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Expertos analizan la importancia de la educación artística en la fomación escolar


La necesidad de revalorizar la educación en las artes como un camino para alcanzar la formación integral de los escolares, plantearon los expositores del seminario La Educación artística y calidad de la educación, su contribución, organizado por el CEPPE UC y la Universidad Alberto Hurtado.

La crítica a la subvaloración que afecta el ejercicio y la enseñanza de las artes en los colegios y el reconocimiento respecto de las habilidades, competencias y destrezas cognitivas que fomentan a nivel individual y grupal la educación artística, estuvieron en el núcleo de la discusión del segundo seminario del ciclo Diálogos sobre calidad en educación. El objetivo del encuentro fue reflexionar sobre la educación artística y su contribución en el sistema escolar.

El seminario fue organizado por el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación de la UC, CEPPE, y la facultad de Educación de la Universidad Alberto Hurtado y se desarrolló  en las dependencias de esa casa de estudios. Los expositores fueron Alejandra Orbeta, directora de Pedagogía en Artes Visuales de la Universidad Alberto Hurtado (UAH); Luis Hernán Errázuriz, académico del Instituto de Estética de la UC; y Américo Giusti, profesor del Conservatorio de Música y académico de la Escuela de Música de la Universidad de Talca.

Los expertos concordaron en que si no existe voluntad política resulta difícil mover el modelo actual de medición de la calidad de la educación hacia otros paradigmas. El profesor de la Facultad de Educación de la UAH, Juan Eduardo García Huidobro, impulsor del ciclo de charlas, recordó al inicio de la conversación que el esfuerzo de todo el país ha estado orientado durante los últimos años a elevar la calidad en la educación, entendida como resultados de mediciones. “Se llega a una confusión bastante obvia: por supuesto que las competencias en lenguaje y matemáticas son necesarias, pero ellas, por sí solas, no producen calidad. La calidad supone un conjunto de variables más complejas. Supone, por ejemplo, reconocer al otro como un igual y respetar sus derechos”, precisó.

 

La condición humana

Alejandra Orbeta recordó que existe una invisibilización de ciertas áreas del aprendizaje que no son medidas por pruebas estandarizadas, y que la educación artística es impartida por profesores con escasa especialización en el área. “El arte escolar es casi un género aparte. Permite generar espacios de libertad y creatividad, funciona como lugar de distensión para los alumnos. Es un área libre de presión intelectual, que prioriza el trabajo procedimental por sobre el intelectual.  En ese sentido, el arte posee una función en sí mismo”, sostuvo.

El profesor Luis Hernán Errázuriz expuso por su parte que así como existe una dieta alimenticia, existe una dieta curricular diseñada para “alimentar” a los estudiantes con ciertos contenidos, y que la dieta actual se encuentra “desbalanceada”. “Para educar bien no basta con inyectar más conocimiento científico. Chile no se puede abstraer de las mediciones, pero los indicadores no son la meta final. Eso sería empobrecedor de la vida mental. Lamentablemente, el desarrollo de la imaginación, la percepción y la reflexión crítica no son rasgos distintivos de las prácticas escolares actuales”, comentó.

Y agregó: “Aquellas dimensiones que no podemos medir suelen ser las más interesantes, las que confieren sentido a nuestra existencia. La dimensión mística, la dimensión afectiva, la colaboración con otros, la relación con la naturaleza. El mundo de las artes se alimenta justamente de esos insumos, de la relación del hombre con el mundo”.

El último de los expositores, Américo Giusti se refirió a su experiencia como director e impulsor de la orquesta Infantil y Juvenil de Curanilahue. Explicó que “la música da las garantías de sacar lo mejor de cada persona, incluso sirve para combatir la pobreza, ya que el talento termina por ser reconocido y ofrecer mejores condiciones de vida a quien lo desarrolla bien”.

Y agregó: “Ahora se conocen como competencias blandas. Cuando se habla de una orquesta juvenil, se habla de un sistema solidario entre sus partes, que mata la envidia. Cada uno de los 80 intérpretes depende del otro, y cada cual desea que la orquesta suene lo mejor posible, es decir, que a todos les vaya bien, que ejecuten bien sus partes. El imperio de la belleza saca lo mejor de cada uno”.

INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Francisco Zabaleta, CEPPE, fzabaleta@uc.cl


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