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Diez legendarios conciertos de piano para oír y mirar


Claudio Arrau, Martha Argerich, Krystian Zimerman, y otros, integran la selección con obras de Beethoven, Schumann y Prokofiev. Tome asiento, instale unos buenos parlantes y elija una de las siguientes interpretaciones inolvidables de forma gratuita en la plataforma YouTube.

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photo_camera Claudio Arrau y la Orquesta Filarmónica de Londres en 1963.

Cuando la argentina Martha Argerich oyó por primera vez el concierto para piano número 4 de Beethoven, interpretado por el chileno Claudio Arrau, su ejecución la paralizó de tal modo que jamás intentó tocar la obra en cuestión. Esta experiencia, contada por la que es considerada por muchos como la mejor pianista viva, en el documental Evening talks, demuestra el impacto de un concierto para piano en la trayectoria no solo de los pianistas, sino que también del espectador común.  

Estos conciertos "son obras en donde se realza la importancia y protagonismo del instrumento solista (en este caso, el piano) y su diálogo con la orquesta. Muchas veces la orquesta tiene una parte más bien de acompañamiento, pero según el compositor y la complejidad de la obra, la parte de la orquesta es igual de importante que la parte del piano solo", sostiene la pianista y académica Liza Chung, del Instituto de Música

A través de la historia, "se puede observar cómo la escritura musical se va transformando en distintos formatos y en distintas maneras de expresión", dice el pianista y académico del IMUC, Luis Alberto Latorre. De ahí que esta selección de diez conciertos del repertorio docto considere obras que van desde Mozart (siglo XVIII) a Prokofiev (siglo XX).

Prepare el ambiente y olvídese un rato de la pandemina con esta muestra, en la versión de distintos intérpretes y en registros disponibles en la plataforma YouTube. Y gratis. 

Mozart, concierto para piano No 20

Mozart compuso este concierto a la edad de 29 años y se dice que el joven Beethoven lo admiraba tanto, que lo incorporó a su reportorio. Esta pieza es uno de los temas representativos de la gran película biográfica Amadeus  (ganadora de ocho premios Oscar). El prolífico genio austríaco escribió 27 de estos conciertos, cuya integral grabó para Sony Classical el estadounidense Murray Perahia. Esta versión, junto a la Orquesta Filarmónica de Berlín, está dirigida por Claudio Abbado. ¿Por qué este pianista?  Por ser un músico "aristocrático, sin ser distante y desprovisto de ego, Perahia subyuga e ilumina", escribió un crítico británico.

Beethoven, concierto para piano No 3

Antes de morir en 1990, el legendario conductor Leonard Bernstein se propuso grabar la integral de conciertos para piano de Beethoven con el alabado pianista polaco Krystian Zimerman, y la Orquesta Filarmónica de Viena. Alcanzaron a interpretar los números 3, 4 y 5, las tres obras maestras indiscutidas de los cinco conciertos del músico alemán. Las versiones de estos dos grandes artistas son hoy consideradas registros angulares del panteón clásico. La fuerza interpretativa de Zimerman y la performance del extrovertido y poco protocolar Bernstein, no solo es un jolgorio auditivo, sino también visual. 

Beethoven, concierto para piano No 5, "Emperador"

Arturo Benedetti Michelangeli grabó poco. Distante e introvertido, el pianista italino dejó, sin embargo, una huella indeleble en el sello Deutsche Grammophon. La razón: sus autoritativas interpretaciones de los románticos e impresionistas. Prueba de eso es esta versión del último de los conciertos para piano de Beethoven, el número 5, llamado "Emperador", dedicado al archiduque Rodolfo de Austria. Está dirigido por Carlo Maria Giulini ante la Orquesta Filarmónica de Viena. El registro data de 1982.

Chopin, concierto para piano No 1

En esta grabación de 1996, dirigida por Charles Dutoit frente a la NHK Symphony Orchestra, Martha Argerich desmuestra por qué razón obtuvo el primer lugar de la prestigiosa Competencia Internacional Frédéric Chopin en 1965. Fuerza, claridad y una técnica para salir helado, el espectador quedará satisfecho de ver a esta gran artista en escena.

