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Columna rectores Sánchez y Vivaldi:

El hogar común


Los rectores Ignacio Sánchez de la UC y Ennio Vivaldi de la U. de Chile se refieren a la experiencia de Tenemos que Hablar de Chile, en una columna que suscriben en El Mercurio. “El Chile que surge en estos diálogos no es una voz única, pero tampoco bandos en lucha: nuestras diferencias conducen a la complementariedad y no a la polarización. Si bien en estas miles de conversaciones también encontramos una extendida sensación de incertidumbre e inseguridad, y un profundo sentido de fragilidad de los proyectos de vida que supera a la pandemia, el relato común que surge es que no somos -a ojos de la propia ciudadanía- un país inviable por sus quiebres y disputas, sino uno que valora inmensamente su diversidad, el entendimiento y la convivencia”, subrayan.

Diálogo de alumnos. Foto Dirección de Comunicaciones

photo_camera A pesar de las complejidades de la crisis social y de la pandemia, más de 100.000 personas, mujeres y hombres de las 346 comunas del país, de diferentes edades y realidades socioeconómicas, respondieron al llamado de Tenemos que Hablar de Chile.- Foto Dirección de Comunicaciones.

“Dialogar, con el propósito de escuchar y comprender. Así nació Tenemos que Hablar de Chile. Hace poco más de un año, nuestras universidades  -junto a otras 27 casas de estudios y más de 40 organizaciones-  se unieron para invitar a la ciudadanía a hablar del país, a responder en una conversación sobre qué hay que cambiar, mejorar o mantener de Chile. A pesar de las complejidades de la crisis social y la pandemia, más de 100.000 personas, mujeres y hombres de las 346 comunas del país, de diferentes edades y realidades socioeconómicas, respondieron a nuestro llamado.

Fue así como conversaron a través de una pantalla expresidentes de Chile, dirigentes sociales, académicos y académicas, grandes y pequeños empresarios, personas dedicadas a la política, integrantes de nuestros pueblos indígenas y adultos mayores. Hubo participantes privados de libertad, personas con discapacidad, escolares, migrantes y, sobre todo, miles de personas cuya única credencial era el deseo de compartir sus historias, anhelos e ideas.

" Hubo participantes privados de libertad, personas con discapacidad, escolares, migrantes y, sobre todo, miles de personas cuya única credencial era el deseo de compartir sus historias, anhelos e ideas"- Rectores Ignacio Sánchez y Ennio Vivaldi.

El Chile que surge en estos diálogos no es una voz única, pero tampoco bandos en lucha: nuestras diferencias conducen a la complementariedad y no a la polarización. Si bien en estas miles de conversaciones también encontramos una extendida sensación de incertidumbre e inseguridad, y un profundo sentido de fragilidad de los proyectos de vida que supera a la pandemia, el relato común que surge es que no somos  -a ojos de la propia ciudadanía-  un país inviable por sus quiebres y disputas, sino uno que valora inmensamente su diversidad, el entendimiento y la convivencia. La empatía también emerge como parte de la identidad nacional, no desde las instituciones, sino desde la idea de una ciudadanía que no es apática al sufrimiento de otros y que se pone a disposición para contribuir al bien común.

Otro hallazgo fundamental es que la conversación sobre Chile es todavía una conversación esperanzada. En ella, predomina la convicción de que es posible lograr que las cosas cambien para bien, y que sea un cambio que transforme nuestra convivencia en favor de la cohesión y el encuentro. Está, también, expandido un anhelo: que las instituciones funcionen para todos y todas, que una ética y práctica respetuosa e integradora marque nuestro trato entre las personas, y que la ciudadanía pueda participar más y mejor de las decisiones que afectan a su proyectos de vida.

"Si bien en estas miles de conversaciones también encontramos una extendida sensación de incertidumbre e inseguridad, y un profundo sentido de fragilidad de los proyectos de vida que supera a la pandemia, el relato común que surge es que no somos  -a ojos de la propia ciudadanía-  un país inviable por sus quiebres y disputas, sino uno que valora inmensamente su diversidad, el entendimiento y la convivencia"- Rectores Ignacio Sánchez y Ennio Vivaldi.

Esa participación es, precisamente, fundamental en el proceso que viene. En ese sentido, la participación de la ciudadanía no significa que de ella emanen necesaria y directamente todas las soluciones y respuestas, que la mirada técnica y científica no sea importante, o que los representantes no tengan que cumplir un rol resolutorio en las decisiones. La participación significa, por sobre todo, un vínculo con la cotidianeidad. Es asegurar una conexión con la diversidad de las chilenas y chilenos; es un puente con sus experiencias y realidades, con sus ideas y anhelos. Sólo de esta forma lograremos un proceso con mayor adhesión y sostenibilidad que resulte en la creación de un mejor futuro para todas y todos.

Con estos resultados, Tenemos que Hablar de Chile avanza a una nueva etapa. Ahora quienes sean electos como convencionales constituyentes tendrán la gran responsabilidad de cuidar esta esperanza, de pasar de la disputa a la construcción, de la divergencia a la convergencia, para así transformar la diversidad de miradas y las diferencias de opiniones en los ladrillos de un hogar común. Nuestras universidades y este proyecto conjunto, estarán disponibles para apoyar en el proceso”.


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