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Expertos debatieron sobre cómo evitar que las vacaciones de verano afecten aprendizajes ecolares


Reunidos en un seminario UC los expertos advirtieron que el riesgo sobre todo existe para los niños de menos recursos, quienes ven disminuidos la frecuencia y acceso a otros bienes culturales durante su descanso veraniego.

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photo_camera Archivo UC

Las vacaciones de verano amenazan con disminuir u hacer olvidar algunos de los aprendizajes del año escolar, en especial, entre aquellos niños de nivel socioeconómico desaventajado. Estos no tienen oportunidad de seguir accediendo a nuevas oportunidades de aprendizaje ni a bienes culturales durante su descanso anual, y tampoco ejercitan habilidades lingüísticas superiores ni razonamientos matemáticos desafiantes.

Así lo advirtieron los investigadores que participaron del seminario  " La pérdida de aprendizaje en verano, estrategias para evitarla", organizado por el Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación, CEPPE UC, junto a la Fundación Consejo de Curso. Los invitados fueron Andrés Bernasconi, director del CEPPE-UC; Jorge Figueroa, coordinador nacional de Transversalidad Educativa del Ministerio de Educación; Sebastián Marambio, director ejecutivo de la Fundación Consejo de Curso; Carla Pozo, profesora del Liceo Bicentenario de Talagante; Ernesto Treviño, director del Centro Comparado de Políticas Educacionales de la Universidad Diego Portales y Marcelo Mobarec, director de Programa de Estudios y Desarrollo de Talentos Académicos Penta UC. .

Durante la jornada los panelistas concordaron que esta situación ha pasado desapercibida hasta el momento para la política pública y las comunidades educativas chilenas, pero que sin embargo, en otros países, como Estados Unidos, la investigación sobre este campo lleva más de cien años.

Los investigadores recordaron que en el transcurso del verano, los niños de todos los contextos tienden a perder el equivalente a dos meses de habilidades matemáticas. En el caso de los niños más desaventajados, se pierde el equivalente de dos y hasta tres meses de habilidades en lectura y lenguaje, casi un tercio de lo aprendido en el año escolar. Por lo tanto, analizaron qué alternativas existen para sacarle mayor provecho a las vacaciones.

Construir un habitus

El vicedecano de la Facultad de Educación UC Andrés Bernasconi recordó que la educación es un proceso complejo y multifuncional, y que no toda la educación se agota en lo que ocurre dentro de la sala de clases. “Existe educación formal y no formal, que no es sistemática, no es estructurada y por lo general se obtiene del entorno. Estos periodos de receso tienen cierto menoscabo en el avance de la educación formal”, advirtió.

Carla Pozo, profesora del Liceo Bicentenario de Talagante, indicó por su parte que debe haber un equilibrio entre tiempos de aprendizaje y tiempos de descanso. “La Jornada escolar completa y el exceso de materias, entrar a las 08:00 AM y salir a las 18:00 PM, genera rechazo. Nuestro sistema actual estresa, sobre exige demasiado, y no deja tiempo para ser niño, para jugar. Falta tiempo para lo lúdico, para las actividades recreativas, en las que también se puede aprender de otro modo, como en las Escuelas de Verano”, precisó.

Ernesto Treviño, director del Centro Comparado de Políticas Educacionales de la Universidad Diego Portales, propuso que el efecto verano es otra forma de la desigualdad, y que este efecto impacta sobre todo en aquellos niños de situación más desaventajada, con bajos niveles de logro en las pruebas. “Los apoyos que reciben los estudiantes en verano son muy desiguales. Algunos estudiantes no se acuerdan de nada cuando regresan a la escuela en marzo.  La solución no pasa por extender más el calendario escolar, sino con mejorar el acceso desigual a distintas actividades culturales durante el verano”, sostuvo,

Acceso al teatro, idas al cine, visitas a parques nacionales, ejercitar la lectura y hablar sobre lo que se leyó, asistir a conciertos o museos, participar en talleres y recorrer sitios históricos son algunas de las actividades que deberían incluirse en la agenda estival, explicó el investigador de la UDP. “Hay que construir un habitus, generar oportunidades de aprendizaje distintas a las del resto del año, y en lo posible en grupos pequeños, para facilitar la reflexión y la interacción”, recomendó Treviño.

Marcelo Mobarec, director de Penta UC, expuso sobre el modelo de trabajo de este programa de la UC, que trabaja con niños de altas habilidades cognitivas, elevados niveles de motivación y que provienen de sectores vulnerables. Estos niños son identificados por el colegio primero y pueden permanecer en el programa Penta UC hasta por siete años, período durante el cual el programa establece objetivos no sólo académicos, sino también socioafectivos y de relaciones interdisciplinarias. “Si estás en una escuela de alto rendimiento y dejas de entrenar, muy probablemente habrá un receso en marzo. Dado eso, en Penta UC tratamos de mantener las oportunidades de aprendizaje y de enriquecimiento curricular, con muchas salidas a terreno y actividades que no siempre tienen cabida en el currículum regular”, explicó.

 

Proceso integral

Sebastián Marambio, director ejecutivo de Fundación Consejo de Curso, recordó que un estudiante pasa sólo cerca del 25 por ciento de su vida despierto en el colegio, y que es el otro 75 por ciento del tiempo, que transcurre fuera del colegio, lo determinante. “Queremos que todos los niños en Chile tengan más acceso a oportunidades de aprendizaje fuera del sistema escolar.  Hay que hacer un esfuerzo conjunto como sociedad para incentivar e inspirar, sobre todo a los niños más vulnerables, a quienes no podemos excluir del sistema”, declaró. Y agregó que más que los contenidos, importan las habilidades.

 


INFORMACIÓN PERIODÍSTICA

Francisco Zabaleta, Facultad de Educación, fzabaleta@uc.cl


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