Schumann, concierto para piano op. 54

Este archivo es un tesoro desde todo punto de vista. Se trata de la interpretación del chileno Claudio Arrau (uno de los 20 mejores pianistas de la historia, según BBC Music Magazine), con la Orquesta Filarmónica de Londres, que dirigió el británico George Hurst en 1963. Ese mismo año, Arrau tocó en el Royal Concertgebouw el mismo concierto (además del de Grieg). Esta es una pieza insoslayable del repertorio romántico, tan familiar al intérprete chileno. La composición de esta obra data de 1845 y es uno de los conciertos más interpretados por los grandes pianistas. Según los expertos, este concierto tiene el carácter de una fantasía de amor entre dos personas, claramente, el mismo Schumann y su esposa, la virtuosa concertista Clara Schumann. Este fue el único concierto para este instrumento escrito por el compositor alemán.

Brahms, concierto para piano No 2

Los dos conciertos para piano que escribiera Johannes Brahms son obras fundamentales. Profundos y extensos, el número 2 fue escrito dos décadas después que el 1 y a diferencia de este último, aquí "se siente más como una monumental pieza de cámara, donde las ideas musicales se intercambian más que se confrontan", sostuvo el pianista y escritor Stephen Hough. La sobresaliente interpretación de un joven Krystian Zimerman, junto a la Orquesta Filarmónica de Viena, dirigida por Leonard Bernstein en 1984, es prueba de aquello. 

Tchaikovsky, concierto para piano No 1

Este es uno de los conciertos para piano más conocidos del repertorio romántico. Tiene innumerables versiones disponibles en YouTube (la de Argerich, la de Kissin, la Yuja Wang, de Barenboim, Pletnev y más). Recomendar la interpretacion de 1969 del vocánico Emil Gilels (al piano, con la Sinfónica del Aire, en dirección de Alfred Wallenstein) se debe a dos grandes razones: primero, por tratarse de uno de los mejores pianistas de la historia hoy poco conocido entre las nuevas generaciones. Segundo, porque sus interpretaciones están por sobre todo, como dijo la BBC Music Magazine, "cargadas de una plenitud en el tono, por un comando único en los largos párrafos musicales, y por estar caracterizadas a menudo por una delicadez asombrosa".

Rachmaninov, concierto para piano No 2

Rachmaninov compuso este concierto entre 1900 y 1901, tras casi cuatro años de sequía inspirativa. La larga depresión que le generó el fracaso de su primera sinfonía lo mantuvo en un crisis tan profunda, que debió recurrir al conocido neurólogo Nikolai Dahl para salir de ella. A este último fue dedicada esta pieza, sin duda uno de los conciertos para piano más meláncolicos del repertorio. La versión más aplaudida la grabó el ruso Sviatoslav Richter, pero debido a la antiguedad de la misma, no existen registros audiovisuales. Hélène Grimaud, junto a la Orquesta del Festival de Lucerne, dirigida por el eminente Claudio Abbado, entrega una versión de alcances significativos. Este fue uno de los últimos conciertos que grabara la pianista fracesa con el italiano, antes de esa discusión que terminó por separar a una de las duplas más aplaudidas del presente siglo. 

Rachmaninov, concierto para piano No 3

Para muchos, esta versión del monumental concierto número 3 de Rachmaninov es la mejor, tanto por su técnica como por su calidad interpretativa. Martha Argerich, con la Radio-Symphonie-Orchester de Berlín, en la dirección de Riccardo Chailly en 1982, hizo olvidar a muchos la recordada grabación de Horowitz. Los típicos adjetivos con que se suele describir el arte de Argerich (volátil, explosiva, quijotesca, asombrosa y cautivante) encarnan perfectamente en esta interpretación magistral. Un dato histórico: este fue el concierto favorito de Rachmaninov de los cuatro que escribió. Fue tocado por primera vez por su compositor en 1909 en Nueva York. La segunda, también por Rachmaninov y otra vez en esa ciudad, la condujo Gustav Mahler. 

Sergei Prokofiev, concierto para piano No 3

Es conocida la dificultad técnica de este concierto, el tercero que compuso Sergei Prokofiev en 1921, y que tocó por primera vez a fines de ese año con la Orquesta Sinfónica de Chicago. La carismática pianista china Yuja Wang debutó en el Royal Concertgebouw, al comando de Daniele Gatti, precisamente con esta pieza en 2010. Si bien las versiones de Argerich con Dutoit, de Kissin con Ashkenazy, y de Toradze con Valery Gergiev, han sido premiadas y aplaudidas, el excelente registro de este video es un festín que da cuenta de la extravagancia de Wang, esa que tantos comentarios ha levantado en el mundo. 

¿Quiere saber quiénes fueron los pianistas más eminentes del siglo XX? Pinche aquí.


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