto de los procesos de adaptación al cambio climático”.