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Doctora Paula Margozzini: "El COVID va a estar con nosotros al menos todo el próximo año"


La epidemióloga de la Facultad de Medicina, experta en salud pública y miembro del equipo iCovid Chile, hace un llamado a los jóvenes, el grupo etario que tiene la más alta tasa de contagio y a la vez la mayor contactabilidad, a no abrir sus círculos sociales, especialmente en las próximas fiestas.

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photo_camera La epidemióloga, académica e investigadora UC, Paula Margozzini sostiene respecto a las vacunas, que estas cambian el escenario de más largo plazo, pero solo una vez que se alcanza un alto número de personas vacunadas. “Por lo tanto, todavía queda mucho tiempo, de seis meses o un año en que dependeremos de políticas públicas efectivas y la total responsabilidad de las personas”. Créditos: Facultad de Medicina.

Una de las voces más reconocidas en materia de salud pública en Chile, la académica e investigadora UC Paula Margozzini, entrega su perspectiva sobre la actual crisis sanitaria. Subraya que las pandemias están dentro de los eventos catastróficos, en la misma categoría que fenómenos como terremotos, tsunamis, guerras e inundaciones, porque superan la capacidad de reacción de todos los sistemas, incluyendo el de salud.

También sostiene que el mayor dolor de la pandemia está en las personas de menores recursos, que el COVID-19 estará con nosotros todo el próximo año, dado que hasta ahora solo se ha contagiado el 15% o 20% de la población, y que el aumento de los contagios solo comenzará a detenerse cuando el 70% de los chilenos sea inmune, ya sea porque tuvo la enfermedad o se puso las dos dosis de vacuna.

Su conclusión más trascendente es que para mitigar ahora y a corto plazo el daño de la pandemia, hace falta mucha solidaridad, generosidad y compasión.

¿Estamos ya en la segunda ola?
Chile no es un solo Chile, hay 16 distintos, por las diferentes regiones, provincias y comunas. Hay una asincronía y mientras una región está en su primera ola, otras están en la segunda y otras no han iniciado siquiera la primera. Es muy heterogéneo. El extremo sur sí está en la segunda ola, y lo terrible sería que la Metropolitana comenzara con la segunda ola ahora, cuando el sur todavía está subiendo. Lo grave para el país completo va a ser cuando se encienda la Metropolitana de nuevo. Si se relajan las medidas, sí o sí, habrá una segunda ola gigante, porque no se ha contagiado en promedio más del 15% o 20% de los chilenos. Es decir, hay un 80% que todavía está susceptible. Cuán dura sea esta segunda ola en la Región Metropolitana va a depender totalmente de la actitud de las personas. Las segundas olas no van a ser influidas por ninguna vacuna. Aunque se empiece a vacunar mañana. No alcanza. 

"Lo grave para el país completo va a ser cuando se encienda la Metropolitana de nuevo" - Paula Margozzini, epidemióloga de la Facultad de Medicina 

 

El aumento de los contagios, ¿cuánto más puede prolongarse?
Hasta que aproximadamente el 70% de los chilenos sea inmune, ya sea porque tuvo la enfermedad o porque se puso la vacuna. Y eso no va a ocurrir hasta mucho tiempo más. Aunque se comience a vacunar en el segundo trimestre del próximo año, va a demorar mucho el llegar a una cantidad crítica de personas vacunadas. El COVID va a estar con nosotros al menos todo el próximo año. El tamaño de terceras o cuartas olas dependerá básicamente del comportamiento de la población, y de cuán rápido podamos ir aumentando la vacunación. 

¿Qué tan poderosas herramientas son el uso de la mascarilla y la distancia física?
Cada persona tiene el poder de detener los contagios y de evitar muertes, al quedarse en casa y usar mascarilla. La caída de las olas es el resultado de lo que hemos hecho como seres humanos para impactar la pandemia. Las olas no caen por su propio peso, no es espontáneo, eso solamente ocurre cuando se llega a la inmunidad de rebaño, y estamos muy lejos de llegar a eso.

El factor socioeconómico, ¿cómo incide en las posibilidades de contagiarse, enfermar, sobrevivir o morir por COVID-19?
Es tremendamente importante para la incidencia de la enfermedad, la rapidez del diagnóstico, la posibilidad de adherir al aislamiento, la evolución y la letalidad. Las personas de menores recursos tienen más riesgo, porque están más expuestas a situaciones de contagio. Tienen menor posibilidad de teletrabajo, están en el transporte público, quizás deben laborar en lugares cerrados, y viven en condiciones más hacinadas. Muchos son trabajadores informales y no tienen derecho a licencia médica. Además, tienen mayor riesgo de agravarse y morir, porque tienen más enfermedades crónicas. 

