Inédito encuentro de históricos vicerrectores de Comunicaciones en la Casa Central
Muchas vidas, muchas historias, en el comedor de rectoría de la Universidad Católica en abril pasado. Eso fue la reunión inédita a la que convocó el nuevo vicerrector de Comunicaciones, Eduardo Arriagada, a todos los que lo antecedieron en el cargo en los últimos 50 años.
photo_camera En la fotografía, de izquierda a derecha aparecen las y los vicerrectores de comunicaciones Patricio Gross, Hernán Larraín, Silvia Pellegrini, Francisca Alessandri, Luz Márquez de la Plata, Paulina Gómez, Magdalena Amenábar, Rosa María Lazo y Eduardo Arriagada. Créditos: César Dellepiane
Desde la anécdota de la llegada de un joven Nicanor Parra a las oficinas de Patricio Gross, para mostrar sus servilletas de las que nacería luego “Artefactos”; hasta la envidia confesada a Silvia Pellegrini por un miembro de la Universidad de Harvard sobre el poder mediático de la UC cuando aún contaba con el Canal 13.
Esas fueron parte de las historias que compartieron los vicerrectores que respondieron a la cita: Magdalena Amenábar, Paulina Gómez, Luz Márquez de la Plata, Hernán Larraín, Francisca Alessandri y Rosa María Lazo, más los nombrados Silvia Pellegrini y Patricio Gross.
Hernán Larraín recordó los primeros pasos de Teleduc, un programa emblemático de televisión de educación a distancia, y la forma en que Alfonso Sweet y Gonzalo Bertrán dieron el gran impulso del Club Deportivo UC. Pellegrini también relató el origen de la medalla del profesor titular y la aventura que significó la aprobación del Vaticano.
Los relatos pasaron entonces por las protestas masivas del 2011, los reclamos por el trato a los animales de laboratorio y la hermética venta de Canal 13.
Luego pasarían los complejos tiempos del estallido social, la pandemia del covid 19, la toma feminista, la compra de la radio Bethoven. Y en último tiempo, vinieron te- mas como la muerte del expresidente Sebastián Piñera, la nueva cara de la Revista Universitaria y el Centro de Extensión de Pirque, con la instalación de la estatua de Papelucho, dándole todo el sentido a la que fuera la casa de la familia Huneeus. Al final el encuentro culminó con una foto para la historia.
