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Tomás Domingo Moratalla

La invitación a pensar una nueva ética a la altura de los tiempos


En la última presentación del Ciclo de Conferencias en Éticas Aplicadas UC 2021, el académico de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (España) planteó la necesidad de innovar los modos de deliberar y de una sabiduría práctica focalizada en la responsabilidad.

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photo_camera Confrontados a las posibilidades de la tecnofilia y la tecnofobia, el académico invitó a promover la tecno responsabilidad, que desafía a trascender las éticas tradicionales centradas en lo bueno y lo correcto: “Debemos observar lo que está sucediendo en el entorno para forjar una ética de lo que conviene y de lo que es adecuado”. Imagen: PEXELS

Desde Madrid, el profesor titular e investigador de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Tomás D. Moratalla, expuso sobre “Responsabilidad: presupuesto y tarea de la práctica de la ética aplicada”. Cristina Bustamante, académica de la Facultad de Teología encargada de comentar la exposición, dio cuenta de la vasta trayectoria y trabajo investigativo del conferencista y sostuvo que “lo que él llama una ‘nueva ética’ se inscribe en una filosofía emergente, que hunde sus raíces en el seno de un pensamiento hermenéutico fenomenológico, narrativo y responsivo”.

En su ponencia, el académico relevó el imperativo de actualizar, afianzar, potenciar y cultivar una antropología y ética de la responsabilidad adecuada al siglo XXI, porque “no estamos preparados para responder a las necesidades de nuestra época desde las éticas tradicionales”.

El académico puntualizó que, a la hora de hablar de responsabilidad ética, no debe distinguirse tajantemente entre una llamada ética fundamental y la ética aplicada: “La ética es por sí misma aplicada, pero requiere de la fundamentación que aporta la ética fundamental”. Desde la tradición de la fenomenología hermenéutica, Moratalla consideró que es posible dotar a la responsabilidad de densidad y consistencia, y proponerla como respuesta a las necesidades de nuestro tiempo.

“La ética es por sí misma aplicada, pero requiere de la fundamentación que aporta la ética fundamental” - Tomás D. Moratalla

Recurriendo al origen filosófico del concepto de responsabilidad, el profesor evocó que ella se ha entendido como una cualidad vinculada a la capacidad del ser humano de prometer: “La responsabilidad implica que la persona se compromete con el futuro”. Es decir, el ser humano es un sujeto responsable, que puede, debe y tiene que rendir cuenta de sus actos. Si antes del siglo XX la responsabilidad se entendió limitadamente como “cargar con las consecuencias de lo hecho y asumir las culpas”, luego se ha ampliado su comprensión a “no solo asumir las consecuencias de los actos consumados, sino también hacerse responsable de las decisiones considerando posibles futuras consecuencias”.

A modo de ejemplo, Moratalla vinculó la responsabilidad contemporánea con el desafío fundamental de manifestarse frente al fenómeno del rápido avance de la tecnología, que dota de mayores cuotas de poder y que por eso también exige mayor responsabilidad. Confrontados a las posibilidades de la tecnofilia y la tecnofobia, el académico invitó a promover la tecno responsabilidad, que desafía a trascender las éticas tradicionales centradas en lo bueno y lo correcto: “Debemos observar lo que está sucediendo en el entorno para forjar una ética de lo que conviene y de lo que es adecuado”. Esta ética, puntualizó, debe apelar “al día a día; a las decisiones concretas que tomamos y de acuerdo a las cuales vivimos, para discernir en todos los ámbitos de la vida lo que es necesario hacer, lo conveniente, lo adecuado”.

Moratalla vinculó la responsabilidad contemporánea con el desafío fundamental de manifestarse frente al fenómeno del rápido avance de la tecnología, que dota de mayores cuotas de poder y que por eso también exige mayor responsabilidad.

El académico e investigador habló de una ética crítica que atienda a la experiencia y amplíe lo moral, que históricamente se ha reducido a normas. Esta aproximación crítica permite pensar en la razón como una razón experiencial, como un razonamiento práctico fruto del diálogo: “En el momento de la deliberación, de la toma de decisiones y de su aplicación, entra en juego la prudencia y la responsabilidad, que están vinculadas a una sabiduría práctica que considera la particularidad de cada situación”. 

En el contexto de su propuesta, Moratalla también planteó la importancia de saber adoptar una posición ético-judicativa: “La responsabilidad pasa por la formación del juicio; la ética de la responsabilidad no enseña juicios hechos, enseña a juzgar; y aprender a formar juicios conlleva valorar el diálogo y la deliberación, porque toda ética de la responsabilidad es ética deliberativa”.

El académico insistió en que “el diálogo y la escucha de diversas perspectivas es fundamental para enriquecer el análisis y tomar decisiones más razonables”, motivo por el cual relevó la necesidad de una educación orientada al diálogo y a la deliberación, que implica “aprender a que podemos no tener razón, aprender a ponernos en el lugar del otro y atrevernos a pensar e imaginar algo nuevo”. 

Puede ver la ponencia en el canal de YouTube del ciclo de Éticas Aplicadas.


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