Está ocurriendo que algunas personas no dicen en forma completa con quiénes estuvieron en contacto desde dos días antes del inicio de sus síntomas. La razón es que revelar sus nombres puede significar que no habrá ingresos para esa familia, porque el marido, el hijo, no va a salir a trabajar, y son personas que ganan el sustento día a día.  El mayor dolor de la pandemia está en las personas de menores recursos.

"Las olas no caen por su propio peso, no es espontáneo, eso solamente ocurre cuando se llega a la inmunidad de rebaño, y estamos muy lejos de llegar a eso" - Paula Margozzini, epidemióloga de la Facultad de Medicina 


¿Cuál es su mensaje para los jóvenes?
Es el momento de apelar a la misma conciencia social que vimos despertar en jóvenes el año pasado, ya que sin generosidad y solidaridad, habrá mucho dolor. Los jóvenes tienen un poder muy grande para cortar los brotes de contagio. Se relacionan con mucha más gente que los demás, pueden ser “supertransmisores”, especialmente en carretes y al interior de sus familias. Sus círculos pueden ser de 50 personas, versus los 5 de alguien de 60 años. A la vez, son quienes más se contagian. 

Es importante que tomen consciencia de que estar en una reunión de alta concurrencia al interior de un recinto, es casi criminal, una negligencia grave. Un solo caso asintomático, puede contagiar a la mitad de los asistentes. Pero incluso las juntas en el exterior, donde están muchas veces con un vaso en la mano, comiendo, gritando y cantando sin mascarillas, puede ocasionar contagios. De esos jóvenes, uno tiene una mamá con cáncer, otro vive con la abuelita, y así, diversas situaciones. La posibilidad de evitarlo es fácil, se requiere mascarilla, grupo pequeño y juntas cortas (menos de 2 horas), en lo posible, en el exterior y solo con ese grupo más íntimo y cercano. No abrir el círculo. Sobretodo en estas festividades de fin de año. Desearle a la familia un “feliz año nuevo de verdad” es consecuente con quedarse en casa. 

¿Qué aprendizaje dejará esta crisis sanitaria una vez que acabe todo?
Espero que el mayor aprendizaje sea de tipo social, más que de salud. Nos damos cuenta que dependemos unos de otros para poder sobrevivir, que los enfermos crónicos son un grupo poblacional enorme que impacta en el futuro económico y social del país y yo puedo influir para que ese impacto sea menor. La solidaridad, generosidad y compasión significan acciones concretas: quedarme en casa si puedo, realmente hacer las cuarentenas, cumplir las regulaciones; y si comencé cualquier síntoma, aunque sea leve, ponerme la mascarilla en todo momento y aislarme de inmediato, antes que nadie me diga que lo haga y de verdad, llamar y declarar a todos mis contactos. El sistema, los gobiernos, nunca van a ser capaces de reaccionar con la efectividad y rapidez requerida, porque la pandemia es una catástrofe. Por eso se necesita empatizar con esa familia que está cesante o en cuarentena o el adulto mayor solo  y que no tiene recursos o cuidados, facilitándole la conexión, trámites y pagos por internet, las compras necesarias, o los remedios del consultorio. Significa también flexibilidad laboral si soy empleador. Se requiere de acción compasiva de muchos millones de personas. 

¿Cómo valora el aporte de las universidades a esta crisis país?
Ha sido muy relevante. En todas las áreas ha habido aporte. En precisar lo urgente, identificar políticas que podrían ser más efectivas, y en ayudar a los grupos más vulnerables. Por lo menos nuestra universidad ha tenido ese rol. La UC ha tenido un aporte en innovación, en la búsqueda de modelos de trazabilidad, tratamientos, vacunas, y en el apoyo analítico de los datos e indicadores y su comunicación interpretada a la población. La iniciativa ICOVID Chile, por ejemplo, un consorcio universitario que establece un convenio con el Ministerio de Salud y con el Ministerio de Ciencia para ayudar a mejorar la capacidad técnica en validación y análisis de datos y generar nuevos indicadores para los tomadores de decisión. A la vez, la universidad al ser pluralista y no estar identificada con un lineamiento político, ha tenido un rol mediador. La comunicación de riesgo que viene desde la universidad es confiable para la población. También ayuda a evitar que se polaricen políticamente decisiones que deberían ser técnicas. 

Escucha una de las últimas entrevistas dada por la doctora Margozzini a la Radio Cooperativa aquí. 


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